Así era el pacto que tenían Tamara Falcó e Íñigo Onieva: las claves de la deslealtad
Ruptura mediática
Tamara Falcó e Íñigo Onieva acordaron diferentes pactos para hacer de su relación algo lo más duradero posible. Uno de ellos tenía que ver con la discoteca del empresario.
Íñigo Onieva confiesa que le ha puesto los cuernos a Tamara Falcó: "Es la mujer de mi vida".
La ruptura de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha protagonizado todas las cabeceras de la prensa del corazón. La deslealtad del empresario a la marquesa ha sido una de las noticias más comentadas de los últimos días. De hecho, la aparición de Falcó en un acto después de que su novio confesara los cuernos públicamente ha levantado una gran expectación.
Tamara, ante los medios de comunicación, espetó que nunca volvería con Íñigo, pues ha jugado con su confianza, rompiendo los pactos que tenían como pareja. Esta afirmación no sorprende, pues recuerda a las declaraciones que dio la propia Tamara en su documental de Netflix, La Marquesa.
De hecho, la relación de Tamara e Íñigo protagoniza gran parte de la serie. A lo largo de los capítulos, Falcó mostró su buena química con el empresario, explicando además cómo llevó los rumores de infidelidad de su ya exnovio.
En uno de los capítulos, Íñigo Onieva se sienta a la mesa con sus suegros y otros invitados. Ante su atenta mirada, Onieva explicó que Tamara y él tenían un pacto para durar el máximo tiempo posible como pareja. "Con Tamara hay muchos pactos. Todo son pactos", iniciaba la explicación, mirando fíjamente a su suegra, Isabel Preysler.
"Una relación son pactos continuos. Un 'tikitaka'. Una negociación continua. Yo doy, tú das, tú cedes, yo cedo", aseguraba, a lo que Boris Izaguirre, que también se encontraba en la velada, le preguntó por el pacto que tenía con la marquesa. "Para ella es muy importante la religión y la iglesia. Yo le acompaño a la iglesia los domingos, porque para ella es muy importante, y ella me acompaña los viernes a la discoteca", explicó.
Fuentes de Sálvame aseguran que es la discoteca el epicentro de las tentaciones de Íñigo, pues es en su local donde habría dado rienda suelta a los besos, las caricias y las actitudes demasiado cariñosas con otras mujeres. Ese podría ser uno de los motivos por los que Tamara prefería quedarse en casa que acompañarle a la discoteca.
"Que no me acompaña nunca, solo una o dos veces. Yo he ido ya ocho veces a la iglesia y siempre se me caen los párpados", aseguró entre risas el ex yerno de la Preysler. Por su parte, Mario Vargas Llosa, para quitar hierro a la situación, confesó no haber pisado nunca una discoteca.
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