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¡Tremendo!
Oriana Marzoli ha estallado. El Super y la organización de Gran Hermano le han jugado una mala pasada, poniéndola entre la espada y la pared en el terreno emocional. Una jugarreta sin precedentes que marca un peligroso camino en la salud mental de los famosos que se encuentran internos en la casa más famosa de la televisión, ubicada en Guadalix de la Siera.
Pasaban pocos minutos de las once de la noche de este pasado martes cuando Marta Flich ofrecía a Daniele dal Moro, novio de Oriana, subir a la casa para sorprender a su novia. El italiano no lo dudó ni un segundo en aceptar la propuesta y entrar en el coche de camino a la casa del reality de Telecinco. Lo que no se esperaba es que el encuentro se vería truncado por la mecánica de la edición.
El equipo de GH VIP 8 ofreció a Oriana la posibilidad de ver a su novio durante tres minutos a cambio de 12.000 euros del premio final. “Me van a matar si lo cojo pero quiero verlo, te lo suplico”,Me van a matar si lo cojo pero quiero verlo, te lo suplico gritaba Oriana en pleno llanto. “Si lo metes aquí, como concursante, sí que lo pago pero por 3 minutos no. Me importan una mierda 12.000 euros a mí, los tiraría ahora, pero es de todos. No me hagáis esto por favor”, remarcaba.
Los compañeros de Oriana no dudaron en salir a su defensa. “Me parece horrible que se lo pongáis ahí delante. Es demasiado cruel”, espetó Jessica Bueno. Por su parte, Laura Bozzo remarcaba: “Me parece muy mal que le estéis haciendo esto a Oriana. No entiendo esta situación, están poniéndola frente a un dilema que afecta a todos los habitantes de la casa”.
“A lo largo de la edición vais a tener que enfrentaros dilemas así y otros. Esto es GH VIP. Tenéis que ser conscientes de dónde estáis y de que lleváis 4 días de concurso. Os tengo que recordar que este formato este año es así, vais a estar en situaciones en las que lo individual y lo colectivo van a estar confrontándose”, defendió Marta Flich desde el plató.
Al parecer, la negativa de Oriana de gastarse el bote común enervó a su pareja, que se volvió completamente loco. "Estaba gritando como un loco, pateando la puerta y diciendo que iba a llamar a la policía", espetó Álex, que fue testigo del asunto.
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