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¡Muy fuerte!
En la era digital y tecnológica actual, la Inteligencia Artificial ha alcanzado un nivel de desarrollo que ha permitido la creación de imágenes que parecen tan reales como las capturadas por una cámara. Este avance tecnológico, aunque fascinante, también ha traído consigo nuevos desafíos, como el reciente bulo que ha afectado de pleno a la Casa Real española.
El pasado 7 de febrero, los Reyes Felipe VI y Letizia estaban programados para ser fotografiados por la renombrada fotógrafa americana Annie Leibovitz, encomendada por el Banco de España. Leibovitz es conocida por su estilo íntimo y sencillo, capturando retratos en blanco y negro que resaltan la esencia de sus sujetos. Sin embargo, antes de que el resultado oficial de esta sesión saliera a la luz, una supuesta imagen de la Princesa Leonor circuló en las redes sociales.
La fotografía mostraba a la Princesa Leonor en un primer plano, luciendo un jersey negro de cuello cisne, un maquillaje natural y un peinado inusualmente novedoso para ella, un moño alto despeinado de aspecto casual. un moño alto despeinado de aspecto casualAunque se afirmaba que esta imagen era parte de la sesión con Leibovitz, la realidad era diferente. La Casa Real desmintió rápidamente la autenticidad de la fotografía, destacando que la única pareja que posaría para la fotógrafa serían los Reyes, excluyendo a sus hijas.
La explicación detrás de este bulo reside en la capacidad de la Inteligencia Artificial para generar imágenes que parecen auténticas. La herramienta puede crear retratos convincentes sin necesidad de una base real, como se ha demostrado en esta situación. La Princesa Leonor y la Infanta Sofía no estaban en Madrid en ese momento, ya que la primera continuaba su formación militar en Zaragoza, mientras que la segunda cursaba el bachillerato en Gales.
La falsa imagen de la Princesa Leonor resalta los riesgos asociados con la capacidad de la Inteligencia Artificial para crear contenidos visualmente engañosos. Es esencial comprender que estas representaciones generadas por ordenador pueden circular por la red sin un contexto claro, lo que podría poner en peligro la reputación de figuras públicas. Este incidente sirve como un recordatorio de la importancia de verificar la autenticidad de las imágenes en un mundo donde la frontera entre lo real y lo generado digitalmente se vuelve cada vez más difusa.
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