El enigma derivado del gen UBA1
Especialistas en Reumatología recuerdan que el síndrome de VEXAS podría estar detrás de muchos casos de síntomas inflamatorios que no respondan a tratamientos convencionales
El síndrome de VEXAS (acrónimo de Vacuolas, enzima E1, ligado al X, Autoinflamatorio, Somático) es una enfermedad autoinflamatoria recientemente descubierta que ha despertado un creciente interés en la comunidad médica. Descrita por primera vez en 2020 por el equipo del Dr. David Beck en el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, lo hizo en un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, donde junto a otros investigadores identificaron que la enfermedad afecta principalmente a hombres mayores de 50 años, aunque también se han reportado casos en mujeres portadoras del gen mutado. Se considera que su prevalencia está aumentando debido a un mejor conocimiento de su cuadro clínico y un incremento en la sospecha diagnóstica por parte de los profesionales sanitarios.
El síndrome de VEXAS se origina por mutaciones somáticas en el gen UBA1, presente en el cromosoma X. Estas alteraciones afectan a las células sanguíneas y provocan una inflamación sistémica que daña diversos órganos y tejidos. La enfermedad se presenta con síntomas heterogéneos, lo que hace que su diagnóstico sea complejo y, con frecuencia, se retrase.
Entre las manifestaciones clínicas más comunes se encuentran la fiebre recurrente, la fatiga intensa, la pérdida de peso, el dolor articular, la afectación cutánea y la condritis, que es la inflamación del cartílago. También se han observado infiltrados pulmonares, trombosis, vasculitis y afectación renal. A nivel hematológico, los pacientes suelen presentar anemia macrocítica, trombocitopenia y linfopenia, lo que dificulta el diagnóstico diferencial con otras patologías hematológicas y autoinmunes.
El diagnóstico del síndrome de VEXAS es complejo, ya que sus síntomas pueden solaparse con otras enfermedades reumatológicas, hematológicas y autoinflamatorias. Según la reumatóloga del Hospital Universitario Araba en Vitoria, la Dra. Marta López, “para diagnosticar esta enfermedad es necesario contar con una presentación clínica compatible, realizar un aspirado de médula ósea que descarte síndromes mielodisplásicos y permita identificar vacuolas presentes en muchos pacientes, y finalmente confirmar la mutación genética del gen UBA1 mediante estudio molecular”. El síndrome de VEXAS debe ser considerado como un posible diagnóstico en personas con síntomas inflamatorios que no responden a tratamientos convencionales o que dependen de glucocorticoides, y que también tienen anormalidades hematológicas progresivas, especialmente anemia macrocítica y trombocitopenia.
El tratamiento del síndrome de VEXAS es personalizado y depende de la gravedad del paciente. Inicialmente, los glucocorticoides en dosis altas se utilizan para controlar la inflamación, con una reducción progresiva para evitar efectos adversos. Además, pueden administrarse terapias inmunosupresoras, inhibidores biológicos y pequeñas moléculas dirigidas, así como agentes hipometilantes en aquellos con afectación hematológica significativa.
Por tanto, según aclara la doctora López, “el tratamiento debe individualizarse en cada caso. Inicialmente suele ser necesario administrar dosis altas de glucocorticoides para disminuir la inflamación, con la reducción progresiva de los mismos para evitar efectos secundarios”.
El pronóstico de la enfermedad aún no está completamente establecido, ya que los estudios disponibles cuentan con un número limitado de casos. Sin embargo, se considera una patología progresiva, con posibles recaídas y acumulación de daño orgánico, tanto por la enfermedad como por los tratamientos utilizados.
Actualmente, se están llevando a cabo investigaciones para comprender mejor la fisiopatología del síndrome de VEXAS y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas. Las últimas investigaciones sobre la enfermedad abordan algunas de sus complicaciones neurológicas, vasculares o renales; plantean marcadores moleculares concretos, como JAK2; o abren camino en la posibilidad de tratamiento a través de trasplante de médula ósea como una posible opción curativa en algunos pacientes. Algunas líneas de estudio también apuntan al control de los factores de riesgo (como la infección y la trombosis), la transfusión de componentes y el uso de fármacos hematopoyéticos.
“La falta de conocimiento puede retrasar la visita al especialista”
A pesar de ser una enfermedad rara, el síndrome de VEXAS requiere una mayor concienciación entre los profesionales sanitarios y la población. En este sentido, la Sociedad Española de Reumatología (SER) y la Asociación Española de Fiebre Mediterránea Familiar y Síndromes Autoinflamatorios (STOP FMF) han lanzado un video informativo dentro de la campaña Ponle nombre al reuma para dar visibilidad a esta patología. Cuca Paulo, presidenta de STOP FMF, destaca que “todavía muchas de estas enfermedades están infradiagnosticadas, especialmente en Atención Primaria, donde la falta de conocimiento puede retrasar la derivación a los especialistas adecuados”. Además, subraya la importancia del acompañamiento emocional y la atención psicosocial a los pacientes y sus familiares. Según una revisión de estudios publicada el año pasado en Reumatología Clínica, hasta la fecha, la mayoría de los casos han sido descritos en poblaciones de Estados Unidos, Europa, Japón y Australia. En Latinoamérica solo se han reportado tres casos. “Esta falta de información sobre la enfermedad en la región podría deberse a una menor capacidad de diagnóstico y a la falta de conocimiento sobre la enfermedad en la comunidad médica. Dado que el síndrome de VEXAS es una enfermedad rara pero potencialmente grave, es importante aumentar la conciencia sobre esta enfermedad en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica”, señalan los autores.
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