Existen desigualdades educativas que afectan a la mortalidad cardiovascular

Factores sociales en sanidad

Las patologías cardiovasculares impactan con mayor intensidad en quienes cuentan con un menor grado de formación académica

Andalucía y Murcia registran los índices más elevados

Actividades habituales en una Unidad de Rehabilitación Cardiaca de un centro hospitalario.
Actividades habituales en una Unidad de Rehabilitación Cardiaca de un centro hospitalario. / Archivo
Ramiro Navarro

24 de febrero 2025 - 10:00

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de muerte en España, a pesar de los avances en prevención y tratamiento. Sin embargo, la carga de estas patologías no se distribuye de manera uniforme en la población. Un estudio reciente publicado en Gaceta Sanitaria revela que las desigualdades educativas tienen un impacto significativo en la mortalidad cardiovascular, con diferencias notables entre comunidades autónomas.

El estudio, realizado por Enrique Pérez-Miguel y Sergi Trias-Llimos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, analizó la mortalidad por ECV en España entre 2016 y 2021. Se utilizaron datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) para evaluar las tasas de mortalidad en personas de 35 años o más, diferenciando por sexo, nivel educativo y región. Los investigadores estimaron las tasas de mortalidad estandarizadas y calcularon los índices de desigualdad relativa y de pendiente. Los resultados muestran que la mortalidad cardiovascular es más elevada en personas con menor nivel educativo, reflejando una fuerte asociación entre factores socioeconómicos y salud.

A nivel nacional, el estudio reveló que la desigualdad en mortalidad cardiovascular es mayor en mujeres que en hombres. El índice de desigualdad relativa (RII) fue de 1,79 en mujeres y 1,59 en hombres, lo que indica que las mujeres con menor nivel educativo tienen una probabilidad 79% mayor de morir por ECV en comparación con aquellas con estudios superiores, mientras que en los hombres la probabilidad es un 59% mayor. La magnitud de estas desigualdades varía según la comunidad autónoma. Baleares y Canarias presentan las mayores desigualdades educativas en mortalidad cardiovascular, mientras que La Rioja es la región con menor brecha educativa en la mortalidad por ECV. Andalucía y Murcia tienen las tasas de mortalidad cardiovascular más altas del país, mientras que Madrid y Navarra presentan las más bajas.

El acceso a la atención especializada en enfermedades cardiovasculares es desigual dentro de la comunidad. En las zonas rurales, los tiempos de espera para consultas con especialistas pueden ser más largos y la disponibilidad de programas de prevención es menor en comparación con las áreas metropolitanas. Esta brecha en la atención sanitaria contribuye a que los efectos de las enfermedades cardiovasculares sean más graves en personas con menor nivel educativo.

Otro factor determinante en Andalucía es la prevalencia de hábitos poco saludables en la población con menor nivel educativo. El tabaquismo, la alimentación poco equilibrada y la falta de actividad física están más extendidos en estos grupos, lo que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. A pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias para promover hábitos saludables, la información y el acceso a estos programas no siempre llegan a las poblaciones más vulnerables.

Las diferencias en la mortalidad cardiovascular según el nivel educativo pueden explicarse por varios factores. Las personas con menor nivel educativo tienen mayor probabilidad de presentar factores de riesgo como tabaquismo, hipertensión, diabetes y obesidad. Además, regiones con mayores desigualdades de ingresos, como Canarias y Baleares, también presentan mayores brechas en salud. La descentralización sanitaria en España influye en la disponibilidad y calidad de los servicios sanitarios, afectando de manera desigual a la población. También influyen los factores culturales y sociales, ya que la percepción del riesgo cardiovascular y la adherencia a tratamientos dependen en gran medida del nivel educativo y la información disponible.

Además, es necesario diseñar programas regionales de intervención con enfoques específicos para comunidades con mayores desigualdades, como Canarias y Baleares, y establecer mecanismos de seguimiento y evaluación de políticas para medir la evolución de la desigualdad en salud a lo largo del tiempo.

Situación en Andalucía

Andalucía destaca en el estudio como una de las comunidades con mayor tasa de mortalidad cardiovascular en España, especialmente en personas con menor nivel educativo. La combinación de factores socioeconómicos, hábitos de vida poco saludables y desigualdades en el acceso a la atención sanitaria contribuyen a esta situación. La población con menor nivel educativo en Andalucía presenta un mayor índice de obesidad, hipertensión y diabetes, factores de riesgo clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Además, la región experimenta desigualdades en la disponibilidad de recursos sanitarios, con diferencias significativas entre áreas urbanas y rurales. El acceso a la atención especializada en enfermedades cardiovasculares es desigual dentro de la comunidad. En las zonas rurales, los tiempos de espera para consultas con especialistas pueden ser más largos y la disponibilidad de programas de prevención es menor en comparación con las áreas metropolitanas.

Los hallazgos del estudio refuerzan la necesidad de implementar políticas públicas dirigidas a reducir las desigualdades en salud, especialmente en las comunidades más afectadas. Es clave promover estilos de vida saludables a través de campañas educativas adaptadas a distintos niveles socioeconómicos para reducir factores de riesgo cardiovascular. También se debe garantizar un acceso equitativo a la atención sanitaria mediante políticas que proporcionen una cobertura adecuada para poblaciones vulnerables. Son muy importantes los programas de prevención, con especial atención en las poblaciones de menor nivel educativo y en áreas rurales, generalmente con menor acceso a la atención médica. Según el estudio, Canarias y Baleares, son las dos comunidades que requieren más esfuerzos.

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