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Salud mental
El suicidio es un fenómeno que está siendo estudiado entre los jóvenes de diferentes países del mundo a la luz de los cambios sociales, culturales, económicos y tecnológicos contemporáneos. El aumento de los casos de bullying y cyberbullying en nuestro país, está aumentado a la par los suicidios en personas jóvenes. Un problema cada vez más real que, en muchas ocasiones, afecta de lleno a los estudiantes debido al entorno escolar. De hecho, para muchos de ellos, las escuelas son un ambiente hostil y están lejos de ser apoyados por las instituciones. El acoso escolar se cobra alrededor de 200.000 suicidios al año entre jóvenes de entre 14 y 28 años, según un informe realizado por la Organización Mundial de la Salud junto a Naciones Unidas.
En España este tipo de acoso ha crecido en la mayoría de las escuelas primarias o secundarias y que existe, según cita el informe, "un agravamiento en la intensidad de los ataques y en la agresividad sin límite de los chicos", cita el informe. Un evento estresante que puede conducir al suicidio en niños que sufren trastornos de la salud mental como la depresión.
A esto se suma la falta de actuación por parte de los centros y docentes, que no siempre responden adecuadamente a estas situaciones, la mayoría de veces no por apatía, sino por falta de herramientas. Comprender los programas de prevención en la educación y saber reconocer ciertas señales, es fundamental para saber cómo prevenirlo o actuar ante un posible caso de intento de suicidio.
Los datos siguen siendo alarmantes, lo que obliga a poner en el punto de mira lo que ocurre en las aulas. En este sentido, desde las instituciones están lanzando protocolos de actuación para aplicarlos en este nuevo curso que acaba de comenzar. El protocolo, dirigido a profesionales de la docencia, recoge en detalle el proceso de planificación de acciones para la protección del alumnado que, aún hoy día, suponen “un auténtico reto de abordaje y respuesta por parte de los centros educativos”, explica el lanzado por la Subdirección General de Inspección Educativa de la Viceconsejería de Organización Educativa de la Vicepresidencia, Consejería de Educación y Universidades de la Comunidad de Madrid (‘Protocolo de prevención del riesgo de conducta suicida y autolesiones del alumnado’.)
El texto se introduce reconociendo la necesidad de atender ''el desarrollo emocional del alumnado en los tiempos que nos toca vivir en la actualidad. Y también con la obligación de incorporar en diferentes ámbitos, el diseño e implementación de planes''. El texto recoge, a lo largo de sus 30 páginas, la normativa sobre la materia, y algunas cuestiones a abordar dentro de las medidas a aplicar una vez reconocidos los casos.
En este sentido, el protocolo está dividido en dos fases. Primero se deben evaluar las posibles situaciones de peligro, entrevistar a los familiares, entrevistar a los estudiantes en caso de riesgo de suicidio, señales de alerta en los estudiantes, detección de autolesiones recurrentes (tanto en domicilio familiar como centro educativo), factores de protección y riesgo tanto en el colegio como en otros entornos, orden del centro educativo, etc. Con toda esta información se debe acudir al asesoramiento de una ayuda externa y establecer un plan de medidas provisionales.
En la fase dos, se hace hincapié en recopilar información detallada de cada caso para hacer un seguimiento exhaustivo del proceso. En este paso, los síntomas ya serán más evidentes y habrá que abrir un plan individualizado para implementar en los diferentes hábitos , extremar las medidas de cuidado, atención, acompañamiento y supervisión del alumno/a, estar en continuo contacto con familiares para informar y recibir información sobre cualquier novedad, así como establecer un canal de comunicación con los psicólogos o los profesionales encargados del soporte emocional dentro y fuera del centro.
Asimismo, se incluyen dos anexos de especial interés para comprender la conducta suicida y las autolesiones suicidas (NSS) en niños y adolescentes, documentando en un expediente único toda la información que va generándose en el desarrollo del protocolo, con especial énfasis en la protección de datos relativos a la información de los estudiantes.
Tal y como indica, en función de cada caso y situación concreta, el centro educativo puede adaptar y ajustar su grado, modo e intensidad de implementación del protocolo, siendo fundamental contar con el asesoramiento de los especialistas en salud mental para su desarrollo e implementación.
Los protocolos solo se cerrarán en los siguientes casos:
Los niños con riesgo de suicidio están deprimidos o ansiosos, abandonan sus actividades, hablan sobre asuntos relacionados con la muerte o sufren cambios repentinos de comportamiento. Todos estos cambios, además de la observación de las relaciones interpersonales con el resto del grupo, serán fundamentales para reconocer nuevos casos.
Según indica el protocolo, a partir de este momento, el docente deberá actuar de la siguiente manera:
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