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Jaime Sicilia
Jornada de caídas
coronavirus
Mirar el futuro y hacerlo con optimismo. Esa es la premisa principal a la que todos aspiramos desde que la llegada de una pandemia mundial coartara sin previo aviso nuestras vidas. Tras más de un año de espera, el aterrizaje de las vacunas ha supuesto un motivo para la esperanza. La esperanza de salvar vidas, de no vivir con la enfermedad y desprendernos de la incertidumbre. Pero también la de volver a un concierto, abrazarnos sin miedo, bailar en una fiesta nocturna o tomar unas copas con amigos. Las posibilidades, a corto plazo, aún no son suficientes pero el estudio de las medidas no farmacológicas (NPI) podrían ser la solución.
Según un artículo publicado en The Conversation, se trata de medidas de Salud Pública, distintas al uso de vacunas o medicamentos, aplicadas en el caso de enfermedades infecciosas que podrían servir para cortar las cadenas de transmisión y reducir las posibilidades de contagio. Su objetivo es disminuir el número de contactos y proteger a las personas más vulnerables.
Los eventos masivos han causado un mayor riesgo de contagio al desarrollarse en espacios cerrados, con poca ventilación y la intensidad del contacto entre los asistentes. La realización de estos eventos durante la pandemia de covid-19 tiene el potencial de sobrecargar los recursos de planificación y respuesta del país o comunidad anfitriona.
Los estudios a nivel europeo indican que las NPI ya están teniendo efecto en la reducción de la transmisión del SARS-CoV-2 en pruebas piloto en diferentes países. En España, ya lo hemos podido ver en el concierto de Love Of Lesbian -en Barcelona- o las pruebas de ocio nocturno celebradas en Sitges.
En este estudio, las personas con resultados negativos en la prueba de antígenos previa fueron asignadas aleatoriamente, bien al grupo de intervención (y acudieron al evento), bien al grupo de control (y no acudieron al evento) manteniendo su vida habitual. En este estudio no se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos.
Para ello, en España, se estableció un marco que evaluaba los riesgos de transmisión en este tipo de eventos. Conforme se fueron mitigando las restricciones por la evolución epidemiológicas, se abrió la ventana a un mayor número de escenarios multitudinarios que trajeron consigo una una batería de medidas oportunas para reducir al máximo el riesgo al contagio y el impacto de la enfermedad.
Las pautas epidemiológicas giran en torno a los posibles cambios en la situación de cada comunidad autónoma, provincia, municipio o unidad territorial en el que se desarrolle el evento. Además, también debe tenerse en cuenta la situación de aquellos lugares de los que se esperan asistentes.
Entre los aspectos mencionados a tener en cuenta en este tipo de eventos masivos están:
• La concentración (densidad) de la multitud
• La naturaleza del contacto entre participantes
• La profesión de los participantes y su posible prevalencia de infección o de exposición previa
• El número de participantes provenientes de países o áreas afectadas por COVID-19
• La edad de los participantes
• El tipo o propósito del evento
• La duración
• El modo de viaje de los participantes.
-Pruebas de antígenos negativas en las horas previas al evento
-Exclusión de participantes con diagnóstico de covid-19 en los 14 días previos.
-Utilización de mascarillas durante todo el evento era imprescindible
-Mantenimiento de una temperatura constante
Se ha considerado permitir beber, comer o fumar en lugares específicos para lo cual se tendría que retirar la mascarilla. La distancia de seguridad no siempre se ha considerado como una medida a incluir. Por último, la ventilación se procura manteniendo las puertas de los locales abiertas, ya que suelen carecer de ventanas exteriores.
La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha elaborado una nota en la que advierte que es imprescindible contar con protocolos de seguridad y recursos suficientes para controlar las medidas de prevención y minimizar los riesgos de estos eventos.
Para la SEE, algunas de las medidas imprescindibles son: las pruebas de antígenos negativas el mismo día del evento, una adecuada ventilación de los espacios, el uso de mascarillas y, sobre todo, la vigilancia activa de posibles casos positivos.
Otros aspectos relevantes son: contar con protocolos de seguridad y personal suficiente para garantizar el cumplimiento de las medidas de protección así como evitar el consumo de bebidas y alimentos en el local.
Por último, la SEE menciona que el aspecto más importante a tener en cuenta tras la celebración de estos eventos es el de la vigilancia y control epidemiológico. Además, la programación de los eventos debe incluir un protocolo que contemple la búsqueda activa de los nuevos casos positivos que pudieran producirse.
Por ahora, y hasta que la situación esté controlada con la inmunidad de grupo, la seguridad, los recursos y la vigilancia son las únicas aliadas para recuperar el futuro,la vida y la preciada normalidad.
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