Perimenopausia: qué es, síntomas y cómo podemos reconocerla
Investigación y Tecnología
Finaliza cuando la mujer ha pasado 12 meses consecutivos sin tener menstruación
Los cambios menstruales suelen ser el primer indicio, pero los síntomas físicos y emocionales pueden aparecer de forma esporádica
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La perimenopausia es una etapa de transición natural en la vida de una mujer que precede a la menopausia. Lo que sucede durante este periodo, es que los niveles de estrógenos, una de las principales hormonas femeninas, comienzan a sufrir variaciones de manera significativa, por lo que va a provocar en la mujer una serie de cambios tanto físicos como psicológicos. Esta etapa suele iniciarse en torno a los 40 años o incluso antes y puede durar entre varios meses hasta incluso unos años y finaliza cuando la mujer ha pasado 12 meses consecutivos sin tener menstruación, momento en el que se considera que ha llegado a la menopausia.
Cambios físicos durante la perimenopausia
Uno de los primeros síntomas de la perimenopausia suele ser la irregularidad en los ciclos menstruales. A medida que los niveles hormonales comienzan a variar, los ciclos pueden acortarse o prolongarse, y es posible que los periodos sean más abundantes o más ligeros de lo habitual. Todos estos cambios que se producen en la menstruación es una señal que nos indica que nuestros ovarios están empezando a producir menos estrógenos.
Junto con las alteraciones en el ciclo menstrual, muchas mujeres experimentan sofocos, que son sensaciones repentinas de calor, generalmente en la parte superior del cuerpo, pueden ir acompañadas de sudoración excesiva y enrojecimiento de la piel, pueden durar desde unos pocos segundos hasta varios minutos y suelen ser más frecuentes por la noche, lo que puede afectar a la calidad del sueño. Este fenómeno, conocido como sudores nocturnos, que puede derivar en insomnio o sueño interrumpido, lo que va a tener una repercusión en el nivel de energía al día siguiente.
"Muchas mujeres presentan episodios de irritabilidad, ansiedad, tristeza o incluso depresión"
Otro síntoma común es la sequedad vaginal, causada por la disminución en la producción de estrógeno, lo que puede provocar molestias, irritación y dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). La sequedad vaginal también puede predisponer a las infecciones del tracto urinario y vaginal, debido a la alteración de la flora bacteriana normal y la disminución de la elasticidad y lubricación natural de la vagina.
La fatiga, el aumento de peso, especialmente alrededor del abdomen, y la disminución de la densidad ósea también son características de la perimenopausia. Los cambios metabólicos provocados por la alteración hormonal pueden hacer que sea más difícil para algunas mujeres mantener su peso, incluso si no han cambiado sus hábitos alimenticios o de actividad física. El debilitamiento de los huesos, aunque menos evidente a corto plazo, puede aumentar el riesgo de osteoporosis a medida que avanza el tiempo.
Además, es común experimentar cambios en la piel que se vuelve más seca y pierde elasticidad, así como también en el cabello el cual se vuelve más fino y quebradizo.
Impacto psicológico de la perimenopausia
El impacto emocional de la perimenopausia puede ser igual de significativo que los cambios físicos. Uno de los síntomas más comunes en esta fase son las alteraciones del estado de ánimo en el que muchas mujeres presentan episodios de irritabilidad, ansiedad, tristeza o incluso depresión. Estos cambios de humor pueden estar relacionados tanto con la fluctuación hormonal como con otros factores, como la interrupción del sueño o el estrés asociado a los síntomas físicos.
La variación en los niveles de estrógeno y progesterona influyen directamente en los neurotransmisores cerebrales, como la serotonina, que están relacionados con el estado de ánimo, por lo que nos vamos a sentir emocionalmente más sensibles, con posibles síntomas de ansiedad o una sensación generalizada de inquietud. Además, si existen factores estresantes externos, como el cuidado de los hijos, el trabajo o las preocupaciones financieras, estos pueden amplificar las emociones negativas.
"La perimenopausia, aunque es una fase natural, puede ser una etapa de transición complicada para muchas mujeres"
También puede aparecer una mayor sensación de confusión o dificultad para concentrarse. A veces llamado "niebla mental", este fenómeno se manifiesta como olvidos frecuentes, dificultad para prestar atención o sensación de estar "desconectada". Esto puede ser frustrante, especialmente para aquellas mujeres que no han experimentado este tipo de problemas cognitivos antes. La fatiga y la falta de sueño, provocadas por los sofocos nocturnos o la ansiedad, también contribuyen a esta sensación de desconcentración y pueden dificultar el funcionamiento diario.
La baja líbido o la disminución del deseo sexual es otro síntoma que muchas mujeres experimentan durante la perimenopausia. Esto puede estar relacionado con los cambios hormonales, pero también con la sequedad vaginal y el dolor durante las relaciones sexuales, que pueden hacer que la intimidad se sienta incómoda o menos placentera.
Es importante destacar que no todas las mujeres experimentan estos síntomas con la misma intensidad. Algunas pueden pasar por la perimenopausia con pocos síntomas o con molestias leves, mientras que otras pueden encontrar esta etapa de la vida particularmente desafiante. La variabilidad en la experiencia individual es considerable y depende de una combinación de factores genéticos, hormonales, emocionales y de estilo de vida.
Identificar la perimenopausia puede no ser sencillo debido a la variedad de síntomas y la gradualidad con la que aparecen. Los cambios menstruales suelen ser el primer indicio, pero los síntomas físicos y emocionales pueden aparecer de forma esporádica. Para algunas mujeres, es útil llevar un registro de sus ciclos menstruales y cualquier síntoma asociado para facilitar la identificación de patrones y saber cuándo consultar con un profesional de la salud.
La perimenopausia, aunque es una fase natural, puede ser una etapa de transición complicada para muchas mujeres, tanto física como emocionalmente. Sin embargo, con el apoyo adecuado y el manejo de los síntomas, es posible llevar una vida plena durante este periodo.
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