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SUEÑO
''Me desperté e intenté levantarme pero las piernas no me respondían. Vi una luz acercarse a mí, después se convirtió en siluetas humanas que no identificaba y comencé a escuchar voces de niños. Sentía que alguien me presionaba el pecho'', esto es solo el comienzo del testimonio que Z.G ha relatado a Diario de Sevilla. Se trata de una joven de 28 años que sufre con asiduidad episodios del temido síndrome nocturno conocido como parálisis del sueño.
Pese a que el testimonio parece sacado de un guión de Pesadilla en Elm Street, ni Freddy Krueger ni la ficción son los agentes responsables detrás de estos escalofriantes terrores nocturnos. La conexión entre la mente humana y el propio cuerpo son capaces de superar estos límites y delimitar una barrera entre el sueño y la realidad. El consciente y el subconsciente unidos en un mismo terreno. Pero, ¿cómo se produce y qué es exactamente la parálisis del sueño?
Clasificado como un tipo de parasomnia, se trata de una incapacidad transitoria de efectuar cualquier tipo de movimiento voluntario, solo responden los ojos, y que tiene lugar entre el estado de sueño y de vigilia, ya sea al irse a dormir o al despertarse. En otras palabras: el cerebro esta despierto mientras que el cuerpo sigue dormido y no recibe sus señales. Sin embargo, y para hacerlo más inquietante, la persona tiene plena capacidad visual, auditiva y táctil, pero también es incapaz de comunicarse.
''Veía mi cuarto perfectamente. Al principio, creía que estaba soñando pero me di cuenta a los pocos segundos de que estaba despierta. Me invadió el pánico, me caían lágrimas de los ojos, pero no podía gritar'', explica la joven.
Exactamente el mecanismo que se produce es un desfase temporal entre la entrada en la fase REM -caracterizada por tener una alta actividad cerebral, muy similar a la que tenemos mientras estamos despiertos, por el movimiento ocular rápido y en la que soñamos y captamos información del exterior-, y la de relajación muscular -que la precede y que termina cuando nos despertamos-.
La mala noticia de esta ruptura de la frontera entre la consciencia y el cuerpo es que no llega sola. Suele venir acompañada de experiencias alucinógenas visuales y auditivas, una forma en la que las imágenes del sueño -el subconsciente- se traspasan al propio terreno de la realidad a través de la consciencia despierta. La sensación de asfixia y presión también es un síntoma muy común. ''No podía respirar bien, veía siluetas y sentí que alguien se sentaba sobre mí y me susurraba al oído. Eran niños.'', continúa esta granadina.
La experiencia puede resultar eterna para quien la sufre, pero en tiempo real no suele sobrepasar los 5 minutos. ''Sentía que se me aceleraban las pulsaciones. Intenté tranquilizarme y pensar que no era real. Poco a poco a poco fui sintiendo un hormigueo en el resto del cuerpo hasta que pude moverme'', explica Z.G.
Las causas exactas que provocan esta parasomnia se basan en ciertos patrones y factores que tienen en común todos los individuos que la sufren. Entre los más comunes está la falta de sueño, el estrés, horarios desordenados de sueño o el consumo de drogas.
Y no solo eso, ciertas trastornos de salud mental vinculados con la ansiedad, el trastorno de pánico, la bipolaridad o personas que hayan sufrido episodios traumáticos en algún momento de su vida, se conectan directamente con este tipo de vivencias.
''Desde aquel primer día, estuve un tiempo sufriéndolo frecuentemente. Pasaba por un mal momento emocional y perdí el trabajo durante los meses de pandemia. Es cierto que durante aquellas semanas me dormía casi de día por el miedo.'', relata la afectada, quién añade ''no siempre percibía figuras, me pasó en alguna ocasión más, pero seguía sin poder moverme ni respirar como si alguien me lo impidiera''.
Lo curioso es que se trata de un trastorno relativamente frecuente: se cree que un 50% de la población sufrirá algún episodio a lo largo de su vida y que afecta de forma recurrente a un 6% de las personas, sobre todo entre los 20 y los 30 años.
Aunque no existe un tratamiento específico más allá de un análisis del sueño por un especialista,un cambio de hábitos e incluso su normalización en la sociedad, si existen ciertos 'tips' para controlarlo.
Estos pequeños trucos vienen dados por las personas que lo sufren de manera recurrente y ya han aprendido a convivir con él. Lo más común es mantener la calma e identificar que está pasando. ''Hay veces que puedes pensar y mandar mensajes de que todo va a ir bien, empiezas moviendo un dedo y te focalizas en eso. Poco a poco recuperas la movilidad. Se pasa antes o, al menos, evitas las imágenes o el terror'', continúa, aunque también asegura que ''no siempre se puede elegir.''
La granadina también explica que los impulsos nerviosos que no están presentes durante el episodio pueden desencadenarse una vez se produce la reconexión. ''Cuando lo sufrí las siguientes veces, recuperas el control más rápido pero se desencadena otro impulso nervioso en forma de grito o espasmo'', concluye Z.G.
Hay que destacar que, aunque es muy molesto y puede resultar desesperante, la parálisis del sueño no es grave medicamente hablando aunque su padecimiento a largo plazo puede derivar en trastornos mentales o algún problema del sueño como el insomnio permanente. Por ello, lo más recomendable llegado cierto punto es acudir a algún especialista que pueda tratarlo.
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