20 años del cierre de la Escuela de Infantería de Marina en San Fernando

Fue la última de una serie de polémicas decisiones de Defensa que tuvieron un gran impacto en la ciudad y también la más sonada al evidenciar a La Isla que estaba ante el final de una época 

El gobierno municipal llegó a encerrarse en el Ayuntamiento y hasta se declaró al ministro de Defensa -entonces Federico Trillo- persona non grata 

20 años sin mili

Protesta del Ayuntamiento de San Fernando llevada a cabo en 2004 contra el cierre de la Escuela de Infantería de Marina ante las puertas del Ministerio de Defensa, en Madrid.
Protesta del Ayuntamiento de San Fernando llevada a cabo en 2004 contra el cierre de la Escuela de Infantería de Marina ante las puertas del Ministerio de Defensa, en Madrid.

San Fernando/Era un caluroso 14 de julio y La Isla despertaba con la resaca de su recién comenzada Feria del Carmen y de la Sal cuando la Armada consumó con honores militares el cierre definitivo de la Escuela de Infantería de Marina (EIM), que hasta entonces –y durante la friolera de 125 años– había estado asentada en San Fernando, junto a las dependencias del Tercio de la Armada. 

La medida adoptada en el año 2004 por el Ministerio de Defensa dentro del proceso de reorganización y modernización de las Fuerzas Armadas que se afrontó en esos años –y que también había supuesto poco antes la desaparición del servicio militar obligatorio, con el consiguiente impacto negativo que tuvo para La Isla– desató una crisis política y social sin precedentes en San Fernando, que desde la década de los 90 venía exigiendo la liberación de los terrenos de Camposoto para su desarrollo turístico. Fue, en cierto modo, un punto de inflexión del que se cumplen ahora 20 años. 

Porque la Escuela de Infantería de Marina –por la que, según la cifras de la época, pasaban al año unos 600 alumnos– no era una unidad especialmente relevante para la ciudad, pero sí la última polémica en una cadena de sonados cierres y trasladados de unidades militares que se había sucedido en muy pocos años y de los que San Fernando, que no se había conseguido todavía sobreponer al gope que había supuesto la supresión de la mili, siempre había salido perjudicada. 

Así que muchos isleños al ver las consecuencias económicas que acarreaba el cierre de unidades de la Armada que hasta entonces habían estado firmemente asentadas en la zona –desde Janer a la misma Capitanía General, que todavía tardaría unos años en transformarse en un museo naval– empezaron a poner en tela de juicio ese discurso de 'militares fuera' que había tenido su recorrido años antes, cuando en los programas electorales se dibujaron los primeros campos de golf y complejos hoteleros en el otro extremo del municipio, en los terrenos de Camposoto colindantes a la playa. 

La Escuela de Infantería de Marina, el día que cerró sus puertas en San Fernando. Hoy las dependencias son utilizadas por el Tercio de la Armada.
La Escuela de Infantería de Marina, el día que cerró sus puertas en San Fernando. Hoy las dependencias son utilizadas por el Tercio de la Armada. / E.P.

El protocolo suscrito con Defensa para la desafectación de suelos militares se había firmado un par de años antes sin que hasta el momento se hubiesen visto resultados en la práctica mientras La Isla no dejaba de perder instalaciones militares y de sufrir con el cierre de cada una de ellas el consiguiente impacto económico. Así que, en un momento también de fuerte crisis en el sector naval, que supone el otro pilar histórico de San Fernando junto a la Armada, La Isla asistía con frustración al final definitivo de una gloriosa época sin una alternativa clara de futuro.  

El Ayuntamiento isleño –gobernado entonces por el desaparecido Partido Andalucista, con Antonio Moreno al frente– optó por enarbolar la pancarta de 'No a la discriminación de San Fernando' e iniciar un exhaustivo calendario de movilizaciones para denunciar la situación a la que se había visto abocada la ciudad.

El cierre de la Escuela de Infantería de Marina, motivado por el traslado y la unificación de los centros docentes militares de este cuerpo en la ciudad de Cartagena, no consiguió escapar de las sospechas de favoritismo al excluir a La Isla de estos planes. Tanto es así que el Ayuntamiento llegó incluso a adoptar una insólita decisión al declarar ese mismo año persona non grata al ministro de Defensa, Federico Trillo. Para asombro de la propia Armada, la Escuela de Infantería de Marina se había convertido en todo un símbolo. 

Meses antes, el gobierno local, arropado por los representantes de los principales colectivos ciudadanos y amparado por las decisiones adoptadas, se había plantado en Madrid exigiendo una reunión con el ministro Trillo y había desplegado a las puertas de la sede de Defensa, en el Paseo de la Castellana, esa gigantesca pancarta que denunciaba la discriminación de San Fernando y que durante todo el año estuvo colgada en los balcones de la fachada principal del Ayuntamiento. 

Antes se había concentrado también ante la Subdelegación del Gobierno e, incluso, el equipo de gobierno había protagonizado un encierro de 24 horas en el mismo Ayuntamiento. Nunca hasta entonces, a pesar de que las relaciones con Defensa distaban mucho de haber sido ideales, se había llegado tan lejos. Y hasta el momento no se han repetido movilizaciones similares en lo que respecta a los suelos militares. 

“Ponemos a la disposición de la defensa del Estado más de 4 millones de metros cuadrados que supone el 17% del suelo del municipio sin recibir nada a cambio y sin crecer social y económicamente en este suelo tan vital para el futuro de La Isla”, explicaba entonces el Ayuntamiento. Y lo cierto es que esa realidad no ha cambiado mucho desde aquellas fechas. 

Encierro del gobierno municipal en el Ayuntamiento de San Fernando, en 2004, ante el cierre de la Escuela de Infantería de Marina en la ciudad y su traslado a Cartagena.
Encierro del gobierno municipal en el Ayuntamiento de San Fernando, en 2004, ante el cierre de la Escuela de Infantería de Marina en la ciudad y su traslado a Cartagena. / E.P.

No hubo marcha atrás pero...

Las reivindicaciones que el municipio trasladaba al Gobierno central –todo aquello pasó en el último año del PP de Aznar y en los primeros meses del gobierno de Zapatero– se resumían en los siguientes puntos: que se frenara el traslado de la Escuela de Infantería de Marina, la desafectación de los terrenos 'ociosos' de Camposoto, el compromiso para construir en los astilleros isleños (entonces Izar) del próximo buque de la Armada habida cuenta de la falta de carga de trabajo que arrastraba la factoría y la concesión de ayudas económicas especiales para compensar la insularidad del municipio, lo que se dio en llamar el trato especial.

Todo aquello en realidad estuvo lejos de funcionar. El cierre de la Escuela de Infantería de Marina terminó consumándose a mediados de julio, al terminar el curso en el centro docente militar. No hubo marcha atrás por más voces que se alzaran desde San Fernando y por mucho que el Ayuntamiento se empeñara en hacer su 'guerra' al Ministerio de Defensa en contra de una medida que consideraba injusta para la ciudad.

Aunque lo ocurrido en aquellos convulsos meses, en esa crisis de la que ahora se cumplen 20 años, no terminó realmente en un fracaso absoluto. Podría pensarse que las protestas consiguieron crear cierta sensibilidad de Defensa hacia San Fernando, que vio que efectivamente las decisiones adoptadas en el contexto de la modernización y reorganización de las Fuerzas Armadas habían terminado por perjudicar a municipios cuya economía se había articulado históricamente en torno a esa dependencia. Unos años después se anunciaría que el Comandante General de Infantería de Marina (COMGEIM) pasaría a tener su sede en San Fernando, lo que indiscutiblemente reforzaría la presencia del cuerpo en la localidad al convertirse en la principal base para la fuerza. La decisión, en cierto modo, vino a alejar el fantasma de la pérdida de más instalaciones militares en la ciudad y confirmaba una relación histórica que el Ayuntamiento desde entonces se ha cuidado mucho en mimar.  

Y casi en paralelo se impulsó también la adecuación del Museo Naval en las dependencias de la antigua Capitanía General, en pleno centro, que prácticamente quedaron sin uso desde que –también ese mismo año de 2004– se completara la desaparición de la Zona Marítima del Estrecho.

Durante unos años, además, los Presupuestos Generales del Estado llegaron a recoger una partida económica –de 500.000 euros hacia abajo– en reconocimiento a ese trato especial. Muchos la tacharon de "simbólica" e "insuficiente" dado el calibre de las reivindicaciones, pero ahí estaba ese concepto –similar en gran medida al que hoy emplea la ciudad de Barbate en sus reivindicaciones– que luego terminó por desaparecer en 2009. 

Y en La Isla, la crisis desencadenada hace 20 años por el cierre de la Escuela de Infantería de Marina sirvió en cierta medida para crear conciencia ante la importancia que tienen las instalaciones militares que desde tiempos históricos se reparten por el municipio y han sido claves para su economía. Años después, cuando Defensa intentó también cerrar el Centro de Formación de Tropa número 2 (CEFOT-2) la respuesta ciudadana fue una contundente negativa. Y el principal argumento que se utilizó entonces para oponerse a la polémica decisión fue, precisamente, ese impacto que el movimiento de los alumnos deja en la localidad. 

Otra cuestión muy diferente ha sido la desafectación de los suelos militares. En realidad, sobre la base de aquel protocolo que firmaron el Ayuntamiento isleño y Defensa hace ahora 22 años no se ha liberado ni un solo metro cuadrado, aunque hubo suelos qu que siguieron su propio camino (que nunca fue fácil). Así pasó con Janer, que ahora desarrolla la multinacional holandesa Ten Brinke como espacio comercial. Ycon los polvorines de Fadricas, que el Ayuntamiento de San Fernando ha comprado al Ministerio de Defensa hace unos meses para impulsar una primera fase de su desarrollo que pasa por un parque periurbano. Para la segunda –la del desarrollo residencial– habrá que llegar a un nuevo acuerdo con todos los propietarios implicados. Yen Camposoto, Defensa puso sobre la mesa una oferta para liberar 17 hectáreas en la parte colindante con el Cerro allá por 2016 que el Ayuntamiento descartó por el escaso valor turístico que tenían esos suelos, los más alejados de la playa y con importantes cargas y servidumbres. 

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