20 años sin Klara
Han pasado dos décadas pero el brutal crimen cometido durante la noche del 26 de mayo de 2000 por dos adolescentes, Iria y Raquel, sigue estando presente en San Fernando
"Es imposible de olvidar", afirman quienes vivieron el drama en primera linea
Hace un año el abogado isleño José Ignacio Quintana recibió en su despacho una inesperada llamada. Un periodista de un rotativo británico se interesaba por el asesinato de Klara García Casado, que se había cometido en San Fernando dos décadas atrás. Quería contrastar algunas informaciones acerca del caso y por eso había recurrido al letrado que en su día se encargó de representar a la familia de la víctima.
Aquella llamada, tanto tiempo después, tenía una explicación: Iria Suárez, una de las autoras del crimen, había estado contratada como psicóloga en una escuela de primaria de Oxford durante el curso 2016-17.
La noticia corrió como la pólvora por la prensa de Reino Unido y sacudió a la opinión pública. La cadena BBC informó de estos hechos que habían escandalizado y sobrecogido a la comunidad. El tabloide de The Sun llevó el tema a su primera página y tituló explícitamente: "¡Horror!". Los medios españoles se hicieron eco rápidamente. Y lo ocurrido en La Isla aquella fatídica noche del 26 al 27 de mayo del año 2000 volvió a hacerse presente en abrir y cerrar de ojos para causar el mismo estupor de aquella mañana de sábado en la que se conoció que dos menores de 16 y 17 años –Iria Suárez y Raquel Carlés– habían sido detenidas apenas unas horas después de que acabaran a puñaladas con la vida de la que había sido su amiga y compañera en el IES Isla de León, Clara María García Casado, también de 16.
Dentro de un par de días se cumplirán exactamente 20 años de aquel brutal suceso cometido en El Barrero que conmocionó a La Isla y a toda España y que hoy –lo ocurrido en Oxford hace un año vuelve a ponerlo en evidencia– sigue estando en cierto modo presente en la sociedad. Son ya 20 años sin Klara. De Klara conK, que es como a ella le gustaba firmar y como al final ha sido recordada. Lo ocurrido no se olvida. Fue un crimen incomprensible que destrozó por completo la vida de la familia de la víctima y que marcó para siempre a todos aquellos que de una u otra firma vivieron aquellos trágicos acontecimientos en primera línea.
Hoy el caso sigue dando que hablar. Llegó a estudiarse en la Escuela Nacional de Policía de Ávila, se trata en el máster de abogacía del Colegio de Cádiz y nunca ha dejado de llamar la atención de los medios de comunicación al tratarse de uno de los crímenes más horribles cometidos en las últimas décadas.
En el lugar donde mataron a Klara ahora se levanta en su memoria la escultura de un unicornio alado que se inspira en uno de sus dibujos. La obra se inauguró en 2007 para plantar cara a un crimen irracional. Frente a la extrema crueldad de aquel asesinato, el unicornio recuerda todo aquello que Klara, sin pretenderlo, terminó simbolizando: la inocencia, la amistad, la paz, la alegría... Cerca juegan los niños. Hoy, El Barrero –el escenario del atroz crimen– es un amplio parque que rodea el Observatorio de Marina.
En el asesinato de Klara no hubo móvil y eso es lo que más sobrecoge de esta dramática historia. Iria y Raquel -que se hacían llamar 'las Brujas'- lo hicieron simplemente por saber qué se sentía al matar, como después demostrarían las investigaciones policiales y el proceso judicial, que dejaron claro que el crimen había sido cuidadosamente premeditado y ejecutado con suma frialdad.
Se supo incluso que no había sido la primera vez que las dos niñas habían intentado cometer un crimen. Tan solo unas semanas antes hubo un 'ensayo' previo en unos aseos del centro comercial Bahía Sur que se frustró y que se confundió con un intento de robo. También se supo de su admiración por José Rabadán, el asesino de la catana, al que incluso habían escrito algunas cartas.
Fue además el primer caso en el que se aplicó la Ley del Menor, lo que a las asesinas, que fueron internadas en un centro de menores, les permitió salir a la calle en 6 años para indignación de los ciudadanos. Ninguna regresó a San Fernando. Una se marchó a Galicia y la otra a Madrid. De Iria, que estudió psicología, se supo hace poco por el escándalo de Oxford. A Raquel se le pierde la pista en la capital madrileña.
Los padres de Klara –José Antonio García y María Casado– hace tiempo que optaron por guardar silencio. Lucharon por endurecer las penas en casos como el que les había arrebatado la vida de su hija e impulsaron la Fundación Klara García Casado, que tuvo un escaso recorrido. Hace años que decidieron marcharse de San Fernando junto a su otro hijo.
Su abogado, con el que todavía hoy tienen cierta relación, hace de intermediario y explica: "Hace tiempo que no quieren hablar con los medios, lo que ha pasado esa familia no tiene nombre...". José Ignacio Quintana no tiene dudas, ha sido el caso que más le ha impactado en su carrera. "Fue un crimen impactante, absolutamente horrendo, sin explicación... No hubo móvil. Mataron solo por saber qué se sentía al matar y esa irracionalidad acrecienta aún más la barbarie cometida", ataja.
Todavía recuerda el estupor que causaba en el proceso la frialdad de las niñas que cantaban en los calabozos mientras esperaban para declarar ante el juez, su absoluta falta de arrepentimiento ante el crimen que habían cometido, la indiferencia con la que se referían a Klara tras quitarle la vida... Y sobre todo recuerda cómo le impactó el dolor inmenso y sin posibilidad de consuelo de los padres, con los que compartió en su despacho horas y horas durante los meses siguientes. "Era sobrecogedor", afirma.
"Fue horrible, me sentía fatal... Yo me ponía en el lugar de los padres y, al pensar en mis hijos, veía ese dolor tremendo, esa impotencia. No había palabras....". Lo dice Antonio Moreno, el que fuera alcalde de San Fernando en aquella fatídica fecha. Fue otra de las personas que vivió de cerca la tragedia y al que desde el Ayuntamiento le tocó lidiar con sus consecuencias, entre ellas, el enorme rechazo que lógicamente causó el crimen y el acoso a las familias de las dos niñas que lo cometieron... Fueron –explica–momentos de enorme tensión en la ciudad y sumamente difíciles.
Tampoco tiene dudas al respecto: el brutal crimen de Klara fue lo peor que le pasó durante los años en los que estuvo al frente del Ayuntamiento. Hace 20 años de aquello "pero es imposible de olvidar lo que pasó".
"Lo recuerdo todo como si fuera una película, recuerdo que coincidía con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas, cuando me avisaron de que había aparecido el cuerpo en El Barrero... Con María del Carmen Gómez Baña, que era la concejala de Seguridad Ciudadana por aquellas fechas y había estado pendiente de la búsqueda de Klara, fuimos a casa de los padres, que estaban completamente desolados, se habían derrumbado por completo. No se me olvida ese momento", apunta Moreno. Durante los años siguientes el ex regidor mantuvo el contaccto con los padres de Klara. "Pasaron muchas cosas luego. Yo siempre intenté estar a su lado", reflexiona.
Tampoco se les olvida el caso a los agentes de la Policía que intervinieron en la resolución de un crimen que ha pasado a la historia. Fue una operación policial impecable. Las autoras fueron detenidas en apenas unas horas. Cuando llegaron a sus casas estaban lavando la sangre de la ropa. Algunos policías especialmente fogueados tras años de servicio todavía sienten escalofríos al recordar el día de la reconstrucción de los hechos que se llevó a cabo en El Barrero, cuando explicaron con todo detalle cómo habían engañado a Klara y le habían asestado hasta 32 puñaladas. Ese día, en el furgón de la Guardia Civil en el que fueron trasladadas desde prisión no dejaron de cantar en ningún momento. Los agentes que la trasladaban estaban perplejos.
"A ninguno de los que vivimos aquello se nos va a olvidar nunca. Solo recordarlo sigue acongojando como si fuera el primer día", dice Jesús Utrera, director el IES Isla de León, el instituto en el que estudiaban tanto Klara como Iria y Raquel. Apenas horas antes, ese mismo viernes fatídico, había estado hablando con las dos asesinas. Se sobrecoge al recordarlo. "Sigue poniendo los vellos de punta", afirma. Por entonces era vicedirector del centro.
Costó recuperar la normalidad en el instituto, que se vio inmerso en el ojo del huracán, cuestionado y acosado por algunos medios de comunicación. "Hubo cadenas de televisión que llegaron a pagar a algunos alumnos al salir de clases para que les hicieran algunas declaraciones", lamenta. Algunos de los que se prestaron a hablar ni siquiera conocían a Klara o a sus asesinas. Salir de aquello no fue nada fácil. Pasó factura.
Nada –insiste– hacía pensar que algo así podía llegar a suceder, aparentemente Iria y Raquel eran alumnas sin problemas, con un llamativo look gótico pero nada que llamara especialmente la atención para quienes están acostumbrados a trabajar con adolescentes. "Pero desde entonces creo que ninguno de los profesores que estábamos en esos momentos hemos podido dejar de preguntarnos si podíamos haber hecho algo para evitarlo, cómo fue posible que no nos diéramos cuenta. Es inevitable".
Lo que ocurrió es algo "fuera de la razon" y tremendamente doloroso. Los profesores más cercanos precisaron apoyo psicológico "y vivir el dolor de la familia fue terrible".
Durante los años siguientes, en el IES Isla de León se celebró el Día de la Amistad para recordar a Klara y para hacer hincapié en los valores. A estos actos solían acudir los padres. "Siempre estuvieron dispuestos y agradecieron que se recordara a Klara", reconoce el director. Hoy, la biblioteca del centro lleva su nombre. "No nos hemos olvidado. Sería imposible".
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