Adiós a un comercio histórico
La Lencería Ramírez cierra sus puertas tras 114 años abierta al público en la calle Rosario Es el negocio familiar más antiguo de La Isla
La Isla se despedirá hoy de una de las señas de identidad más emblemáticas del comercio tradicional. La Lencería Ramírez echará el cierre tras 114 años abierta al público en la céntrica calle Rosario debido a la jubilación de su propietario, José Manuel Bermúdez.
Hace semanas que en los escaparates se anuncia la liquidación del género, aunque ya prácticamente está todo vendido. Hoy será el último día de trabajo en este histórico establecimiento que inevitablemente se ha convertido en una parte indiscutible de la historia de San Fernando. A las nueve de la noche, cuando toque la hora de echar el cierre, se pondrá también el punto final a la historia del comercio familiar más antiguo de la ciudad. Porque los hay con más años de vida -la Farmacia Matute, por ejemplo, que tiene unos 25 años más- pero no que hayan seguido en manos de la misma familia.
José Manuel Bermúdez es, de hecho, la tercera generación que se ha hecho cargo del comercio. Fue su abuelo, el arcense Mateo José Ramírez, el que cobró en vida la herencia que le tocaba para venirse a San Fernando -ciudad próspera entonces- y lanzarse a la aventura de abrir un negocio. Luego la lencería quedó en manos de su madre, María Luisa, una mujer de carácter y decidida que se convirtió además en la primera isleña en ponerse al frente de un mostrador -y de un negocio- allá por los años 30, cuando hablar de igualdad de género era poco más que una utopía.
José Manuel, prácticamente, se ha criado en esta tienda histórica que incluso comunica directamente con el domicilio familiar. "Llevo toda la vida aquí", comentaba ayer. Es fácil hacerse una idea de la sensación de tristeza que lo embarga al afrontar el capítulo final de esta historia que empezó con su abuelo. "Es una pena", advertía. Pero la Lencería Ramírez -insistía- cierra tras cumplir su actual propietario los 65 años "con la satisfacción del deber cumplido". Incluso tras haber conseguido capear el temporal de los últimos años, que han sido especialmente complicados. Porque este negocio histórico ha visto además en primera línea cómo La Isla pasaba de contar con un pujante comercio tradicional y familiar a una situación completamente agónica.
Por eso -reconoce su propietario- sería difícil continuar abierto, como le sugieren una y otra vez sus últimos clientes. La lencería -explica- ha conseguido sobrevivir gracias a la marca de la tienda, sobradamente consolidada, a una clientela fija y fiel y a la calidad del género que vendía. Esta noche está previsto un simbólico cierre de la tienda y la próxima semana se mostrarán en sus escaparates dos colecciones históricas con prendas de lencería de principios del siglo XX y de los años 30, que todavía se guardan en el pequeño museo que este establecimiento tiene. "Quiero que sea mi forma de dar las gracias a San Fernando", dice José Manuel Bermúdez.
Al local, evidentemente, intenta darle salida. Por ahora ha habido varios interesados. Entre ellos, comenta, un comerciante chino que quería tirar todo lo que había dentro del establecimiento, incluso el mostrador y las estanterías originales de madera.
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