Anónimos valientes a caballo

Ni las altas temperaturas ni el fuerte Levante pueden con los caballistas y enganches que acuden al recinto de La Magdalena

Un grupo de jinetes, a lomos de los caballos pasea por el recinto ferial.
Un grupo de jinetes, a lomos de los caballos pasea por el recinto ferial.
José M. Gallardo / San Fernando

16 de julio 2016 - 01:00

El fuerte viento de levante marcó la jornada del jueves en la Feria del Carmen, pero ni mucho menos amedrentó a una veintena de jinetes y algunos enganches que tenían previsto acudir a pasear con su montura y ambientar, de este modo, el día de la mujer.

Así lo hicieron.Desafiando las inclemencias meteorológicas. A partir de las tres de la tarde comenzaron a llegar caballos que el próximo domingo participarán en el concurso organizado por la Asociación Hípica La Isla. Uno de los jinetes, Juan, acompañado de su hijo y sus dos hijas explica cómo se preparan para el evento: "Hay que procurar que el caballo esté lo más aseado posible, los arreos, las monturas...Además, nosotros tenemos que estar también en condiciones. No te puedes presentar de cualquier manera, como es lógico".

La afición de la hípica suele venir de familia y pasar de generación en generación. Es un hecho que corrobora la experiencia de Antonio, que cuenta que "esto me viene desde pequeño. Ya soy mayor y ahora lo que trato es de meterle la afición en el cuerpo a Alejandro. Esperemos que, cada año, el número de caballistas aumente y no disminuya". ¿Y cómo se soporta el calor? Antonio sonríe y reconoce que "el que viene a esta Feria sabe lo que hay". Somos de aquí, de San Fernando y, sinceramente, ni el viento ni la temperatura me van a quitar de disfrutar de estos días, que son muy especiales", deja claro.

Precisamente, encontrarse con amigos es otra de las claves por la que un jinete comienza a montar. Antonio Mateo confiesa que comenzó el binomio con su yegua en esas circunstancias. Le picó el gusanillo y ahora se presentará con ella al citado concurso del último día de Feria. "Hay que peinar a la yegua como la ocasión lo merece, vestirla bien y el jinete debe llevar todos sus complementos. Es bastante trabajoso, pasas unas horitas preparándolo todo. Pero, sin duda, merece la pena por el resultado", detalla.

Es tal la pasión que sienten los jinetes por sus caballos que incluso hubo quien almorzó montado sobre el suyo. Una bella estampa que define a las claras que la Feria del Carmen no sería lo mismo sin jinetes. Por eso no hay que preocuparse. Dos niñas de unos cinco años paseaban tranquilamente con sus monturas por el real. Sin duda, la hípica tiene futuro en La Isla.

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