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Aparecen 16 cañones del baluarte defensivo del Caballero Zuazo

El hallazgo se produjo en la tarde del lunes cuando las máquinas trabajaban en el acceso paralelo al Puente

María Llebrez / San Fernando

09 de septiembre 2009 - 01:00

La historia resurge entre las aguas del caño Sancti Petri, la historia reaparece como un tesoro que ha permanecido escondido durante años. La actuación del tranvía en la construcción del acceso paralelo al Puente Zuazo se ha encargado de ello. Fue el lunes por la tarde cuando se produjo el hallazgo. Oculto entre el lodazal que se acumula a los pies de esta construcción, comenzaron a aparecer hasta un total de 16 cañones de gran tamaño, con un calibre de entre 24 y 26 centímetros, los cuales fueron depositados, uno a uno, justo en la orilla.

El descubrimiento interrumpió bruscamente la tarde de trabajo y activó el protocolo de actuación del equipo de vigilancia arqueológica de la obra, comandado por María Luisa Lavado, quien trasladó cada uno de ellos al solar cedido a la adjudicataria de la obra, donde fueron debidamente protegidos con lonas a la espera de un estudio pormenorizado. Fueron responsables del Centro de Arqueología Subacuática (CAS), situado en Cádiz, los que se encargaron de realizar el primer análisis de los cañones en la jornada de ayer, razón por la cual acudieron a este solar a primera hora de la mañana.

Estos cañones, en principio, pertenecen al baluarte defensivo del Caballero Zuazo, levantado en uno de los extremos del puente en el siglo XVIII, una construcción pentagonal que suponía el principal núcleo defensivo del que era principal acceso a las localidades de San Fernando y Cádiz. En torno a él, se dispondría este conjunto de cañones como primer elemento de defensa.

Pero será en la jornada de hoy, con la visita de las autoridades pertinentes, cuando se desvelen más detalles de este importante descubrimiento, sobre su pasado, pero también sobre su futuro. Porque esta aparición supone la recuperación de alguno de los elementos que desaparecieron con la destrucción de la mitad de este baluarte, que se consideró clave en un momento de la historia en el que fue necesario defenderse del asedio de los franceses, en un momento en el que las fortificaciones defensivas de antaño -como el Castillo de San Romualdo- quedaban obsoletas y daban paso a un nuevo concepto de protección y ataque.

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