Aifi, un espacio para sentirse libre de todo
Asociación de fibromialgia de San Fernando
La entidad atiende a mujeres con fibromialgia, que realizan actividades físicas –como pilates adaptado– y de entretenimiento
San Fernando/"No puedes decir un dolor exacto siempre. Son síntomas cada día distintos: cansancio, dolores en todo el cuerpo, cambios de humor...". Antonia Gómez, presidenta de la Asociación Isleña de Fibromialgia (Aifi), explica su experiencia con esta enfermedad, extraña para muchos, una dura compañera de viaje para las mujeres que la padecen. Los síntomas son parecidos, pero cada persona tiene una manera de enfrentarlos. Esta entidad de San Fernando intenta ser un apoyo para su sufrimiento diario.
En Aifi ofrecen, gracias a la implicación de distintas profesionales, actividades para mejorar el estado físico y emocional de las mujeres que acuden a la asociación. Se imparte pilates adaptado, "no es agresivo", acorde a las necesidades de las socias. Una fisioterapeuta lleva también a personas con menos movilidad, "con una gimnasia todavía más pasiva", aclara Gómez. Incluso se dan masajes. Cuentan, además, con una psicóloga para tratar a las personas que lo necesitan, "de vez en cuando necesitan hablar con ella". No se contentan con ello, deja claro Antonia, presidenta de esta entidad –que lleva muchos años abierta– desde mayo. Habla de los planes para sumar nuevas actividades, como terapias grupales con la psicóloga. "Pero todo depende del dinero", reconoce. Y es "un poquito complicado".
Con las cuotas que pagan las socias, en torno a unas 115 mujeres, no es suficiente para cubrir los gastos ni mucho menos, puesto que tampoco es muy elevada al estar ajustada a la realidad económica de estas personas. Ni siquiera al sumar la subvención que cada año les concede el Ayuntamiento isleño. "Nos sirve para pagar el local, que es muy caro", detalla la presidenta. Luz, agua, seguros o el pago a las profesionales son otros gastos a los que tienen que hacer frente.
Por eso, desarrollan otras actividades y por ejemplo algún dinero sacaron de un mercadillo que hicieron recientemente. También han dispuesto de los beneficios sacados de una verbena que la hermandad de Desamparados llevó a cabo. "Vamos muy a lo justo, pero así vamos. Siempre que no nos ahoguemos, estamos a salvo, por el bien de las personas que atiende la entidad", advierte.
Esa asistencia es la razón de ser de Aifi, una asociación que ha conseguido crear un espacio en el que las mujeres que sufren fibromialgia se sientan bien. "Aquí se abren más. Sienten una libertad distinta a cuando están en la calle o en sus casas, porque todas tienen la misma enfermedad y se comprenden entre ellas", explica. Un lugar seguro, en definitiva, en el que expresarse con total normalidad: "Si alguien tiene ganas de llorar, llora y no le da pudor, por que no se lo van a reprochar. Si tienen ganas de reír, lo hacen". "Es lo que pretendemos: que las personas que vengan estén libres de todo", defiende Antonia Gómez.
La incomprensión que viven fuera es la razón de este refugio. "Hay profesionales de la sanidad que no creen en la fibromialgia", lamenta. "Hay médicos que vas a ellos y dicen, ¡ah, eso no le hagas caso!. A una compañera en concreto le dijeron que era psicológico, a otra sí la miran bien. Pero tampoco tenemos un tratamiento específico. No nos dan una solución concreta: que nos digan estas medicinas valen para la fibromialgia, y ya habrá gente que sentirán más alivio y otras, no", describe sobre las situaciones que viven a la hora de ser atendidas en la sanidad pública.
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