La tribuna
¡Parad la guerra con Rusia!
San Fernando/Kutxi Romero, rockero de letras roncas que evocan verdades de bar o poeta con guitarra y aire de maldito que le pide a la vida como el que pide tabaco, levantó una vez más el telón del Bahía Sound en la noche del miércoles para abrir una intensa semana con la que este ciclo de conciertos de verano se despedirá de agosto y, por ende, de lo que es el grueso de su programación.
En acústico y rodeado de incondicionales, que suele ser el mejor clima para los buenos conciertos, el de Berriozar confesó al público su pasión por sur, que juró "por sus muertos más frescos, aquellos que tienen flores", y su especial predilección por el rincón isleño de La Casería, por el que obligadamente pasó antes de desembarcar en el escenario para reencontrarse con buenos amigos.
Así que el vocalista de Marea se sintió -de verdad- como en casa durante un recital que se prolongó hasta pasada la medianoche y en el que artistas como Razkin (Pedro Fernández) o Sergi Terral le acompañaron en el escenario de la terraza del Bahía Sound para rescatar en magníficas versiones temas de Barricada o de Rosendo. Por salir corriendo fue así un especial homenaje a Boni, el guitarrista de "la mejor banda de rock del mundo", fallecido este mismo año. Y Qué desilusión y su estribillo -"es solo una canción y me siento mejor", que hizo corear al público- sirvió de despedida en un concierto que, aunque supo a poco, dejó muy satisfecho al auditorio.
Aunque hubo mucho más, claro. Kutxi Romero brindó su carta de presentación con Vengo del mercado y escoltado por las guitarras de Juan Antonio Lorente y de José María Marcos 'Pete', recuperó también para la ocasión temas de Marea como Petenera y versionó a "la gran dama del rock navarro", Aurora Beltrán, con Silencio, un duro tema sobre el Alzheimer.
Mierda en las tripas, Nicotina y alquitrán o Malnacido fueron también indispensables temas de un contundente repertorio que desgranó sin dejar de bromear y hacer guiños con el público, que divertido le seguía el juego, le replicaba y le pedía canciones. Kutxi Romero lo hacía de natural, claro, porque además se le veía bastante cómodo en el escenario; aunque ese gesto le servía también de contrapunto para aliviar la carga y la visceralidad de algunas de sus canciones. Contó también durante parte de la velada con el acompañamiento a la guitarra de su hijo, Aarón Romero.
El rockero del norte al que le gusta Antonio Molina echó también mano a la letra de La hija de Juan Simón al interpretar La sangre llega hasta el cielo y regaló un momento único de surrealismo en el escenario con Corazón equino y El año del conejo.
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