Bicentenario del almirante Lobo: Enfermedad y muerte del marino isleño
¿Cómo murió el almirante Lobo? Hasta ahora apenas se conocían datos de los últimos días de vida del marino isleño, que falleció tras ser intervenido en París de un tipo de cáncer cutáneo que le afectó al labio
Así fueron los últimos días desde que en septiembre de 1875 el contralmirante solicitara su relevo como Capitán General de Cartagena por motivos de salud
San Fernando/Hasta la celebración del bicentenario de su nacimiento, se conocían pocos datos sobre la enfermedad y muerte del contralmirante Lobo. En sus biografías, hoja de servicios y otros artículos aparecían los diagnósticos de "muerte natural, afección herpética que tomó carácter canceroso, enfermedad mental, cruenta intervención quirúrgica, etc..". Las licencias que solicitó a lo largo de su vida militar fueron para "restablecer su salud" y acudir a balnearios de aguas sulfurosas, Bagnères de Luchón (Pirineos Franceses), Fortuna (Murcia) y Fuente Amarga (Chiclana de la Frontera). El diagnóstico de Herpetismo en la segunda mitad del siglo XIX no tenía relación con los virus Herpes (labial, genital, varicela-zoster, etc.). Así se denominaban aquellas lesiones dermatológicas que picaban, tendían a la cronicidad, recidivar y trasmitirse a la descendencia. Actualmente se diagnosticarían de "dermatitis o eccema atópico". Se conoce que en septiembre de 1875 el contralmirante solicitó su relevo como Capitán General de Cartagena por motivos de salud, y que a finales de diciembre partió hacia París para recibir tratamiento.
En el diario La Lucha, órgano del partido liberal de la provincia de Gerona, el profesor Francisco Glicerio Conde Mora ha encontrado la siguiente reseña, de fecha 12 de enero de 1876, "el día 3 (enero) sufrió en París el general Lobo la operación quirúrgica para extirpar un cáncer producido por el abuso del tabaco. La operación duró unas dos horas y no permitió por su índole sino imperfectamente, la aplicación del cloroformo, soportando el enfermo con perfecto conocimiento de ella y varonil firmeza los dolores producidos por la ablación del labio y sección de una parte de las mejillas".
Gracias a las investigaciones efectuadas por José Martínez Colet –ex consejero de interior en misiones diplomáticas de Francia en América Latina, comandante de la Marina Nacional de Francia (R) y funcionario de la Policía Nacional de Francia (R), hijo mayor del pintor José Martínez Pérez PepiñoPepiño– se ha localizado su acta de defunción en los archivos del Registro Civil de la Alcaldía del distrito VII de París, figurando que había fallecido a las tres de la tarde del 5 de abril de 1876 en el número 19 de la calle Oudinot.
Estudiando el plano de la ciudad, se correspondía con la entrada de la Clínica Oudinot de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, establecida en 1843 tras la adquisición del antiguo palacete Plumet, situado en la proximidad de Los Inválidos, en el barrio de la Escuela Militar. El antiguo edificio aparecía en Los Miserables de Víctor Hugo, en Los Misterios de París de Eugène Sue y en La mujer de treinta años de Honoré de Balzac.
Puestos en contacto con el Archivo Provincial de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios de París, se constató que los archivos de la época no habían sido conservados localizándose un apunte de la misa celebrada en su memoria por el capellán de la clínica al día siguiente de su fallecimiento. En una carta personal del contralmirante a sus sobrinos Dolores y Mariano, de fecha 9 de marzo de 1876, remitida desde el número 19 de la calle Oudinot –en poder de la familia Lobo Chaves–, se refiere "[…] sigo convaleciendo; pero como mi operación ha sido de grande importancia, y la estación es cruda, la convalecencia por fuerza, es muy pesada […]". La carta, conmovedora, denota una absoluta lucidez mental del autor y confirma que seguía ingresado en la clínica.
Pese a mi condición de médico, no soy partidario de hacer historias clínicas a posteriori. No obstante en base a la reseña "ablación del labio y sección de una parte de las mejillas", y haciendo una revisión de los cánceres labiales con infiltración a estructuras contiguas, se debe considerar en primer lugar al carcinoma o epitelioma espinocelular, conocido también como "escamoso o epidermoide", el segundo tipo de cáncer cutáneo en frecuencia tras el carcinoma basocelular, y el más directamente relacionado con la exposición solar y las lesiones precancerosas, como la leucoplasia nicotínica del gran fumador.
El labio inferior es una localización característica de este tipo de tumor que se manifiesta como una lesión nodular tipo verruga o cuerno de crecimiento rápido, rojiza, de consistencia dura, opaca y con ligera inflamación alrededor, que sangra con facilidad. Tiene la capacidad de invadir los ganglios regionales y diseminarse al resto de órganos del cuerpo. En la época del contralmirante, se conocía como "cancroide de los labios en los fumadores". Los individuos de piel clara y con elevadas exposiciones a las radiaciones ultravioletas, sobre todo los UV-B –frecuentes en la mar–, son más proclives a presentar este tipo de tumores. La localización en el labio es un factor de mal pronóstico, con mayor riesgo de recurrencias y metástasis. Dejados a su evolución durante años se vuelven invasores siendo capaces de destruir cuantas estructuras encuentran a su paso, músculos, cartílagos y huesos.
La terapia radica, en la actualidad, en métodos destructivos, cirugía, radioterapia y quimioterapia, según la etapa evolutiva y la extensión de la tumoración. En la época de Lobo, previo a la cirugía, se intentaba tratar con cáusticos enérgicos, entre ellos el usado por doctor Federico Rubio y Gali a base de óxido blanco de arsénico. Es posible que el tamaño y extensión de la lesión condicionase que ningún cirujano-dermatólogo español se atreviese a su extirpación, debiendo acudir a París donde la cirugía estaba más avanzada. El fallecimiento pudo haber sido motivado por alguna complicación o aparición de alguna metástasis –generalmente por vía linfática y con menor frecuencia por vía hemática– que afectase a un órgano vital, pulmones, etc.
En el conocimiento actual de la ciencia médica, no se ha observado una asociación entre el "herpetismo" -dermatitis o eczema atópico– y el cáncer labial. El doctor Bayle fue el encargado del embalsamamiento del cadáver. Esperamos con esta breve reseña haber contribuido a la biografía de tan ilustre marino y polígrafo.
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