La Cámara Hiperbárica del Hospital de San Carlos de San Fernando, un servicio infrautilizado

El doctor Emilio Salas Pardo lamenta la falta de formación de especialistas en Medicina Hiperbárica por parte del SAS y la escasa información que tienen médicos de otras especialidades para aprovechar su potencial

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El doctor Emilio Salas Pardo, durante su charla sobre la Cámara Hiperbárica del hospital de San Carlos. / Ayuntamiento San Fernando

San Fernando/La Cámara Hiperbárica del hospital de San Carlos está infrautilizada. "Si en el Puerta del Mar, Jerez, el hospital Macarena o el Virgen del Rocío no saben que existe este servicio o las posibilidades que ofrece para el tratamiento de distintas patologías no acuden a él. Lo que no se conoce, no se utiliza", expone quien dirigió hasta hace unos años el servicio, el doctor Emilio Salas Pardo, que observa con preocupación –como expuso hace unos días en una charla divulgativa organizada por Marea Blanca en San Fernando– su deriva a pesar de poder ser un referente claro de la Medicina Hiperbárica de Andalucía.

El oxígeno hiperbárico es oxígeno al 100%, a un presión mayor que la atmosférica, una saturación con la que se busca curar, mejorar o aliviar patologías en la que un oxígeno a presión baja impide o ralentiza la recuperación. Así, se utiliza en pacientes con lesiones radio inducidas, trastornos de cicatrizaciones, úlceras varicosas, intoxicaciones de monóxido de carbono, secuelas de ictus, fibromialgia (alivia síntomas de inflamación, dolor o rigidez) o accidentes de buceo.

Esa es la razón de su existencia: la cámara hiperbárica del hospital de San Carlos formaba parte de la cartera de servicios del antiguo hospital militar y cuando este pasó a manos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) siguió funcionando con un convenio entre ambas administraciones (Ministerio de Defensa y Junta de Andalucía). De hecho, quedó en manos de personal médico de Defensa. "Pero ya no quedan especialistas", precisa Emilio Salas Pardo, tras su marcha y la del doctor Cuéllar, que posteriormente se había quedado al frente del servicio. Ahora son médicos de otras especialidades –"en Defensa la sanidad también está en crisis esta formación"– quienes la controlan, pero solo están formados con cursos para accidentes de buceo, no para Medicina Hiperbárica.

El problema es "la incapacidad del SAS de formar a sus médicos para que algún día suplan al personal de Defensa

Interior de la Cámara Hiperbárica del hospital de San Carlos, en una imagen de archivo. / D.C.

que se va jubilando", plantea. Fue una de sus reivindicaciones en la charla divulgativa de esta semana: "El SAS no ha creado personal médico sustituto de los médicos de Defensa, no toma cartas en el asunto y el tiempo corre en su contra".

Mientras, los profesionales que se hacen cargo de la cámara hiperbárica lo hacen en precario al no existir actualmente convenio entre las dos partes. "En su momento se crearon para uso cívico militar", recuerda Emilio Salas. Ya no hay desde hace dos años, lo que no ayuda a que el servicio tenga una dinámica "óptima" porque "se trabaja con lo antiguo, no se puede hacer nada nuevo, hay problemas de carácter presupuestario, de personal".

"Es un error confundir política con sanidad: que el partido que gobierna en Andalucía no coincida con el de Madrid no debe influir. Las patologías que se pueden tratar, el trastorno del pie diabético, la gangrena, una intoxicación por monóxido de carbono o humo, no entiende de ideologías. Le pedí a la concejala de Salud, Isa Blanco, presente en esta cita, que transmitiera esta queja", cuenta el coronel médico.

Para Defensa y la Armada que se utilice o no la Cámara Hiperbárica de San Carlos "es un problema secundario, no es de su interés". Ellos solo la tienen activa porque así lo exige la OTAN ante cualquier incidente en actividades de buceo en la Base Naval de Rota. El SAS, por su parte, se encontró con "una cosa nueva que no conocía". "Lucha contra la duda permanente", considera este antiguo jefe del servicio, que rememora como en su momento se denegó su uso para el tratamiento de la fibromialgia "para evitar un efecto llamada" a pesar de que tenían "unos protocolos claros, bien diseñados".

La falta de información es otro problema para la Cámara Hiperbárica. Hay desinformación entre los jefes y adjuntos de los servicios que podrían beneficiarse del tratamiento con oxígeno hiperbárico. Habla Emilio Salas Pardo de Oncología Radioterápica, Cirugía Vascular o Neurología. De ahí que considere que está "infrautilizado". "Si no se sabe que existe o las posibilidades que ofrece no se utiliza. Si un nefrólogo o un urólogo no lo conocen ,no se les ocurre mandar a la persona con una cistitis rádica a la cámara hiperbárica y el hombre se está muriendo desangrado", pone de ejemplo. Informar es un deber de la administración.

Aspirar a ser referencia

De hecho, defiende que el hospital de San Carlos "debería ser referente" de la Medicina Hiperbárica, en concreto en el tratamiento de las personas intoxicadas por humo, por monóxido. "Es un error mandarlos a otros hospitales sin cámara, se pierde tiempo, cuando ya hay sospechas –en incendios, en garajes con exceso de humo, en incidentes con botellas o calentadores de gas butano–, porque se trata de un tratamiento urgente con abundante publicación científica que lo avala", insiste.

Como ejemplo de aplicación del oxígeno hiperbárico Salas se refiere a las cefaleas y las migrañas. A eso suma que hasta siete casos, desvela, se han tratado en San Carlos "con mucho éxito" de covid persistente en su formato de cansancio, de fatiga crónica. "Es una buena línea de actuación, no esperar a que el SAS apruebe oficialmente la indicación, sino que los médicos y el personal sanitario sean capaces de atreverse a hacerlo también en San Carlos como se está haciendo en otros hospitales", cree.

A pesar de este atisbo de uso, si el servicio de Medicina Hiperbárica del hospital de San Carlos "desde el punto de vista de la sanidad militar empieza a tener también un déficit en lo que es el responsable provocará un efecto dominó. Es mi pena: que una obra como esta, muy bien estructurada, poquito a poco vaya languideciendo por desidia de las administraciones", lamenta.

A su juicio, un factor que repercute en esta actitud es que el oxígeno hiperbárico no da dinero, "si habláramos de grandes laboratorios, de industria farmacéutica y de medicamentos, y por tanto de negocio mercantil, esto tendría más preponderancia". A ello une lo ya mencionado: que el SAS está instalado en "la duda permanente y en la confusión por que no es una medicina conocida de primera mano" y que para Defensa que se use o no más allá de los accidentes de buceo es una cuestión secundaria, "no tiene que preocuparse de dar oxígeno hiperbárico al pueblo civil".

"Estas tres cosas están afectando ya y van a afectar mucho más al futuro inmediato del servicio", advierte su antiguo responsable, que considera que lo primero que se debe hacer para cambiar la dinámica es firmar un convenio de uso entre ambas administraciones, Junta y Gobierno central.

Un tercer problema, ya general, que trató Salas en la charla es la proliferación de cámaras monoplazas en centros de belleza, peluquerías y gimnasio, cuando no sirve para belleza y rejuvenecimiento, algo que tachó de "fraude".

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