Visto y Oído
Broncano
San Fernando/No duda en considerarse una persona afortunada a pesar de haber sufrido en primera persona los efectos del virus que ha puesto el mundo patas arriba y que en España cuenta ya más de 200.000 contagiados y 22.000 fallecidos. Los síntomas con los que se manifestó la enfermedad en su caso no llegaron en ningún momento a ser graves. "Nunca tuve fiebre ni problemas respiratorios", apunta al referirse a las dramáticas estadísticas del coronavirus y a las numerosas víctimas que arrastra la insólita pandemia. Eso sí, perdió por completo el gusto y el olfato, que es lo que más le inquietó de todo esto. Hasta ahora, después de un mes, no ha conseguido recuperar ambos sentidos.
Luis Ramón Gutiérrez Duboy, el agente de la Policía Local de San Fernando de 37 años que dio positivo tras hacerse la prueba del coronavirus, hace apenas unos días que ha vuelto al trabajo plenamente recuperado. El pasado Viernes Santo recibió la llamada en la que le informaron de que los resultados del segundo test que se había hecho habían sido negativos: se había curado y habia vencido al coronavirus.
A la semana siguiente volvió a patrullar por las calles. "Tenía ganas de volver a trabajar", reconoce al tiempo que agradece las numerosas llamadas, mensajes y muestras de afecto que ha recibido en todas estas semanas por parte tanto de su jefe, que le ha estado llamando a diario, como de sus compañeros. Incluso agentes de otras localidades se han interesado por su estado de salud. "La verdad es que uno no se lo espera", dice emocionado.
Para este policía local de La Isla fue toda una sorpresa enterarse de que había pillado el coronavirus. "No me lo esperaba y todavía hoy sigo sin saber dónde pude haberme contagiado", admite. Es, de hecho, una pregunta que no se ha dejado de hacer en las últimas semanas. No había estado en Madrid ni supuestamente había tenido contacto con nadie que pudiera estar relacionado de algún modo con los primeros focos del Covid-19. Fue a mediados de marzo -apenas llevaba unos días el estado de alarma y sus devastadores efectos empezaban a conocerse- cuando dieron la cara los primeros síntomas.
"Estaba en el turno de noche y pensé que era un simple enfriamiento", explica. No tenía fiebre ni se asfixiaba, así que echó mano al Frenadol y siguió con su vida normal. Pero al poco a los dolores musculares y de cabeza y a la persistente tos que tuvo durante un par de días se sumó la pérdida del gusto y el olfato.
Cuando llamó a su médico de cabecera para explicarle lo que le pasaba, al ver que era policía local, le dio la baja preventiva y le pidió las pruebas del coronavirus. Se las hizo al día siguiente aunque tardó hasta una semana en conocer los resultados. Cuando supo que era positivo llevaba más de dos semanas desde que habían aparecido los primeros síntomas. "La verdad es que cuando me enteré me lo tomé con bastante tranquilidad, hacía cuentas desde la primera vez que tuve los síntomas y pensaba que lo peor ya había pasado", afirma. Y así fue. "No llegué a empeorar", apunta. En pocos días ya se encontraba bien. Y cuando en Semana Santa le repitieron las pruebas ya había pasado todo.
Claro que -admite- no ha sido fácil. Luis está casado y es padre de tres niños -el mayor de solo siete años- y lo primero, reconoce, es pensar en la familia. Lógicamente, había estado en contacto con ellos en la casa. Porque además el Covid-19 les pilló en el peor momento posible: en su residencia habitual están haciendo obras y provisionalmente ocupan una pequeña vivienda de un solo dormitorio y con un solo baño. No se esperaban que el confinamiento les iba a pillar así ni mucho menos que se iban a ver en esa tesitura."Te dicen que te tienes que aislar pero cómo lo haces en esa situación...", expone.
"Yo creo que en casa lo hemos pasado todos", afirma. Los niños tuvieron algunos síntomas durante varios días, al igual que su mujer. Eso sí, ninguno tuvo fiebre, ni problemas respiratorios, ni tan siquiera tos... Todo fue bastante leve y llevadero. Aunque nadie puede escapar a la inquietud e incertidumbre que siempre acarrea el coronavirus, concede. Por eso, este policía local isleño insiste en considerarse afortunado. "Estoy contento por volver poder al trabajo", afirma satisfecho por haber recuperado la normalidad.
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