Vuelve el Corpus más clásico a San Fernando en el Año de la Eucaristía
La Isla recupera una estampa histórica con el regreso de la Pastora a la procesión eucarística
El fuerte viento de Levante impide el montaje de algunos altares en el recorrido
Las imágenes de la procesión del Corpus en San Fernando
Altares y alfombras para el Corpus Christi en San Fernando
San Fernando/El Corpus Christi recibió con los brazos abiertos a la Pastora. La celebración del Año de la Eucaristía hizo que San Fernando recuperara esta estampa histórica de hace un siglo. Aunque ver a la Copatrona en el cortejo de la procesión eucarística resultó tan natural que pareció que siempre había estado ahí, como los niños de primera comunión, las ramitas de romero esparcidas en la plaza del Rey o la flamante escolta de los infantes de marina.
Quizás sea ese halo de tradición que envuelve a la tarde del Corpus en La Isla, que parece que lo impregne todo como si no pasara el tiempo. Aunque la bella imagen de la Pastorcita sobre su paso –también centenario– no era lo único extraordinario en este año de gracia que la Diócesis dedica a la eucaristía y que tenía en el Corpus su mayor celebración en tanto que supone la mismísima presencia del Santísimo en la calle.
La procesión que acompaña a la Custodia en su céntrico recorrido por la ciudad creció como nunca al incorporar también un quinto paso –además de los del Patrón San José y de la Patrona, la Santísima Virgen del Carmen– con la imagen del Arcángel San Miguel de la archicofradía de Jesús de Medinaceli, que excepcionalmente procesionó para la ocasión sobre el paso de la hermandad de la Sagrada Resurrección. Otro detalle de un Corpus que brindó una estampa de lo más clásica.
Así que esta tarde dedicada a la adoración del Santísimo ganó bastante en vistosidad enlazando con ese Corpus de siempre, que en cierto modo sigue ahí latente. Solo hace falta rascar un poco para que salga a relucir con todo su esplendor.
Un Corpus con Levante
En la otra cara, claro, estuvo el fuerte viento de Levante, con alerta amarilla de la AEMET en el Estrecho y rachas que a lo largo de la jornada llegaron a superar de largo los 50 kilómetros por hora (según los datos recopilados por la estación meteorológica del Observatorio de la Armada). Hizo tanto viento que algunas hermandades, como Columna y Medinaceli, desistieron por la mañana de sus planes de montar altares ante la complicación que suponía para las estructuras.
Aunque sí pudieron verse unos cuantos a lo largo de ese recorrido del Corpus que llega desde la Iglesia Mayor hasta la Alameda para volver por la calle Real: el de los Servitas, dedicado a Santa Juliana, que se llevó el primer premio del concurso de la Comisión Pro Corpus. También el de Expiración, en la calle General Valdés. O el del Rocío, también en la Alameda. Y alfombras decorativas instaladas por los jóvenes de las hermandades de Soledad, Nazareno, Columna... Misericordia, por su parte, hizo muy presente la causa de la Hermana Cristina en la calle García de la Herrán.
El Corpus, con sus representaciones, sus hermandades con sus estandartes, las asociaciones y entidades religiosas y con todo su protocolo, se echó a la calle pasadas las siete de la tarde después de la solemne eucaristía que se ofició en la Iglesia Mayor. A esas horas el Levante hasta pareció más llevadero, por lo menos en el centro.
Antes, la hermandad de la Pastora había emprendido su camino desde su barrio para incorporarse al cortejo eucarístico desde la calle Capataz Nicolás Carrillo. La ida, en silencio y rezando el rosario; para regresar, lo haría con el acompañamiento de la banda Maestro Tejera. Los pasos del Arcángel San Miguel, de San José y de la Virgen del Carmen salieron directamente desde el templo.
El extenso cortejo, que abrieron animadamente los niños de primera comunión tras los sones de la agrupación musical Lágrimas de Dolores, ambientó la calle, atrajo al público y envolvió una vez más el centro de La Isla llevando por su tradicional recorrido al paso de la Custodia, al que siguieron las autoridades civiles y militares. La Unidad de Música del Tercio Sur cerraba la comitiva, como hace desde hace décadas en la mayor fiesta religiosa que celebra la ciudad: la gran solemnidad.
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