Cura de sol para la ballena

Los restos del corcual común que varó en enero en la Bahía se secan al sol en el jardín botánico antes de iniciar el tratamiento necesario para ensamblar el esqueleto

El director conservador del Parque Natural, con una vértebra de la ballena en las manos.
El director conservador del Parque Natural, con una vértebra de la ballena en las manos.
Amaya Lanceta / San Fernando

28 de mayo 2012 - 01:00

En un rincón apartado del Jardín Botánico, a salvo de las miradas indiscretas, descansan por el momento los restos de la ballena varada y muerta el pasado 21 de enero en el saco interior de la Bahía de Cádiz. Hasta allí se llevó el esqueleto recuperado en la zona del sendero de La Dolores para proceder al tratamiento previo necesario para su conservación, antes de que una vez montadas todas las piezas esta hembra de rorcual común quede en exposición en el centro de visitantes del Parque Natural, en las inmediaciones de la playa de Camposoto.

"Se trata de un ballenato, dado que mide unos diez metros de longitud y esta especie puede alcanzar los 30 metros", explicaba el director conservador del Parque Natural, Antonio Gómez, que pormenorizaba el proceso que tienen que seguir con los huesos antes de ensamblarlos. Los restos extraídos de la marismas estaban formados principalmente de la estructura ósea, después de que la carne fuera desapareciendo por la acción del mar, el sol y los animales como los cangrejos que se la han ido comiendo, señalaba la Delegación Provincial de Medio Ambiente hace un par de semanas en un comunicado. Quedan, sin embargo, restos de piel que necesitan la exposición al sol para poder desprenderse. "Por eso lo tenemos aquí", señalaba a la parte del jardín donde efectivamente el efecto del sol está haciendo que la piel se seque y sea fácilmente separable. "¿Véis?", dice mientras en las manos sostiene uno de los huesos, una costilla, de la que retira una capa ya seca de piel que parece como un plástico fino o casi un trozo de papel.

Sobre la superficie se acomodan vértebras, costillas, el cráneo -que mide unos dos metros- y la mandíbula, aparte de las barbas, una pieza con la que en la antigüedad se creaban los corsés para las mujeres. "Hemos recuperado casi su totalidad", comenta. Cada pieza será clasificada, ordenada en función del lugar que ocupa en el esqueleto. Hace falta, por ejemplo, elaborar un registro. Son elementos porosos, por lo que habrá que realizarle un tratamiento superficial para que no sude la grasa que tenga en el interior.

El jardín isleño cuenta con la ayuda de la Asociación Sirena, especializada en el tratamiento y recuperación de cetáceos, en el zoológico de Jerez. Para el tratamiento de los huesos y el montaje del esqueleto de esta ballena se pretende conseguir la colaboración de voluntarios ambientales. "Queremos que esta acción sirva dentro de nuestras actividades de educación ambiental", advierte el director del Parque Natural. Efectivamente, este centro medioambiental, dependiente de la Junta de Andalucía, desarrolla a lo largo del año un amplio programa de talleres y jornadas temáticas, normalmente focalizado en el mundo de las plantas: fotografía de naturaleza, etnobotánica, frutos, hierbas y especias, cosmética vegetal, muchos dirigidos a los escolares, pero también a otros interesados. Los profesores también son objetivo de estas medidas de educación, con el fin de formarlos para que puedan usar las unidades didácticas de la red de jardines en sus visitas a las instalaciones.

Será el único ejemplar de ballena que esté montado y expuesto al público en toda la provincia.

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