Devoción y fiesta en el Cerro
convivencia
La Romería del Cerro en honor a San Servando y San Germán disfruta de una jornada plácida, que animó a las familias a acudir a los actos
San fernando/Los vecinos de San Fernando disfrutaron ayer de la Romería del Cerro, desde los más madrugadores que acompañaron a los San Servando y San Germán y la Virgen del Carmen de Gallineras en su camino hacia la ermita desde la iglesia de Buen Pastor, hasta quienes llegaron más tarde para acudir a la misa prevista a las 12.30 horas, aprovechar algunas de las actividades previstas o reunirse con familia y amigos.
Al mediodía el caballo tomó el protagonismo de la jornada, con la posibilidad de que los más pequeños pudieran subir a unos de los ponis que Hípica La Isla ofrecía para un paseo durante unos minutos. Los niños agarraban las riendas, guiado cada ejemplar por algún miembro de la entidad, saludaban a sus familiares y posaban las fotos que sus padres captaban con los móviles. A las doce también empezaban los menores a participar en el concurso de modalidad infantil (al que sucedería el de categoría adulta), mientras algunos caballos paseaban con sus jinetes por la zona o tirando de carros. Su camino se mezclaba en algunas zonas con quienes optaban por aprovechar este espacio verde para montar en bicicleta.
La barra colocada para esta cita, cerca de la pista de la competición y de la propia ermita, atraía a los presentes deseosos de tomar algo con lo que contrarrestar la alta temperatura que reinaba. Quienes asistían a la misa, que tenía lugar en el lateral de la ermita que sigue cerrada por la necesidad de mejoras, buscaban los metros de sombra que el edificio o los árboles del entorno daban para soportar el sol brillante. El altar estaba preparado para la ocasión con las dos parihuelas en las que miembros de la asociación de vecinos de Casas Blancas habían portado a la Virgen del Carmen de Gallineras y a los mártires San Servando y San Germán. En su peregrinaje la asociación de vecinos Nueva Almadraba realizó una ofrenda floral, que repitió la entidad de vecinos de Gallineras durante la ceremonia. Algunas personas enfermas habían salido de sus casas en ese recorrido también con sus ofrendas. Ya en la misa las salineras -que pronunciaron los ruegos por la barriada y sus necesidades, por los enfermos o los que tienen tribulaciones, por los hombres del mar o los familiares difuntos- se encargaron de entregar a los santos frutos de la época, a la vieja usanza, recordaba el oficiante. En el altar dejaron almendras, piñones o castañas.
Aceitunas, membrillo y nueces además de esos productos de temporada, se podían comprar en la explanada de abajo en algunos de los puestos instalados para la ocasión. Allí estaba el grueso de familias, amigos y colectivos que habían quedado para pasar la Romería del Cerro a modo de un día de campo. Iban ataviados para ello con sillas, mesas, en algunos casos sombrillas, neveras y tupers con la comida. La asociación Marzam del centro de adultos preparaba para su integrantes una paella, igual que la asociación vecinal Luz del Carmen. Otros optaban por consumir en el bar kiosco que existe en el Parque o arriba en la barra de Hípica La Isla, que sacaba montaditos y platos de menudo.
Los más pequeños podían divertirse, además de con los ponis, con las actividades organizadas por scouts Eryteeia, desde manualidades con distintos materiales para hacer pulseras y otros abalorios, hasta juegos de habilidad.
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