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Broncano
Decía que su mayor mérito había sido hacer de político sin serlo nunca. Francisco García Ráez, alcalde de La Isla entre octubre de 1947 y marzo de 1968, falleció en la madrugada de ayer a los 96 años de edad.
Hijo adoptivo -nació en Cartagena el 15 de enero de 1912- y medalla de oro de la ciudad, García Ráez ejerció como regidor de San Fernando durante más de 20 años, en plena dictadura franquista. Oficial de la Armada -era comandante de la Infantería de Marina cuando fue nombrado alcalde- su nombre pasó a vincularse a una etapa decisiva de la historia isleña -el resurgir de la ciudad tras los primeros años de la posguerra, el auge de la Marina y de la industria naval- y a convertirse en toda una institución. Muchos le consideraban -y le recuerdan- como el mejor alcalde de la ciudad durante el siglo XX.
A su gestión se le atribuyó la modernización de la ciudad en los años 50 con la introducción de la red de alcantarillado y aguas fecales, de la que carecía todavía la ciudad, lo que obligó a levantar prácticamente toda La Isla y a reconstruir su pavimento completo. Del suelo de chinos se pasó a aceras y calzadas pavimentadas, más modernas.
Renovó también la red de aguas, modernizó el alumbrado público -sustituyendo las antiguas farolas de gas- y favoreció la creación de escuelas públicas, cuando la educación era una de las grandes asignaturas pendientes de la época. Creó también el Patronato de Enseñanza Media, que luego se transformó en un instituto.
Durante su mandato de dos décadas favoreció e impulsó el desarrollo de todo el entorno de Gallineras tras la reforma de la carretera y la construcción del muelle, en 1953. Al considerarse entonces los terrenos como propiedad municipal -se trataba de una cañada provincial que cayó en desuso durante la época- dispensó permisos oficiales a pescadores y a la gente más desfavorecida para construirse sus propias casas en el entorno. Fue lo que La Isla dio en llamar Villalata.
Su nombre se vinculó también a un hecho transcendental en la sociedad isleña de la época que ocurrió el 12 de octubre de 1951: la coronación canónica de la Virgen del Carmen, Patrona de la ciudad y de la Armada, de la que fue su padrino. Curiosamente ayer, coincidiendo con su fallecimiento, la hermandad del Carmen iniciaba el programa de actos conmemorativos del tercer centenario de la imagen que este año se celebra. Las alusiones -y el recuerdo de su figura- fueron inevitables.
Su gestión le hizo merecedor de varios reconocimientos. Fue nombrado Hijo Adoptivo de San Fernando en julio de 1951 y, en febrero de 1968, se le concedió el título y distintivo de Alcalde Honorario y Perpetuo y Medalla de Oro de la ciudad de San Fernando.
Pero García Ráez fue también un brillante militar que nunca dejó de lado su carrera en la Infantería de Marina y que incluso llegó a alcanzar los galones de general de brigada, estando también al frente del mismo Tercio de la Armada entre 1973 y 1974.
Ayer, tras conocer la noticia de su fallecimiento, el Ayuntamiento decretó tres días de luto oficial. Hoy, a las diez y media de la mañana será oficiada la misa funeral en la iglesia de San Francisco.
El alcalde, Manuel de Bernardo, se sumó ayer al pesar de la familia de García Ráez, a la que expresó sus condolencias y aludió a la importancia de su figura durante la etapa decisiva de la historia de la ciudad. "Imagino que, como todo el que se sienta en el sillón de alcalde, lo hizo lo mejor que le fue posible", dijo al valorar su gestión.
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