Halloween se enfría con la lluvia
El mal tiempo, presente hasta media tarde, restó público a una fiesta que en los últimos años ha dejado una estampa multitudinaria
Camposoto fue el otro escenario de la noche del miedo
Lo de Halloween en La Isla da para mucho. Hace años que el auge de la fiesta y la tremenda popularidad que ha alcanzado entre los ciudadanos, alentada además con entusiasmo e inversiones desde el Ayuntamiento, destacan especialmente en la noche del 31 de octubre.
Hasta los más escépticos y reacios a esta fiesta importada que tantas pasiones y polémicas desata han tenido que replegarse a sus casas en esta velada para evitar vérselas en las vísperas de Tosantos con isleños disfrazados de vampiros, muertos vivientes, demonios o -en el mejor de los casos- con niños que piden caramelos entonando el truco o trato.
Pero ayer fue la lluvia –persistente hasta media tarde– la que caló con fuerza en La Isla para rebajar las expectativas y enfriar los ánimos a la hora de echarse a la calle: mejor en casita ante lo desapacible de la jornada, que pensaron muchos dejando el Halloween isleño de las multitudes para mejor ocasión.
Las precipitaciones se esperaban desde varios días antes. Incluso los partes meteorológicos llevaron al Ayuntamiento a sopesar algunas alternativas como la posibilidad de retrasar las actividades previstas –las municipales que se celebraban en el centro– a la tarde-noche del viernes aprovechando el puente festivo.
Sin embargo, ayer a mediodía decidió tirar para adelante con el programa inicial previsto al saber que la lluvia remitiría en torno a las siete u ocho de la tarde. Solo se aplazó una actividad: la proyección de cortos en la plaza de la Iglesia, que se celebrará finalmente en la noche de mañana. El montaje de la instalación que se necesita para la proyección no se pudo llevar a cabo a causa del mal tiempo.
Pero aunque el Ayuntamiento siguió adelante con los planes, la lluvia enfrío los ánimos de los isleños. ¡Y tanto! El aspecto que presentaba el centro a últimas horas de la tarde y primeras de la noche poco tuvo que ver con esa imagen multitudinaria –masiva– del Halloween que en años anteriores se ha podido en la calle Real: ni hubo tantos visitantes ni tantos disfraces como en otras ocasiones. Fue un Halloween tibio a pesar de que era el que más expectativas había generado por el programa previsto.
Los grupos de adolescentes maquillados o con caretas de miedo no eran tantos. Eran menos que otras veces las familias que arrastraban a niños disfrazados de personajes terroríficos con calabacestas para conseguir cuantos más dulces mejor. "¡Truco o trato!", decía una pequeña en un comercio de la calle Real al dependiente, que con las manos vacías se disculpaba. A escasos metros, la Alameda todavía no presentaba el aspecto lúgubre que otros años tiene pasadas las ocho de la tarde.
La lluvia trajo ese inconveniente: impidió llevar a cabo con normalidad el montaje de la granja maldita que estaba prevista en Moreno de Guerra y que, en el centro, donde se concentraban las actividades municipales, era el plato fuerte en torno al que orbitaba el resto de propuesta. Así que, aunque su apertura estaba prevista a las 20.00 horas, se retrasó hasta las 21.30 horas para que pudiera terminarse de preparar toda la escena.
A esa hora la música empezó a sonar y los actores iniciaron su macabra representación ante un público que rodeó la zona decorada para observar el montaje: espantapájaros poseídos que cobraban vida en la noche de Halloween al paso de un ser maligno. En un extremo de la plaza se preparaba mientras tanto un pasacalles con criaturas de la noche.
El Mercado Central añadió también a esta noche de miedo un pasaje del terror que abrió sus puertas a las nueve de la noche. Aunque otros colectivos, como AFIN, se sumaron también a la fiesta con un teatro maldito.
En Camposoto desde el primer momento se había optado por seguir con los planes, tanto la asociación de vecinos que recreaba su Sanatorio de miedo en el túnel del terror que organizan en el Parque de las Huertas, como en el Cementerio que todos los años monta la familia Lamela, que retrasó eso sí la hora de inicio. El mal tiempo había rebajado la afluencia de visitantes que habitualmente aguarda haciendo cola la apertura, pero poco a poco se fueron animando quienes querían disfrutar de un rato de terror con los Hombres Lobos como protagonistas de esta edición en el camposanto.
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