La Isla lleva ya ocho años a la espera de retomar los accesos de Fadricas
La adecuación de cuatro carriles en Pery Junquera para aliviar el tráfico incide en las carencias de siempre: el acceso de Fadricas, que ha cumplido otro año más en blanco, y el enlace de Janer
El gobierno municipal dedicará 242.000 euros del remanente disponible de ejercicios anteriores a aliviar el tráfico rodado en una de las zonas más castigadas de la ciudad, la del nudo de La Ardila. Es, en definitiva, lo que pretende con la adecuación de cuatro carriles de circulación en el tramo de la avenida Pery Junquera que discurre entre la fuente Tusquets y la rotonda de la avenida Al Ándalus. Las obras ya están en manos de los servicios de contratación -como adelantó este periódico hace unos días- y en unas semanas se espera que puedan ser adjudicadas. El proyecto responde además a una iniciativa mucho más ambiciosa que incluye de cara a los próximos años la remodelación de toda la avenida para agilizar el tráfico, compensar la peatonalización de la calle Real y ofrecer una alternativa suficientemente confortable y atractiva para que los conductores puedan desplazarse de un punto a otro de la zona oeste de la ciudad de la misma forma que la Ronda del Estero, en el otro extremo del municipio, permite hacerlo por toda la parte sureste.
Pero esta actuación municipal, no obstante, no ha hecho sino volver a poner el dedo en la llaga al incidir en las notorias e históricas carencias que La Isla arrastra en este sentido y en la ausencia de unos accesos adecuados al término municipal a pesar de que las soluciones están proyectadas desde hace ya años, a veces incluso desde finales de la década de los años 90.
El caso más evidente son los accesos desde la CA-33 al polígono industrial de Fadricas y hacia la avenida Cayetano Roldán y el centro de la ciudad, unas obras que se paralizaron en 2008 por los trabajos para la duplicación de la vía férrea y la construcción de la nueva estación de Bahía Sur y que desde entonces están pendientes de reanudarse. Este proyecto, de hecho, acaba de cumplir un año más en blanco ya que no hay noticias de la actuación desde que en agosto de 2015 se anunciara su inclusión -por tercer año consecutivo- en los Presupuestos Generales del Estado, donde se destinaban casi dos millones de euros para su ejecución. Esta inversión del Ministerio de Fomento, cuya tramitación administrativa se remonta a enero del año 2000, sigue completamente paralizada y suma ya ocho años de absoluta inactividad. Y eso que se considera estratégica para el relanzamiento del polígono industrial de Fadricas, el despegue de Fadricas II y el desarrollo de los polvorines de Punta Cantera, por no hablar de la importancia que tendría también para el centro comercial de Bahía Sur. De hecho, la terminación de los accesos de la CA-33 constituye una permanente reivindicación de los empresarios asentados en el polígono de Fadricas, aquejados históricamente de la difícil comunicación de este recinto reservado a la actividad económica.
Tampoco ha corrido mejor suerte la conexión de la autovía CA-33 con la Ronda del Estero: el enlace que está previsto que discurra por la trasera de Janer y que, en teoría, iba a ser una de las actuaciones complementarias del proyecto del tren-tranvía (para asegurarse también así una vía alternativa ante la peatonalización de la calle Real).
Diez años se cumplirán en el próximo mes de noviembre de la licitación de la redacción del proyecto por parte de la Junta de Andalucía y la Consejería de Obras Públicas, algo que en aquellos momentos se interpretó como un compromiso firme para afrontar su ejecución junto al proyecto del tranvía. La inversión a realizar se cifraba entonces en unos cinco millones de euros. Y, de hecho, la Junta llegó incluso a hablar de su licitación en algún que otro momento (además se vinculaba el proyecto a la construcción de un aparcamiento subterráneo en las proximidades de la plaza Juan Vargas).
Los detalles de esta otra actuación fundamental en materia de comunicación, que implicaban la construcción de una rotonda en altura y la remodelación de toda la circulación en el nudo de La Ardila, se conocieron a principios de 2009. La obra, sin embargo, nunca ha pasado de ahí a pesar de ser continuas las alusiones a su necesaria ejecución, que por otro lado en La Isla se remontan incluso a los tiempos en los que se planteaba la realización de la Ronda del Estero. De hecho, está conexión con la autovía desde la avenida Constitución se ha interpretado a menudo también como la última y definitiva fase de esta vía rápida que acaba de cumplir también diez años de la apertura de sus últimos tramos y que se ha consolidado como uno de los principales ejes de circulación de la ciudad.
Junto a estas dos actuaciones prioritarias hay otras en materia de tráfico rodado que inciden en estas carencias pero que no han pasado nunca de ser meros proyectos sobre la mesa que ni siquiera han comenzado su tramitación. Es lo que ocurre con el controvertido enlace por carretera entre La Carraca y los astilleros de Navantia con el polígono de Tres Caminos o con los proyectos electorales que hablaban del soterramiento de la variante en el tramo que discurre entre la estación de Joly Velasco y el Puente del Gran Poder, cuestiones que quedan todavía si cabe más lejos de conseguirse.
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