José Luis Cordero Baro abre el camino al tiempo de las hermandades de Gloria
Un detalle de la Divina Pastora captado por Sergio Gutiérrez Blanco ilustra el cartel que edita el Consejo
San Fernando/Apenas unas semanas separan la Pasión de la Gloria. En la noche del sábado lo recordó José Luis Cordero Baro en la remozada capilla de la Vera Cruz, desde donde tuvo la misión de anunciar el comienzo de un nuevo tiempo para La Isla y sus hermandades: el tiempo de las Glorias. Hace apenas unos días que se vivía con la arrolladora intensidad de siempre la Semana Santa y ya se canta con la alegría de la Pascua de la Resurrección -así lo hizo este cofrade y rociero hasta la médula- este otro tiempo. El 1 de mayo arrancará todo con la procesión del Patrón San José. Se habla de lo mismo, pero con lenguajes diferentes. Y es curioso, pero ese tránsito fugaz que va de la Pasión a la Gloria es también el mismo que el pregonero relató al hablar de su propia vida, desde sus inicios cofrades en la archicofradía de Jesús de Medinaceli hasta el descubrimiento de la gran devoción mariana de su vida, la de la Virgen del Rocío. Tanto que se convirtió hasta hace muy poco en el hermano mayor de la filial isleña. Y tanto, que el sábado se convirtió en el pregonero que cantó a todas las Glorias.
El acto organizado por el Consejo de Hermandades y Cofradías sirvió también para dar a conocer el cartel anunciador de este nuevo tiempo, una fotografía de Sergio Gutiérrez Blanco plagada de simbolismo que ilustra un detalle del cayado de la Divina Pastora. "Nunca, viendo menos, he visto tanto en un cartel", apuntó el pregonero, que tuvo también que hacer las veces de presentador de este cartel en esta puesta de largo del tiempo de las Glorias,
El pregón de José Luis Cordero fue un relato sencillo que aderezó con algunos versos y con las maneras rocieras, pero que sobre todo rebosó sinceridad, sentimientos, recuerdos y vivencias a medida que iba repasando sus devociones, que iba recordando a cada una de las Glorias partiendo de la mañana más rociera de La Isla: ese lunes en el que la hermandad de San Fernando emprende el camino desde la parroquia de la Sagrada Familia para iniciar la romería del Rocío, ese camino que pasa, antes de dejar La Isla, por la Iglesia Mayor y el Carmen, por el Patrón y la Patrona, San José y la Virgen del Carmen. Y que antes se despide de la Virgen de los Ángeles en la Bazán. Ese trayecto que termina con el Lunes de Pentescotés ante la Virgen del Rocío.
El pregonero recorrió esa particular romería por las hermandades de Gloria sin olvidarse, claro está, de la Divina Pastora y de Santa Elena, a las que llegó por el camino de los recuerdos y de la reflexión. No quiso tampoco desperdiciar la oportunidad de reflexionar sobre las hermandades, sobre su forma de ser -en especial de las de Gloria- y sobre su particular manera de vivir en el seno de la Iglesia. "No nos encerremos en nosotros mismos", pidió. "Seamos cercanos, demos testimonio".
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