"No nos pongamos místicos, somos cofrades y soñamos con volver a la calle"
José Luis Cordero Baro, pregonero de la Semana Santa de San Fernando
Es Domingo de Pasión y no hay Pregón de la Semana Santa. El Teatro permanecerá mudo a la hora de anunciar la llegada de un nuevo Domingo de Ramos. Habrá que esperar un año para escuchar al cofrade José Luis Cordero anunciando que las hermandades vuelven a echarse a la calle
San Fernando/Nunca antes en más de medio siglo un pregonero de la Semana Santa isleña se había visto en esta tesitura. Claro que desde un año a esta parte todo resulta bastante inédito. Hoy es Domingo de Pasión y, aunque no lo parezca, quedan solo siete días para un nuevo Domingo de Ramos que dará inicio a otra Semana Santa huérfana de procesiones y de hermandades en la calle. Que sí, que Semana Santa sigue habiendo, que eso ya se sabe... Pero ese mantra que parece salido de un manual de autoayuda y que se repite desde el shock de los primeros días del confinamiento –ese y el de la Semana Santa de la intimidad que toca vivir en casa– no deja de ser mera resignación, un lenitivo que en vano intenta consolar a una ciudad cofrade que anhela más que nunca el pálpito de la calle en los primeros días de la primavera.
"Somos cofrades. Nuestro principal objetivo sigue siendo el culto a nuestros titulares, culto interno y, sobre todo, culto externo, que es de hecho lo que nos distingue de una manera especial. Vivimos la Pasión y Resurrección de una manera muy particular y, lógicamente, eso se echa en falta y lo que queremos es poder volver a celebrarla como siempre", apunta José Luis Cordero Baro, pregonero de la Semana Santa.
Pero no se confundan. Esto no va de lamentarse por no poder salir a la calle ni de llorar como lloran los hermanos de fila más pequeños cuando la lluvia impide hacer la estación de penitencia. No es ese el tono. Tampoco, en una crisis sanitaria sin precedentes en la historia reciente, hay atisbo alguno de frivolidad en estas legítimas aspiraciones. Se trata, simplemente, de ser sinceros y llamar las cosas por su nombre.
"Creo que las hermandades hemos demostrado responsabilidad ante la pandemia, asumimos las restricciones, nos hemos volcado en las ayudas sociales... Pero no nos engañemos en plan místico, porque evidentemente con lo que soñamos todos es con volver a tener una Semana Santa con hermandades en la calle", dice este cofrade de la archicofradía de Jesús de Medinaceli y miembro de la junta de gobierno de la hermandad del Rocío, de la que –por cierto– también ha sido su hermano mayor.
Su exaltación –la que hoy tendría que celebrarse en un Teatro de las Cortes que permanecerá mudo llegado el mediodía– se suspendió en las vísperas del Miércoles de Ceniza, cuando todavía la tercera ola hacía estragos en La Isla. Bueno, se suspendió o se aplazó hasta el Domingo de Pasión de 2022, como prefieran. Así que hoy se dispone a vivir uno de los días más raros de su vida: "Va a ser muy extraño... Mucho", admite al afrontar el vacío de esta jornada que habitualmente marca el preludio de la Pasión.
Pero, tal y como se han desarrollado los acontecimientos, hasta lo prefiere, porque eso de ser pregonero en una Semana Santa sin procesiones hay que reconocer que se las trae. Mejor, claro, será ser el pregonero que anuncie el regreso con mayúsculas el próximo año... Porque ese pregón sí que se va a querer escuchar.
–Porque el próximo año... ¿Cree que sí?
–Confió en que sí... ¡Eso espero desde luego! Tengo esa esperanza. De verdad, creo que con las vacunaciones en marcha es bastante posible que dentro de un año la situación sea mejor... Quizá no consigamos tener una Semana Santa plenamente normalizada aún, pero quiero pensar que sí estaremos dejando atrás todo esto y que podremos plantearnos volver a vivir una Semana Santa en la calle de alguna manera. No sabría decirle muy de qué manera, pero sí algo más...
Aunque si algo hemos aprendido después de un año de pandemia es a no dar nada por supuesto. De hecho, cuando le nombraron pregonero en julio del año pasado se pensaba que lo peor ya había quedado atrás y que la pandemia se había superado. Pero pasado el verano la situación empezó a ponerse cada vez fea hasta que después de Reyes el Obispado decretó la suspensión de los actos de culto externo, lo que incluye lógicamente a las tradicionales salidas procesionales de la Semana Santa.
Desde luego no fue ninguna sorpresa. "Ya entonces todos lo esperábamos", dice el pregonero. Luego llegó la suspensión del Pregón. "De todos los posibles escenarios que habíamos barajado en las reuniones que tuvimos con el Consejo de Hermandades era el peor...Y pasó", admite. Pero la posibilidad de que esto ocurriera y de que el Consejo se viera forzado a suspender el pregón de la Semana Santa, en realidad, siempre estuvo sobre la mesa. Así que resignación.
Ahora ha dejado de escribir, claro. Automáticamente, en el momento en el que supo que este año no iba a haber pregón levantó la pluma del papel. Primero porque necesitaba tiempo para hacer frente a otras responsabilidades que durante los meses anteriores había dejado aparcadas. Pero también –y sobre todo- porque ahora mismo resulta tremendamente difícil ponerse manos a la obra sin saber qué va a pasar en los próximos meses. Hace falta un poco de perspectiva. "Quizás ahora, estos días, la Semana Santa, me empujen de nuevo a ponerme a escribir", comenta. Confía en cierto modo en que el momento le inspire o al menos le marque el rumbo a seguir.
–Y lo que ha escrito hasta ahora... ¿sirve?
–Buena pregunta. La verdad es que me resisto a descartar lo que ya está hecho. Creo que eso les pasa a todos los pregoneros. Hay partes, digamos vivenciales, que siguen sirviendo al propósito del pregón. No tenía planteado el pregón al modo clásico, desde luego, sino que quería llevar a la gente a las emociones de la Semana Santa a través de esos hechos vivenciales... Y eso sigue sirviendo. Aunque habrá que ver porque lógicamente el pregón, ya fuera este año o el que viene, va a estar necesariamente condicionado por la pandemia... Pase lo que pase, claro. No se entendería que yo saliera al atril a hablar de la Semana Santa y de hermandades como si nada hubiese pasado. No pretendo que sea el tema del pregón pero resulta ineludible aludir a la situación y hasta que en cierto modo eso sea lo que vaya marcando el rumbo.
Aunque para eso habrá que esperar todavía un año. José Luis Cordero, entre otras cosas, va a ser el pregonero de la historia que más tiempo vaya a estar 'en activo'. Aunque hay que concederle que no lo tiene fácil. Eso sí, su pregón –ese en el que se vuelva a anunciar un Domingo de Ramos en el que las hermandades se echan a la calle – es el que todos estamos deseando escuchar.
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