La Junta descarta que los malos olores de la calle Real se vinculen al tranvía

Un informe encargado por Obras Públicas atribuye el hedor a la concentración de sulfuro, cien veces por encima de los valores permitidos, y localiza el origen del problema en la estación de bombeo de Bahía Sur

Husillos instalados en la remozada calle Real.
A.r. / San Fernando

22 de octubre 2011 - 01:00

La Junta descarta cualquier tipo de relación entre las obras del tranvía y los malos olores procedentes del alcantarillado que aquejan a la calle Real y que han desatado las protestas de vecinos, comerciantes y hosteleros. Un estudio realizado por Obras Públicos atribuye el hedor a una desmesurada concentración de sulfuro (hasta cien veces por encima de los valores permitidos) y localiza el origen del problema en la estación de bombeo de Bahía Sur.

Según la Administración autonómica, nada tiene que ver en esto de los malos olores el polémico tranvía metropolitano ni las canalizaciones acometidas con motivo de las obras de la calle Real. La Delegación Provincial de Obras Públicas desveló ayer las conclusiones de un informe encargado por la propia Junta de Andalucía a la empresa especializada DB05 en el que se asegura que las nuevas canalizaciones de la calle Real -las instaladas durante las obras del tranvía- son receptoras de un vertido de alta concentración de sulfuros que procede de la estación de bombeo de Bahía Sur. De dicho informe -asegura- se ha puesto al tanto al alcalde isleño, José Loaiza.

El estudio de Obras Públicas descarta que el origen de los malos olores radique en una mala ejecución de la nueva red de alcantarillado y pluviales al atribuirlo directamente a la alta concentración de sulfuros que se ha detectado en el agua que entra en la red proveniente de la calle Isaac Peral, que a su vez recoge el agua de la estación de bombeo de Pery Junquera.

Los valores detectados por la Junta se sitúan hasta cien veces por encima de los permitidos por la ordenanza municipal y otras normas de referencia (hasta 500 partes por minutos -ppm- frente a las 5 ppm establecidas como límite).

Según el estudio, estos sulfuros, al airearse el agua, pasan al aire como gas sulfhídrico en concentraciones mucho mayores de lo permitido (más de 200 ppm, cuando los límites contemplados por la normativa lo sitúan entre 10 y 20 ppm).

El delegado provincial de Obras Públicas, Pablo Lorenzo, ha trasladado dicho informe al regidor isleño al que ha recordado que dicho problema existía con anterioridad a la actuación de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda en la calle Real con motivo de las obras del tranvía, aunque los olores no llegaran a notarse con la intensidad que ahora tienen.

La Administración autonómica -insiste Lorenzo- se ha limitado a sustituir una tubería de hormigón por otra de gres y poner una más en paralelo, de PVC, para las aguas pluviales bajo un diseño que, recuerda, ha sido consensuado y aprobado por los servicios municipales.

El problema del hedor que emana de la calle Real ha causado más de un quebradero de cabeza a la Junta. Las quejas de vecinos, comerciantes y hosteleros que se han registrado con insistencia desde el verano se han convertido en el enésimo problema que afectaba a este proyecto, paralizado también a causa de un controvertido proceso judicial.

De ahí también el interés que la Junta en airear las conclusiones de un estudio que asegura que los olores no son problema del tranvía ni, por tanto, responsabilidad de Obras Públicas. El delegado provincial incluso aludió ayer a los testimonios de técnicos de la obra que afirman que, en la operación de renovación del saneamiento de la calle Real, "se ha podido observar el efecto corrosivo de la oxidación a ácido sufúrico del sulfuro de hidrógeno por la acción de bacterias que se desarrollan en las paredes de los conductos, llegando a carcomer el hormigón y, posteriormente, el armazón de acero de las tuberías".

Para acabar con estos malos olores, la Junta recomienda al Ayuntamiento como solución más viable la eliminación o disminución de los sulfuros en origen mediante desodorización de las estaciones de bombeo de aguas residuales, tal y como se hace en otras poblaciones.

Obras Públicas alude también al criterio de los técnicos consultados para descartar la opción de instalar chimeneas, que se había llegado a plantear. "No son efectivas dado que el sulfhídrico pesa más que el aire y las extracciones deberían ser forzadas, con el posterior descenso del gas a la calle", asegura Pablo Lorenzo.

También se ha estudiado la canalización de los sifones, que hasta ahora se sospechaba como principal causa del problema de los malos olores. "Ya se está realizando -recuerda Pablo Lorenzo-. No obstante, para su eficacia, se hace necesario que los sifones estén llenos de agua constantemente y, con el calor, el agua se puede evaporar y dejar pasar el aire y el olor".

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