Lazaga, pendiente de sufrir una intervención de urgencia

La consolidación estructural e impermeabilización de cubiertas constituyen una prioridad El futuro uso del palacete isabelino como espacio dedicado al flamenco genera posturas encontradas

Interior de la Casa Lazaga en 2008, en una fotografía decida por Eduardo Mera.
Interior de la Casa Lazaga en 2008, en una fotografía decida por Eduardo Mera.
Alejandro Díaz San Fernando

07 de septiembre 2014 - 01:00

Hace pocos días saltó la noticia de que el Consistorio isleño había atendido a las advertencias de los técnicos municipales del Área de Desarrollo sobre el estado actual de conservación de la Casa Lazaga tras una inspección rutinaria del edificio. El motivo de ésta no era otro que la necesidad de mantener este inmueble histórico, que cuenta con el más alto nivel de protección dentro del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Histórico (Peprich), y que, si todo va bien, se convertirá de aquí a unos años en sede del Museo Camarón y Centro Cultural Contemporáneo del Flamenco.

Este informe técnico hizo constar que parte de los forjados de la finca se encuentran actualmente desplomados -en algunas de las plantas llegan incluso al 30%-, así como la necesidad de impermeabilizar parte de las cubiertas y cubrir los patios interiores para una mejor conservación hasta que el Ayuntamiento pueda, por fin, acometer las necesarias obras de rehabilitación que devolverán a este palacete isabelino su primitivo esplendor.

El Gobierno municipal ha tomado la decisión pues, ante la lamentable situación de este inmueble adquirido hace ya trece años, de encargar la la redacción de un proyecto de obras de urgencia al arquitecto Enrique Machuca Tortajada, "un profesional con sobrada experiencia en rehabilitación estructural de edificios tal como quedó demostrado tras las intervenciones para la consolidación de la Casa Consistorial entre los años 2006 y 2007", como hace constar el Gobierno municipal en un comunicado. Se prevé así que estos trabajos, presupuestados en 21.441 euros, estén concluidos a lo largo de este mes de septiembre.

El alcalde isleño, José Loaiza, destaca que su equipo municipal ha logrado casar dos de los objetivos con los que comenzó su mandato. Por un lado, potenciar la figura de Camarón como atractivo turístico indiscutible de la ciudad, poniendo en valor a su vez el gran legado flamenco que ésta posee desde antiguo; y, al mismo tiempo, apostar por la recuperación del patrimonio histórico isleño, que en su vertiente arquitectónica encuentra en Lazaga uno de sus principales exponentes. Loaiza comunicó a primeros de julio que "este edificio es el que mejor se adapta al proyecto de Museo Camarón por el noble porte del inmueble en sí, su tamaño y el gran número de dependencias que alberga". Definió, además, esta finca como "algo más" que el lugar donde se exhibirá el legado del cantaor, como un centro de referencia muncial para el flamenco contemporáneo.

A propósito del proyecto, cabe destacar que historiadores, historiadores del arte, restauradores y colectivos patrimonialistas en general ya han expresado argumentos a favor y en contra de esta iniciativa que fundirá el flamenco -bien cultural inmaterial- con un legado arquitectónico que en el sentir de muchos no es acorde a la expresada función. Entre las voces que defienden el proyecto hay quienes justifican esta simbiosis por integrar, en efecto, dos símbolos tan dispares como emblemáticos son para La Isla. Asimismo inciden en la necesidad de ampliar el abanico de Camarón por toda la ciudad para evitar su concurrencia en el extremo noroeste de San Fernando, junto a la Venta de Vargas y el monumento al mito que en su día esculpió Antonio Mota.

Los detractores del proyecto esgrimen, en cambio, que pese a la importancia de ambos atractivos turísticos y culturales, éstos no deben entremezclarse por pertenecer a naturalezas tan diferentes que mermarían sus respectivos espíritus. No aprueban la rehabilitación de un palacete isabelino decimonónico cuya historia está íntimamente ligada a la Armada, con la tradición flamenca popular latente entre las callejuelas -Amargura, Carmen, donde aún permanecen la fragua y la casa natal del cantaor respectivamente-. Como alternativa mencionan otra de las opciones barajadas por el Consistorio hasta época reciente, el edificio de la Cruz Roja, actualmente en proceso de expropiación forzosa y de un corte barroco más popular que encajaría a la perfección con el museo del Flamenco. Este edificio se encuentra, además, muy próximo a la Venta de Vargas, lo que para muchos constituye una ventaja de cara a la promoción. Dado que las autoridades se han planteado hace poco la posibilidad de rehabilitar el número 2 de la calle Real como sede para las colecciones documentales que actualmente se están degradando en los sótanos de diversos edificios municipales, detractores del proyecto Camarón en Lazaga sugieren un intercambio que convertiría al citado palacete en archivo histórico y el edificio de la Cruz Roja en museo del flamenco.

Con todo, la decisión ha tomado carácter oficial y no parece reversible, más tras la colocación del cartel con la figura de Camarón en la fachada del palacete, cuya rehabilitación integral ha sido anunciada para finales del año próximo y cuenta con un presupuesto de 1,2 millones de euros. Un proyecto tan ambicioso como esperado desde hace 13 años por una ciudad que hoy, más que nunca, necesita recuperar su memoria, ennoblecer el legado histórico heredado e incentivar unos recursos turísticos que, bien gestionados, constituirían una verdadera fuente de riqueza.

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