Manchad, manchad, benditos

la primera carrera solidaria de la felicidad

Medio millar de participantes arropa con entusiasmo la primera 'colour run' que se celebra en La Isla

Participantes en la Carrera de la Felicidad, ayer, en el Parque Almirante Laulhé.
Participantes en la Carrera de la Felicidad, ayer, en el Parque Almirante Laulhé. / Román Ríos
Arturo Rivera

23 de abril 2018 - 06:44

San fernando/Se pusieron verdes. Verdes, amarillos, azules, rosas... De todos los colores. La primera 'colour run' que se celebra en La Isla dejó ayer muy buenas sensaciones y, sobre todo, muchas ganas de repetir. La cita, promovida por el grupo joven de la hermandad de la Sagrada Oración en el Huerto con fines solidarios -para la Fundación Vicente Ferrer- y respaldada por el Patronato Municipal de Deportes, se vivió en un ambiente de lo más festivo en torno al parque Almirante Laulhé que se prolongó hasta primeras horas de la tarde. Y los que participaron -en torno a medio millar de personas- se lo pasaron estupendamente manchándose de polvos de colores, bailando y ejercitándose al compás que marcaban las monitoras de zumba que pusieron la guinda a la cita... Todo después de correr -o andar, según el caso- un recorrido de poco más de cuatro kilómetros que discurría entre el Parque y La Ardila a través del Barrero y de la avenida León Herrero. No hubo nada de hazañas deportivas ni de tiempos ni clasificaciones. Lo de ayer no iba de eso. Era una carrera muy peculiar. Se trataba sobre todo de pasárselo lo mejor posible, de divertirse con ganas. Y por eso en la Carrrera de la Felicidad, que así se llamaba la cita organizada con la empresa C.I. Eventos de Color, dio igual la edad a la hora de participar. Predominaron los jóvenes, eso fue evidente. Pero se vieron también a no pocos mayores con su kit de la felicidad, que incluía gafas de sol y los característicos polvitos de colores para echárselos unos a otros. E, incluso, a familias al completo, que se tiñeron sin recato de todos los colores del arco iris. De eso se trataba, de mancharse, de mezclar colores... La estampa, no hace falta decirlo, no pudo ser más animada. Y dio pie a que muchos -prácticamente todos- se inmortalizaran con sus teléfonos móviles en un alarde de consentido postureo... Porque de eso iba esto también.... ¡Qué más da! No faltaron, por supuesto, los que pusieron de su parte y se aventuraron a correr con pelucas de colores y tutús para rematar el conjunto.

La carrera partió del Parque pasadas las once de la mañana y los primeros participantes cruzaron la meta antes del mediodía. Allí, en el auditorio abierto continuó luego la fiesta: música, zumba, sorteos... Así, en este ambiente, La Isla se hizo con una nueva cita para su agenda.

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