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Manuel Carrasco, complicidad y frenesí en el concierto de Bahía Sound en San Fernando

El artista onubense repasa su discografía en una noche que inicia con el tema 'Hay que vivir el momento' que da nombre a la gira

Manuel Carrasco, en concierto en San Fernando. / Julio González

San Fernando/Y fue el duende de su voz,/ de La Isla el sentimiento,/ que su padre lo fraguó,/ con su madre a fuego lento./ Y si yo lo nombro a él,/ se me quiebran las palabras,/ porque no ha nacido nadie/ que tuviera su mirada./ El barrio las callejuelas/ y noche en la Venta de Vargas/ una Leyenda del Tiempo que quedará pa los restos/ la chispa de su garganta. Coge su guitarra Manuel Carrasco y canta a la calle Real, el Nazareno, Camposoto y La Casería; a los tango de su Pastori y a Camarón. Esos momentos sobre la tierra (la isleña y la gaditana) se repiten a lo largo de una noche en la que el cantante onubense abre la temporada de conciertos del festival Bahía Sound en San Fernando.

La propuesta del artista repara su discografía, letras reconocibles por todo el público que le acompaña. Tanto en las canciones más ritmosas como en la más íntimas. Desde el principio deja claro Carrasco a qué viene a La Isla porque en esta gira deja claro que Hay que vivir el momento, el tema nuevo con el que inicia una velada mágica con un público entregado. Ni el levante, que sopla pero podría ser peor, estropea la cita, a pesar de los temores del equipo que se disculpa por los cambios. Solo impide que las pantallas laterales del escenario puedan montarse. Pero no importa, las seguidoras pueden disfrutar de las imágenes del cantante y las del montaje del espectáculo en la pantalla trasera.

Manuel arranca frenético, encadenando tres temas sin tregua, moviéndose de un lado a otro del escenario para regocijo del público del que se pone más cerca en cada paseo, antes de dirigir unas palabras al respetable que en apenas 10 minutos ya ha bailado, cantado, dado palmas y gritado con entusiasmo. Tambores de Guerra suena justo antes de Aprieta, que antecede a Los primeros días, Que nadie y Mujer de las Mil Batallas. Son seis canciones cada una de un álbum distinto: Fue (del que ha habido dos adelantos hasta la fecha), Bailar el viento, Confieso que he sentido, La cruz del mapa, Inercia y Habla II.

El cantante derrocha energía encantado con los asistentes que cantan junto a él, a los que deja solos en algunas canciones, a los que dirige el micrófono para que suene más. La complicidad es completa, con guiños a la tierra, como esa El aire de la calle, de Los Delincuentes, que hace bailar al público; o al Carnaval que se vive a unos kilómetros de distancia (el Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval en Cádiz), y que celebra con su propio pasodoble (Tengo un amor). No duda en agarrar la bufanda con los colores amarillo y azul que le acercan del público y no para de sonreír cuando el público se arranca con el himno oficioso del equipo cadista que entona en algunos de sus versos -demuestra que se la sabe-.

Comparte el artista con sus músicos un popurrí con partes de algunas de sus letras con Siendo uno mismo como colofón, para luego quedarse solo y cantar y hablar la letra de Entiendo, rasgar la guitarra y su garganta. Durante varias canciones avanza solo en la noche, aunque el público no se separa. Más tarde volverá a quedarse solo ante los presentes, él y un piano, y el recuerdo a la pandemia, una letra que no quería incluir en la gira pero que está para dar las gracias a quienes ayudaron en esos malos momentos, Prisión esperanza emociona a quienes se sienten identificados con su letra.

El concierto llega a hora y media cuando descansa, apenas unos minutos, para coger carrerilla y seguir casi una hora más. Llega el momento de escuchar Fue, el primer adelanto del último disco que saca este año; Me dijeron de pequeño, bajo la luz de la luna; o Amor Planetario y que el público cante a voz en grito Bésame otra vez... Pide compás Manuel Carrasco para acompañar a Tan solo tú, con la que hace el amago de despedida. Sabe que no, antes canta a San Fernando, antes mantiene la noche en lo más alto con En el bar de los pesares y, esta vez sí, el adiós con Qué bonito es querer.

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