Nace una nueva asociación de lucha por los derechos de las personas sin hogar en San fernando

Sociedad

Unas veinte personas con experiencia en el trato de la marginalidad desde otros colectivos forman parte de la entidad, que defiende el acompañamiento caso a caso

Concentración por la muerte de un hombre que vivía en la calle hace unos días. / D.C.

San Fernando/San Fernando cuenta con una nueva asociación que defiende los derechos de las personas sin hogar. Ese es su nombre: Asociación Personas sin hogar con derechos (PESHO-DE), que está conformada por una veintena de personas que tienen experiencia en el trato con la marginalidad pero que buscan un nuevo enfoque desde el que atender caso a caso, aunque también desde un punto de vista global. Incluso lo compatibilizan con su implicación en otros colectivos. "Nos presentamos con ganas de canalizar nuestra inquietud acompañando a la persona sin hogar y de denunciar la vulneración de los derechos”, explica su presidenta, Milagrosa Fernández Bey.

La entidad se constituyó en marzo, y recientemente se forma parte del registro de asociaciones.

Su apuesta se centra en el trabajo por esos derechos perdidos por las personas sin hogar, no tanto en la labor asistencial que ya realizan entidades como Calor en la Noche o el comedor social de El Pan Nuestro. La idea es mejorar sus condiciones de vida y buscar como objetivo último la integración social.

"El sinhogarismo no se debería permitir", expone Fernández Bey sobre la base que sustenta la propuesta social de esta entidad. Por eso lamenta que las administraciones no den respuesta a las necesidades básicas, como el problema habitacional. "La madurez de una sociedad no se mide por la cantidad de servicios que ofrece sino por cómo se atiende a los vulnerables y el sinhogarismo es la situación más extrema de esa vulnerabilidad", plantea. Por eso no entiende que los ciudadanos y las instituciones se hayan acostumbrado a personas en esta situación, mirando para otro lado, haciéndolos invisibles.

Frente a eso destaca que Europa da pasos en el sentido contrario, que invitan a la reflexión. La Declaración de Lisboa plantea la puesta en marcha, por parte de instituciones y gobiernos de la Unión Europea y sociedad civil, de un plataforma para la erradicación del sinhogarismo, como compromiso y prioridad social.

En el ámbito local, esta nueva entidad, apoyada por más personas que los veinte registrados, prevé la aplicación de un método que tiene varios pasos. En primer lugar, comienza por la atención de casos concretos para encauzarlo sobre la vulneración de los derechos que esa persona sufre. El otro brazo es la reivindicación general: más plaza de albergue, más recursos para viviendas sociales, una mayor implicación en la integración social o el empadronamiento de las personas sin hogar.

Desde PESHO-DE se entiende que es necesario realizar un acompañamiento, especialmente en situaciones extremas. "Por eso algunas personas consideran que somos asistencialistas. Pero, sin ser nada malo, es algo que nos toca de refilón, es colateral. A veces hay que desplegar medidas de emergencia, como llevarle mantas o acercarlos a los sitios para asearse o para que coman. Son cosas puntuales dentro de nuestro objetivo, que es que tengan una respuesta institucional que les resuelva el problema", insiste Milagrosa. En ese sentido, apuestan por una forma de trabajar que se aleja de la clásica (asistencialista) y se fijan en lo que se denomina Housing First, que se refiere a la proporción de vivienda, como punto de partida para que estas personas retomen su vida.

Estas cuestiones mencionadas forman parte de los tres fines principales que se ha marcado la asociación: la erradicación del sinhogarismo, darles visibilidad y exigir a los poderes públicos políticas para esa integración y para que se respeten sus derechos (a una vivienda digna y adecuada, a la intimidad y privacidad, a no sufrir discriminación, a la formación). La invisibilidad, especifica Fernández Bey, llega al punto de que "no se les empadrona". Al no tener domicilio no se daba el paso, y solo con el tiempo se hacía en el propio albergue. "No interesa empadronar a las personas sin hogar", asume, cuando la falta de este elemento administrativo dificulta la consecución de recursos, como puede ser el ingreso mínimo vital, y así "son fantasmas".

En el centro de esta labor, siempre protagonistas, deja claro la presidenta de PESHO-DE, están estas personas sin hogar, por eso defiende la necesidad de "estar en contacto con ellos". "Porque cada persona necesita algo distinto y hay que darles respuesta". "Todos podemos tocar fondo, por un divorcio, por un trauma. Y además están las personas con problemas mentales", reflexiona sobre las circunstancias que llevan a la calle, donde la mayoría no está por propia voluntad, abunda.

La presidenta de esta nueva entidad lamenta la falta de recursos en el municipio, como la falta de plazas en el albergue, "que es privado"; o necesidad de un albergue de alta tolerancia, para que sea un espacio de preparación para la integración y no de tránsito. "Hay que trabajar con ellos, porque muchos tienen problemas mentales o adicciones, que venían de antes o que estar en la calle, sin familia, solos, les ha provocado", apunta. Las dos integradoras sociales con que cuenta el Ayuntamiento no son suficiente, a su juicio, para atender esta realidad.

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