Niña Pastori, reina de Bahía Sound
La artista isleña desmonta tema a tema el tópico de que nadie es profeta en su tierra en uno de los conciertos más multitudinarios del festival, que con esta actuación echa el telón en San Fernando
Las imágenes del concierto de Niña Pastori en Bahía Sound
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San Fernando/Fue el último concierto del verano, la última función de Bahía Sound 2023. Aunque por el ambiente que reinaba en el recinto parecía verdaderamente que las vacaciones acababan de empezar. Ni siquiera la presencia de la lluvia enfrió los ánimos del multitudinario público que llenó hasta los topes la explanada colindante al escenario. Y la responsable de este lleno absoluto no era otra que Niña Pastori, que fue la encargada de poner el colofón a la última edición del festival.
La reina del Bahía Sound vino para desmontar tema a tema el manido tópico de que nadie es profeta en su tierra; para darse, literalmente, un baño de masas y echar un cierre espectacular a una temporada que se ha anotado no pocos éxitos en La Isla.
Fue un concierto memorable, en el que la isleña -con una trayectoria de más de 25 años en la música- dejó bien claro una vez más sobre el escenario por qué es una de las artistas españolas mejor consideradas. Pero también fue una velada con matices entrañables, porque Niña Pastori, María Rosa García, cantaba de nuevo en su tierra. Y no pudo evitar aludir a sus comienzos, lanzar piropos a La Isla y a su gente e, incluso, saludar en varias ocasiones a sus padres, presentes en el recital.
"Yo siempre me he sentido querida en mi tierra", reconoció al dirigirse cariñosamente a los asistentes y al agradecer la impresionante respuesta que el público había dado a la última cita veraniega de Bahía Sound.
Pastori, desde su condición de artista consagrada, aprovechó también para lanzar desde el escenario un mensaje en defensa de "ese soniquete tan nuestro". "Aquí hay un espíritu especial para el flamenco, para el baile, para el cante... Y eso hay que valorarlo", afirmó durante una brillante actuación que, a modo de introducción, arrancó con una pieza de video en la que dos grandes -Juan Villar y Rancapino- hablaban de las alegrías de Cádiz.
Y, precisamente, por alegrías se metió la isleña en faena para empezar a recorrer en esta velada –la última del verano– su propio Camino, que así, de hecho, se llama su último trabajo discográfico, que ha lanzado este mismo año. Sobre el escenario desfilaron bulerías, sones latinos, sentidas baladas, letras de amor, mucho flamenquito... Y se escucharon temas nuevos y otros de siempre que la artista no quiso pasar por alto en una cuidada puesta en escena dotada además de gran calidad técnica y musical. Y por encima de todo en este impecable directo estuvo siempre su inconfundible voz, que La Isla tiene tan identificada.
"Hoy vengo a dar mis mejores pregones", anunciaba Niña Pastori al dar comienzo al concierto con su versión de El cantante de Rubén Blades. Y la promesa, desde luego, se hizo realidad sobre el escenario a medida que fue desgranando su repertorio. Desde Regoleta y Yo nací para vencer, ambos de su último disco, a Burbujas de Amor -el clásico de Juan Luis Guerra- o Válgame Dios, de su álbum María.
Con Pon que dale, el gran éxito del álbum Camino, puso a la gente a bailar coincidiendo con el punto álgido de la noche. Y con Bon dia, dedicada a Barcelona, Niña Pastori quiso agradecer la acogida que siempre le había dispensado esta tierra. Eso sí, también dejó claro que era madridista hasta la médula, como toda su familia.
La artista -que reconoció estar "feliz" por la acogida que ha tenido tanto el nuevo disco como la gira que lleva a cabo a raíz de su lanzamiento- hizo las delicias del público al enlazar sin tregua los estribillos de temas tan conocidos como De boca a boca, Amor de San Juan o Capricho de mujer. Y encandiló con su interpretación de La orilla de mi pelo, La habitación, La azotea y, por supuesto, Ya no quiero ser. Fueron algunos de los momentos más especiales de la noche.
Aunque, sin duda, su Cai -el tema era obligado en un concierto así- y Cuando nadie me ve, que cantó acompañada al piano de Luis Guerra, depararon los momentos más mágicos de una velada que, desde luego, dio mucho de sí. Hasta su marido, Chaboli, aprovechó un descanso de la artista para arrancarse en el escenario y animar al público mientras Pastori se daba un respiro antes de darlo todo en la recta final del concierto, en la que se adentró con canciones como Y de repente, Aire de Molino o Y para qué para despedirse a lo grande del público.
Así, con su concierto más isleño, Bahía Sound echó un glorioso cierre a una de sus mejores ediciones desde que el festival echara a andar allá por 2020.
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