Visto y Oído
Broncano
San Fernando/La inesperada tormenta de verano que arreció este viernes pasadas las ocho de la tarde pilló de sorpresa a la Noche Blanca isleña justo cuando empezaba a ponerse en marcha y obligó a suspender muchas de las actuaciones en directo de pequeño formato y al aire libre por las que se había apostado con la colaboración de las asociaciones de comerciantes y de hostelería (Acosafe y Asihtur) para animar las calles del centro en una noche única.
No todas claro. Algunas solo se retrasaron a la espera de que el chaparrón pasara y se pudiera retomar la velada, como hizo el grupo Retroversión que pasadas las diez de la noche consiguió por fin entonar Sabor de amor, el conocido tema de Danza Invisible, para empezar a recordar los éxitos de los 80 desde la calle González Hontoria. O Sincronizados, que desgranó su repertorio en las proximidades del Mercado Central.
Ya entonces el centro de La Isla, sus calles comerciales, sus bares y sus terrazas, estaban a tono. Poco después, la orquesta The Playbillers empezaba también a tocar en la plaza de la Iglesia. Porque ni por asomo se pensó que la lluvia -aunque se cayeran del cartel algunas de las actuaciones previstas- pudiera llegar a frustrar el regreso de la Noche Blanca tras dos años de obligada ausencia a causa de la pandemia y sus consabidas restricciones.
Y menos en pleno verano, claro. Eso sí, tampoco se vio -o solo se pudo ver fugazmente, cuando las nubes lo permitieron- laesperada superluna que había llevado al Ayuntamiento isleño a plantear la celebración de la Noche Blanca en esta velada para que ejerciera de telón de fondo de la treintena larga de actividades que se habían propuesto para disfrutar del comienzo del gran puente de agosto.
Lo que no faltó a la cita -como suele pasar en La Isla- fue el público, que respaldó una vez más esta velada estival. Quizás fue algo tibio en los primeros momentos de la noche, esos en los que los negocios de hostelería se tuvieron que apresurar a limpiar las sillas y mesas de las terrazas después del inesperado chaparrón. Y quizás tampoco se vieron esas impresionantes masas que en otras ediciones ha arrastrado la Noche Blanca. Pero gente hubo por la calle, paseando, huyendo del bochorno, curioseando y participando de un modo u otro de la velada. Y bares, terrazas y restaurantes mostraron una vez más su mejor cara, esa en la que prácticamente están sin mesas libres. En el Zaporito, a medianoche, no cabía un alfiler, por ejemplo.
Además, por esa ruta que articula el paseo reglamentario de los isleños, la que recorre las calles del Centro Comercial Abierto -Real, Colón, Rosario y San Rafael- se pudieron ver también a algunos establecimientos que se animaron a sacar sus artículos a la calle y que aplazaron su hora de cierre habitual para engancharse a esa Noche Blanca que pregonaba el animado pasacalles organizado por Acosafe, Jambá.
No fue el único que ayer recorrió las calles de La Isla, por cierto. Desde la antigua Casa de la Juventud, ya bien entrada la noche, salió también el pasacalles de Planetarium promovido desde el Ayuntamiento, un bello espectáculo de iluminación que encantó a los más pequeños.
En el taller de maquillaje Brilli-brilli que se llevó a las puertas del centro de congresos, en plena calle Real, se vieron también largas colas. Y un concurrido ambiente arropó también al que se hizo en la Alameda, destinado igualmente al público infantil.
Más allá de las propuestas familiares, no fallaron tampoco en esta Noche Blanca las visitas guiadas a edificios, museos y monumentos, una actividad indispensable en el programa. Algunas, como las llevadas a cabo en el Ayuntamiento isleño, estuvieron teatralizadas y consiguieron arrastrar a una gran cantidad de público. El Consistorio, aunque lleva ya año y medio abierto tras su rehabilitación sigue despertado un gran interés entre los ciudadanos. Y sigue asombrando.
Así que la Noche Blanca, esa iniciativa que mezcla lo cultural y el ocio para animar al comercio y la hostelería con variadas propuestas, no solo sirvió de nuevo para animar a los isleños a disfrutar de una noche de verano algo especial sino que puso una vez más de manifiesto el potencial que tiene el centro. Y, por supuesto, la Noche Blanca demostró que tiene una larga vida.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios