Un 24-S de vocación feminista relanza su tono reivindicativo
San Fernando
Pepa Bueno recoge el Premio Cortes a los Valores Constitucionales por su cobertura del 8-M l La periodista reivindica a las mujeres de la historia que no enseñan los libros
San Fernando/La Isla cerraba ayer un círculo: Doscientos ocho años después del Juramento de Las Cortes que inició el debate y la elaboración de la primera Constitución española -un texto que no incorporaba los derechos de ciudadanía de la mitad de la población, las mujeres- la ciudad resarcía este agravio, propio de la época, al incluirlas en los valores democráticos con la vinculación de la conmemoración de aquel 24 de septiembre de 1810 a las mujeres y a su lucha por la igualdad. Con esta idea concluía su discurso en el Teatro de Las Cortes la periodista Pepa Bueno, distinguida con el IX Premio Cortes Isla de León a los Valores Constitucionales, precisamente, por dar voz al movimiento feminista que se echó a la calle en la histórica jornada del 8-M en una muestra superlativa de democracia. "Sin mujeres no hay democracia real", dejó claro la premiada en un acto que vuelve a mostrar la cara reivindicativa del 24-S.
"La pregunta que las mujeres lanzamos al mundo el 8 de marzo fue: Si somos iguales en derechos, ¿por qué tenemos que esperar un siglo para ejercerlos en condiciones de igualdad? ¿Por qué esperar un siglo? ¿Por qué yo no puedo disfrutar de ejercer los derechos que me reconoce la Constitución del 78 en plenitud de igualdad con los hombres? ¿Por qué no puede ejercerlos mi hija Manuela, que es una adolescente ahora? ¿O su hija, si la tiene algún día? ¿Por qué no?", exponía la directora y conductora del programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser sobre las reivindicaciones de las millones de féminas que se sumaron a las movilizaciones de ese Día de la Mujer. Se refería Bueno a un informe de este año del Foro Económico Mundial que estima que al ritmo al que avanzan las políticas de igualdad en el mundo la igualdad real, que no legal, no llegará hasta dentro de 100 años.
Queda camino por delante para defender el papel de la mujer en la sociedad, pero también se anda en el presente y se hizo un largo trecho en el pasado, aunque las huellas de las mujeres en la historia hayan intentado borrarse. "No nos las han enseñado. Yo hice el Bachiller, el BUP, en la etapa democrática; fui a la universidad en la España democrática y he trabajado en la España democrática y descubro con cada ocasión que la vida me pone por delante a mujeres que no figuran en los libros que estudiamos, y que son imprescindibles para que la rueda de la historia gire", señalaba la periodista pacense. Con motivo de este premio ha descubierto, reconoció, las figuras de Frasquita Larrea o Margarita López de Morla, mujeres que quisieron participar en el debate público y buscaron las maneras de hacerlo. "Como no les dejaban entrar a los cafés, ni por supuesto hacer política activa, se engancharon a una corriente muy europea que eran las tertulias en los salones", apuntaba. Larrea, abundó, reivindicó la figura de Mary Wollstonecraft, la autora "del que se considera el texto fundacional del feminismo": "La defiende apasionadamente frente a su marido en unas cartas y hace suyo el ideario de ese libro, Vindicaciones de los derechos de la mujer". En esa Isla de León de 1810 y en el Cádiz de 1812, aunque no incluidas como ciudadanas en la Constitución, "las mujeres estábamos ahí". No sólo atendiendo a niños, enfermos y ancianos, dando de comer a soldados o pendientes de los señores diputados, también "participando físicamente en la guerra", o en el debate público a través de los resquicios que encontraron en la vida social.
El empuje de las mujeres estaba entonces presente, aunque sus derechos no fueran asumidos en la constitución que se estaba conformando. No extraña si se tiene en cuenta que "el feminismo es el hijo no querido de la Ilustración", mencionaba la premiada con palabra de la filósofa Amelia Varcárcel. Pero la realidad está cambiando, ha cambiado, "ese hijo ha crecido bien, sano, y 200 años después es una hija dispuesta a dar la batalla", advirtió. Y seguirá cambiando: "Hoy nos escandaliza que hace 200 años la Pepa no incluyera a las mujeres. Bueno, pues esta Pepa está convencida de que dentro de 100, 200 años, quienes estén conmemorando el 1810 se escandalizarán de que el mundo no se pare en 2018 cada vez que matan o asesinan a una mujer; se escandalizarán de que esta sociedad de 2018 necesite que nazcan niños y que a continuación se desentiendan absolutamente del coste personal, profesional y laboral que tener hijos tiene para las mujeres". Pepa Bueno dibujaba con sus palabras una nueva sociedad, reformada, en el que no tendrán cabida situaciones que se siguen dando ahora: que el cuidado de niños, ancianos o enfermos recaiga en la mitad de la población y que sea gratis, la brecha salarial, no poder caminar por las calles solas y tranquilas por las noches por el hecho de ser mujer; que en las fotos de cumbres europeas, cúpulas judiciales, consejos de administraciones, foros de debate o dirección de medios de comunicación no haya apenas mujeres; la tiranía de exigir a las mujeres de entrar en un patrón irreal de belleza. "Se escandalizarán como nosotros nos escandalizamos ahora al ver que en 1810 no estaba la mujer como sujeto de derechos de ciudadanía. Como nos escandalizamos ahora de que hace 100 años no pudiéramos votar, o de que hace 70 no tuviéramos derechos sobre nuestro propio cuerpo y el único horizonte que nos ponían por delante era un matrimonio que nos arreglaban".
Al menos ayer La Isla completaba esa travesía desde 1810 a la actualidad con la entrega de un premio a los Valores Constitucionales por la defensa de los derechos a la mujer. Un camino, decía la mujer que lo recogía, que "nos devuelve la mejor imagen de nosotros mismos: la de ponernos de acuerdo, pactar unas normas de convivencia que incluya a todo el mundo. Los españoles fuismos capaces de hacer eso... y las españolas".
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