Rehabilitación en Bazán: De la insatisfacción a la indignación
Las obras desarrolladas en siete de los bloques de viviendas de estas barriada de San Fernando se cierran con críticas de los vecinos por los resultados
Cara y Cruz en la barriada Bazán de San Fernando: la rehabilitación de las viviendas no alcanza a todos los vecinos
La rehabilitación de los bloques de la barriada Bazán finalizará en las próximas semanas
San Fernando/Atrae a la vista en la barriada Bazán el blanco impoluto que irradian algunas de las fachadas de los bloques de viviendas. Es la prueba de que sus habitantes forman parte de los privilegiados que se han beneficiado de la rehabilitación que se ha desarrollado en la zona con fondos europeos de la Iniciativa Territorial Integrada (ITI). Esa apariencia enmascara, sin embargo, el malestar de estos afortunados, enfadados por el resultados de los trabajos, "insatisfechos" unos, "indignados" otros. A pocos metros, y ellos sí que están en el extremo de ese malestar, les observan los vecinos que se quedaron fuera de la intervención y de la subvención, los que residen en ocho de los quince bloques.
"Yo solo llevo aquí dos años, pero una vecina me explicó que faltó alguna documentación y que por eso el bloque fue descartado", cuenta Jessi, que está llegando a su casa, en la que está de alquiler, y en la que sufre de humedades. "En la fachada de detrás podéis ver el problema", comenta sobre la cara del bloque, el número 9, a la que dan sus ventanas y en la que efectivamente se perciben esas manchas negras tan características sobre una pared con el cemento visto en algunas partes.
Un paseo por la barriada supone un camino de contrastes entre edificios blancos tras las obras y el pintado final y aquellos que siguen con profundas deficiencias: los tonos oscuros, por la ausencia de nueva pintura, por el desprendimiento de las capas externas, bajos comidos que dejan ver el ladrillo interior. En agosto de 2022 cuando las obras estaban en marcha en el barrio, Carmen, una vecina de ese bloque 9, mostraba el boquete que tenía bajo su ventana. Una vecina del último piso, Mercedes, apuntaba a que tenía que arreglar filtraciones en una de las habitaciones por el estado de la azotea.
El pago a Hacienda
Ella ya mencionaba entonces una de las cuestiones que más quejas levantan entre los vecinos de Bazán que sí se han beneficiado de las obras: las repercusiones que han tenido en sus declaraciones de la renta. Desde la asociación de vecinos, su presidente, José María Santos Bonet, admite que la cuestión de los "impuestos" es uno de los temas que no entienden. "Cómo por una subvención que viene a una barriada como esta, precisamente porque se considera una zona vulnerable, los vecinos con pocos recursos, muchos con ingresos mínimos, tienen que pagar a Hacienda", lamenta. Hay, advierte, familias que han perdido ayudas, como becas, o que han visto como las cuantías que reciben se han reducido, como el ingreso mínimo vital. Como ejemplo pone la reducción de 400 a 50 euros de una ayuda. "Es que juntan los ingresos con la subvención", apunta. "¿Cómo puede ser que tengan que pagar 1.000, 1.500 o 2.000 euros a Hacienda por recibir estos fondos europeos? No debería ser así", abunda.
Estefanía Higueras, vecinas del bloque 3, admite que el pago a Hacienda es uno de los aspectos más polémicos en torno a la rehabilitación. "Esto es una barriada pobre, y cuando vimos lo que Hacienda reclamaba no nos lo creíamos", afirma. Por el año pasado ha tenido que pagar "un mes de sueldo de mi marido" y tienen que ver cuánto supone este año en la declaración de la renta. "Hay personas que han tenido que pedir préstamos para poder afrontar el pago", añade. "Es: dame pan y dime tonto. Pues te dicen tonto y encima te quitan el pan", ironiza Santos Bonet. "Nos han dejado tiritando", lamenta Estefanía.
Descontento por la ejecución de la obra
Sobre esa base se ha ido edificando la indignación de los vecinos de ese bloque, uno de los que más descontentos están por cómo se ha ejecutado las obras y su resultado. Los trabajos, expone, comenzaron mal, protestaron y le advirtieron al presidente de la asociación vecinal de lo que estaba pasando y exigieron que reclamara a la constructora. En su casa tuvieron que arreglar unos pilares del edificio por las grietas, pero estas volvieron a salir y tuvo que insistir para que las arreglaran: "Si la grieta llegaba a la cintura, solo le metían mano hasta la rodilla, diremos, y en el resto me decían que no podían hacer más. Pero es que ha vuelto a salir la grieta, y no consigo que la empresa lo solucione".
Otro problema ha surgido en los balcones. "No estaban presupuestado todos, así que unos se han hecho y otros, no. Pero no han seguido el criterio de atender a los que peor estuvieran", advierte Santos Bonet. Incluso, algunos de los que se han arreglado sufren filtraciones cuando llueve. "¡Les entra agua!”, exclama Higueras que lo pone como ejemplo de las cosas que se han hecho "mal".
La renovación de los bajantes también se ha convertido en un problema, porque se producen atascos en las casapuertas, desvela esta vecina del bloque 3. Francisco enseña, indignado, cómo han quedado los tubos, algunos por dentro del patio, otros por la casapuerta, y la arqueta en el descansillo de esa planta baja en un suelo desnivelado. "Algunos vecinos han tenido que llamar a otra empresa para que lo solucionara", cuestiona Estefanía. En su caso, el bajante por la trasera de su edificio no iban a pintarlo y exigió a la empresa el presupuesto para comprobar si estaba dentro, "porque no había forma por mucho que insistiera de que lo hicieran".
Sus críticas se hacen extensibles a la administración, a la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, por acudir los técnicos para comprobar las obras y solo contar con la constructora. "No avisaron a los vecinos, no entraron en las casas y ni vieron las cosas que no se han hecho bien –censura–. Las grietas siguen. Si lo hubieran hecho no se les certificaría y pagaría, desde luego". No se ha podido poner en contacto con la Junta. "Es el presidente quien debe hacerlo y no lo ha hecho", clama.
El presidente de la asociación de vecinos de Bazán considera que ha habido una falta de coordinación desde el principio, y que uno de los principales problemas que ha tenido consecuencias en la obra es la subida de precios, del coste de los materiales y la energía. "En lugar de hacer modificaciones del proyecto y obtener el visto bueno de la Junta para esos cambios, las constructoras optaron por mover partidas sobrantes de una cosa para terminar otras, o destinarlas a otras actuaciones no contempladas y que pedían los vecinos, por lo que la Administración ha puesto pegas cuando ha llegado la hora de abonar las cantidades y hay cosas que se han dejado sin hacer", explica.
Como ejemplo de una de esas ejecuciones menciona la colocación de una valla que separaba azoteas porque estaba en mal estado y que sin embargo no estaba presupuestada. "La Junta dice que no estaba, la quitan, pero no se coloca la antigua", describe José María Santos Bonet.
No todas las obras se han desarrollado igual en los bloques agraciados. "El 11 fue el primero en arrancar, y tuvo un parón", señala el representante vecinal. "En unos veías un montón de trabajadores, en otros muy pocos", añade. En unos hay más fallos de ejecución; en otros, menos, prosigue.
Mejor que otros
"Visto lo visto, somos de los que mejor hemos escapado", admite Vicente de la Llave, vecino del bloque 5, pero matiza que el resultado no ha cumplido con las expectativas, "realmente no es lo que se dijo". "Si miramos bien, vemos los problemas", insiste. Han usado pintura diferente a la que estaba prevista, hay cosas presupuestadas que no se han llegado a hacer y las cubiertas que dijeron que iban a hacerse enteras no se han culminado. "En mi piso, la mitad de la cubierta se ha hecho y la otra, no", detalla.
"Lo que se ha hecho –destaca, en cualquier caso– está muy bien hecho". La fachada, por ejemplo, se ha resanado y pintado bien, algo que no pueden decir vecinos del entorno donde "se ha parcheado". “Somos de los que estamos más contentos. Hemos salido medianamente contentos", expresa.
De la Llave estima que lo realizado alcanza el 70 o el 80% de lo previsto. Un porcentaje que supone una gran mejora respecto al estado en que estaban los edificios, en los que se intervino después de años de demanda vecinal por los daños estructurales que sufrían. No solo era una cuestión estética.
De los 15 bloques que esperaban esta ansiada rehabilitación solo 7 obtuvieron fondos de la ITI. "La Junta no siguió el criterio de que se realizaran obras en los que estuvieran peor, fue una cuestión burocrática", recuerda José María Santos Bonet. Así, fuera de las subvenciones se quedaron aquellos bloques de los que no se había conseguido la documentación completa requerida, donde algunos vecinos no habían firmado. Son los bloques 1, 4, 8, 9, 10, 12, 13 y 14 , desde los que sus residentes observan con pesar la ventura dispar que han sufrido. No está claro que puedan acogerse a nuevos programas para arreglar su estado.
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