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"Aquí no se para"

San Fernando | CEFOT-2 de Camposoto

Clases teóricas, instrucción de orden cerrado y de combate, prácticas de tiro, ejercicios físicos... Así es el día a día de un alumno durante su periodo de formación

Alumnos del Centro de Formación de Tropa número dos (CEFOT-2) de Camposoto se dirigen a su compañia tras la instrucción. / Román Ríos
Arturo Rivera Barrera

15 de diciembre 2019 - 06:00

San Fernando/Siete menos cuarto de la mañana. Empieza la jornada. A esa hora toca diana para que los alumnos puedan asearse, ponerse el uniforme y formar antes de empezar un nuevo día de su periodo de formación. A lo largo de las próximas horas, compaginarán las clases teóricas con la práctica: el ejercicio físico, las prácticas de tiro, la instrucción de orden cerrado y de combate, aprender a manejar el costoso equipo que se les entrega al llegar... No hay mucho tiempo y sí muchas cosas que asimilar para convertirse en un buen soldado en tan solo unas pocas semanas. En el CEFOT-2 de Camposoto no se para.

Además, con cerca de un millar de alumnos repartidos en cuatro compañías diferentes y en sus respectivas secciones, organizar el programa de cada día exige de una minuciosa planificación por parte de los responsables de este centro de formación para encajar horarios, materia, instrucción, tiro... Y hasta el tiempo que necesitan para ducharse y asearse.

"Aquí siempre hay alguien haciendo algo", afirman los instructores del batallón de alumnos Isla de León. "No se para". Y es cierto. La actividad reina en el acuartelamiento desde primeras horas: mientras unos hacen prácticas de tiro real en el campo cercano a la playa, otros empiezan a coger confianza con el arma en el simulador que existen en el interior del acuartelamiento, en el que se adiestran previamente. Van a clases de teoría sobre formación general militar para conocer sus derechos y obligaciones o la organización de las Fuerzas Armadas, practican instrucción de orden cerrado o de combate, se ejercitan en las pistas o, incluso, aprenden cómo hay que ponerse una incómoda máscara NBQ o cómo pasar por debajo de una alambrada con la mochila o sortear con éxito y sin hacer ruido la que denominan 'pista del silencio' .

Así es su día a día durante las semanas que dura el periodo de formación básica. Por el interior del acuartelamiento de Camposoto se reparten las secciones de alumnos en un pecular circuito haciendo deporte, desfilando o, incluso, aprovechando la amplitud del terreno para aprender cómo hay que avanzar y cómo hay moverse en un hipotético campo de combate, con el fusil y cargado con todo el equipo.. Y sobre todo -explican sus instructores- la importancia del binomio, "tu compañero y tú, eso es algo indispensable".

"Aquí no se para pero no es tan duro como parece", afirman los responsables de formar a los alumnos. Eso sí, advierten, cuando uno se pone el uniforme tiene que estar mentalizado y echarle ganas a lo que se va a encontrar a lo largo del agotador día de instrucción que tienen por delante.

Los alumnos coinciden. "Hay mucha disciplina", reconoce Yaiza, una de las alumnas que viene de Alcoy (Alicante)y que, cuando termine su periodo de formación, irá al Regimiento de Transmisiones de Marines (Valencia). "Pero eso ayuda, tanto en lo personal como profesionalmente", matiza. Tiene 22 años y un ciclo superior terminado. Aunque el Ejército –admite– siempre le ha tirado. "Es vocación, siempre me ha gustado.También hay mucha tradición en la familia", señala. "Es asequible", dice también Pedro, un técnico de laboratorio que a sus 27 años decidió probar en el Ejército, al referirse a las exigencias de la instrucción. Él también irá al Regimiento de Transmisiones.

La convivencia y el compañerismo forman también parte de la instrucción, de su proceso de adaptación a la vida militar, explican los mandos. Y en torno a eso gira también prácticamente todo el periodo de formación de estos jóvenes que anhelan convertirse en soldados.

Formar a soldados, toda una tradición en La Isla

San Fernando cuenta con cierta tradición en esto de formar a los futuros profesionales de las Fuerzas Armadas. De hecho, aún se recuerda con nostalgia los tiempos en los que la prestación del servicio militar obligatorio -la mili- traía a La Isla a miles de jóvenes con cada reemplazo. Hasta una evocadora ruta turística ideó el Ayuntamiento el año pasado bajo el nombre de 'Yo hice la mili en San Fernando'. Desde luego, nada tiene que ver la rigurosa formación que hoy se imparte a los futuros profesionales de las Fuerzas Armadas en instalaciones como la de Camposoto con lo que se hacía en aquellos tiempos. Eso salta a la vista. Pero La Isla ha tenido -y todavía tiene gracias el CEFOT-2 y a la Escuela de Suboficiales de la Armada- un importante vínculo con la formación militar. Solo en Camposoto, a los 974 aspirantes que actualmente se están formando y que jurarán bandera el 1 de febrero hay que sumar otros 825 del primer ciclo, que terminaron su fase de formación específica apenas un par de semanas antes de que llegaran los nuevos alumnos. Y las previsiones que se manejan para el próximo año son muy similares.

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