20 años de espera, 14 cerrado y 4 de obras

Es el año de regresar. La alcaldesa, Patricia Cavada, lo afirmaba hace tan solo unos días. "Toca volver", decía. 2020 se presenta como el gran año del Ayuntamiento. Y mucho tendrían que torcerse las cosas a lo largo de los próximos doce meses para que no fuera así dado lo avanzado del proyecto de rehabilitación que se puso en marcha hace ahora cuatro años.

Por dentro, el edificio está totalmente terminado a la espera del nuevo mobiliario, ya en proceso de licitación. Y por fuera se espera al inminente comienzo de los trabajos de reurbanización de las calles del entorno, lo que permitirá también retirar el vallado perimetral y dejar totalmente a la vista la fachada monumental felizmente recuperada.

Son las últimas actuaciones pendientes de un proyecto que ha batido todos los récords: 20 años desde que se dieran los primeros pasos para conseguir la rehabilitación, 14 con el Ayuntamiento cerrado y otros 4 de obras.

Hasta 4 alcaldes diferentes –tres de ellos de distinto signo político– han tenido que ver con el proyecto, ya sea en sus trámites iniciales, en su tortuosa redacción, en las conversaciones con la Junta de Andalucía, en la ejecución de las obras de emergencia y el realojo de distintas áreas y servicios municipales, en la búsqueda de financiación, en el proceso de licitación o en la posterior ejecución de las obras, que tampoco ha estado exenta de complicaciones.

La del Ayuntamiento, con un coste final que rondará los 13 millones de euros, ha sido además la actuación a la que más fechas de inicio y terminación se le han puesto a lo largo de estos 20 años de recorrido que ahora parece que por fin tocan a su fin.

Hay, además, una generación de isleños que jamás ha visto abierto el Consistorio que desde el año 2000 se intentaba rehabilitar y que desde verano de 2006 está completamente cerrado.

De ahí la importancia y singularidad que implica también para la ciudad su reapertura y el regreso de los servicios municipales a estas dependencias. No solo se trata de una destacada actuación en materia de recuperación del patrimonio histórico, probablemente la de mayor calado que en este sentido se ha llevado a cabo hasta ahora en San Fernando. La rehabilitación del Ayuntamiento ha supuesto también uno de los proyectos más ambiciosos y complicados de acometer en la ciudad, lo que no es decir poco en La Isla, donde se acumulan las asignaturas pendientes.

Basta echar un vistazo a ese largo y tortuoso camino que empezó a recorrer en torno al año 2000 o incluso antes, a finales de la década de los años 90, dadas las preocupantes grietas que amenazaban seriamente a la estabilidad del edificio y ponían de manifiesto sus patologías.

Ya por entonces se hablaba de dar prioridad absoluta a la actuación, que paradójicamente se va a terminar dos décadas después. En aquellos años acababa de reinaugurarse el Teatro de las Cortes, que había sido rescatado de la ruina más absoluta, y afloraba en la clase política dirigente cierta conciencia –y mucho entusiasmo visto el resultado conseguido con esta otra obra– ante la necesidad de impulsar actuaciones en pro de la rehabilitación de un importante patrimonio que acusaba el paso del tiempo.

No hay que olvidar que fue también en estas fechas cuando empezaron a plantearse otros proyectos como la rehabilitación de los castillos de San Romualdo y Sancti Petri, la del Sitio Histórico del Puente Zuazo o la del molino de mareas del Zaporito.

En el año 2002 se consiguió firmar con la Junta de Andalucía un convenio para cofinanciar la actuación, lo que puede considerarse como el primer paso en firme que se dio para la puesta en marcha de la gran obra. Curiosamente, ese compromiso no se ha llegado a materializar hasta esta misma semana en la que se ha publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) la subvención de 4,3 millones de euros de los fondos Feder que la administración autonómica destinará a la rehabilitación del Consistorio isleño.

Fue en 2004 cuando el proyecto presentado por el arquitecto Francisco Márquez ganó el concurso de ideas que desde la Junta se había convocado para afrontar esta actuación. Su propuesta premonitoriamente había sido presentada con el lema La leyenda del tiempo.

El siguiente paso fue afrontar el desalojo del edificio, lo que no fue tarea fácil y abordar las obras de emergencia mientras se terminaba la redacción del proyecto, entre 2006 y 2007.

La idea que se barajaba en aquellos momentos era la de acometer la rehabilitación a continuación de estos trabajos e, incluso, la de poder estrenarlo para el gran año del Bicentenario de Las Cortes, en 2010. Pero no podían estar más equivocados. A la tortuosa tramitación del proyecto, que no fue aprobado hasta 2011, se sumaron las reticencias de la Junta a implicarse en esos momentos en la obra y, por supuesto, los recortes en las inversiones públicas derivados de la crisis que frenaron toda tentativa durante años. Hasta llegó a replantearse la obra durante el mandato del PP para llevar a acabo una versión light de la rehabilitación, propuesta que finalmente fue descartada.

Entre 2014 y 2015 se dieron pasos decisivos para resolver la financiación de la obra, que el Ayuntamiento optó por asumir en solitario ante la falta de respuesta de la Junta. En octubre de 2015 se adjudicaron y en marzo de 2016 comenzaron definitivamente los trabajos, que ahora están a punto de terminar.