“Hay que ayudar, pero lo del ingreso mínimo vital es algo que desaconsejo”
Silvio Bueno | Párroco de El Buen Pastor en San Fernando y experto en coaching
Su parroquia se asienta en uno de los barrios más pobres de La Isla, donde la crisis del coronavirus enseguida se ha dejado notar
Este sacerdote de la congregación de los Sagrados Corazones, experto en técnicas de coaching, habla de la "mala época" que viene
San Fernando/Podría decirse que Silvio Bueno predica con el coaching. Este sacerdote sevillano de la congregación de los Sagrados Corazones concilia desde hace años su vocación religiosa con su trabajo en el mundo de la empresa, donde colabora con algunas consultoras en el desarrollo de las habilidades de comunicación y liderazgo, especialmente en colegios y centros educativos, aunque también asesora a alguna que otra empresa de ingeniería e, incluso, al personal propietario de alguna multinacional.
Es un coach, un 'entrenador' que se encarga de motivar, impulsar capacidades, organizar y diseñar estrategias. Trabaja también con la Junta en los centros de profesorado CEP, donde imparte charlas de formación centradas en la resolución de conflictos.
Claro que, con este currículum, no puede evitar que la gente se sorprenda cuando descubre que lleva el hábito de los llamados 'Padres Blancos'. "En España somos muy ideológicos. Enseguida necesitas saber si la gente es de derechas o de izquierdas, si es más o menos liberal. Y eso hace a la gente separarse. Creo que lo importante desde el principio es que yo diga y que la gente me diga desde qué enfoque mira la vida. Entre todos podemos sumar", afirma.
Eso sí, puntualiza: "No trabajo para todo el mundo y no todo el mundo quiere trabajar conmigo". En el fondo, aclara, no hay tanta diferencia entre una cosa y otra, entre la parroquia y su trabajo como experto en liderazgo y coaching. "Se trata siempre de acompañar a la persona", afirma con convicción. Y bajo esa convicción –la de centrarse en la persona– siempre juega en casa, admite. Hasta la macroeconomía –dice– hay que mirarla desde lo humano para no perder la perspectiva.
Con La Isla, Silvio Bueno tiene una relación un tanto especial. Es la tercera vez en la que a lo largo de su trayectoria recala en la ciudad, a la que llegó para trabajar en el Hogar Padre Damián, un centro de adolescentes con expedientes de protección o con medidas judiciales. Fue, de hecho, su trabajo aquí y con otras asociaciones de intervención social, además de su paso como director del colegio San José de los Sagrados Corazones en Sevilla, lo que le llevó hasta el coaching y a colaborar con algunas consultoras, con las que encajó a la perfección.
Su formación en Teología, dice, le ha ayudado mucho, aunque pueda parecer algo difícil de creer. "Cada vez estoy más convencido de que me ha ayudado mucho porque la Teología te da una visión global de la persona que es muy importante para lo corporativo, para el mundo empresarial".
Ahora está al frente de la parroquia del Buen Pastor, uno de los barrios más deprimidos y vulnerables de San Fernando, donde muchos viven de la economía sumergida y donde los efectos de la crisis sanitaria del coronavirus no han tardado en aflorar y en hacer estragos.
"Aquí, en esta barriada, siempre hemos tenido muchísima cuestión asistencial y ahora están viniendo muchísimas familias porque están perdiendo trabajo. Y no solo familias especialmente vulnerables o desestructuradas sino familias que hasta hace poco tenían un trabajo estable. Están viniendo directamente a por comida, porque no tienen. Ahora estamos atendiendo a alrededor de 900 personas", explica.
En las zonas más necesitadas, en el epicentro de la crisis, cuando tocan malos tiempos se nota enseguida. "Viene una mala época", constata. Y dada su doble condición de párroco de unas de las feligresías más pobres de San Fernando y experto en coaching en el mundo empresarial habla también de la economía que viene con la pandemia del coronavirus.
"Si hay una emergencia, hacen falta ayudas de emergencia, de eso no hay duda. Pero pienso que el Estado debe ayudar sobre todo a reducir la burocracia y debe dar facilidades para dejar que los ciudadanos se activen y se reconviertan para hacer cosas. Hace falta cierto diálogo entre el liberalismo y la intervención del Estado".
De hecho, este sacerdote que trabaja con algunas de las familias más necesitadas de San Fernando no duda en desaconsejar la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital. "Debe haber ayudas momentáneas en situaciones de emergencia pero subsidiar a las personas a largo plazo lleva a una cierta paralización y a que la gente no se active", afirma.
"Creo que debe haber facilidades para montar tu negocio, para que las empresas contraten, para que quien tenga un negocio pequeño o grande se atreva a contratar a alguien con una cierta seguridad... Pero pienso que subsidiar de manera estable a la gente, ayuda a que la gente no se esfuerce, a que no haya iniciativa personal y a que haya –y eso en barrios como el mío se nota un montón– muchísma trampa. Todo eso hace que la gente no se reactive".
"Tu dignidad pasa porque puedas luchar por mantener tu estilo de vida, tu proyecto de vida y, dentro de eso, también tu trabajo. Aunque pueda parecer que eso es muy difícil, es lo que a la larga hace fuerte a una persona. Y hace a una familia fuerte y consciente de sus propias ideas. La persona que es subsidiada al final va generando unas dinámicas de complejos que se extienden a sus familias y que no es psicológicamente nada sano", afirma este sacerdote con convicción. "Además de que nuestra economía nacional no puede soportarlo".
De hecho, en su parroquia de El Buen Pastor lleva a la práctica estas medidas de coaching. "Nunca damos dinero desde Cáritas. Evidentemente procuramos ayudas. Los equipos de la parroquia se han formado, digamos, en esa acogida, en como recibir, en generar procesos personales de manera que la gente luego se busca su negocio porque si no siempre están como colgados de nosotros, colgados de Cáritas, subsidiados...", explica.
Y eso es lo que se intenta evitar. Lo que se pretende es que las personas tengan autonomía para sacar adelante su vida. "Hacemos un itinerario donde primero hay un fortalecimiento de la persona y de sus habilidades personales. Luego, le proponemos ir haciendo un proyecto que en el fondo tiene que ver también con cuestiones personales afectivas educaciones de formación y, en determinado momento también, un proyecto laboral. Nosotros ayudamos a ese proyecto pero la gente se tiene que buscar la vida", explica Silvio Bueno.
Así –dice– desde las Cáritas de Buen Pastor han conseguido que la gente reconduzca su situación e, incluso, habrá algún negocio o encuentre trabajo "algunos incluso con responsabilidad financiera".
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