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Solcaisur adquiere por fin su salina

aprovechamiento del parque natural

La empresa de Héctor Bouzo consigue por fin hacerse con una salina donde, entre otras actividades, pretende poner en marcha la producción de microalgas

Terrenos de las salinas Preciosa y Roqueta, en Cádiz, en los que Solcaisur quiere desarrollar un proyecto de cultivo de microalgas. / Román Ríos
Amaya Lanceta

29 de mayo 2017 - 06:43

San fernando/Héctor Bouzo ha sido insistente. No se ha rendido y ha obtenido los primeros frutos de esa tenacidad. Después de meses y meses buscando una salina donde desarrollar su proyecto de cultivo de microalgas, ya la ha encontrado y en apenas unas semanas la compra de esa superficie, las antiguas salinas Roqueta y Preciosa, se confirmará. Solcaisur, la empresa que montó hace unos años con sede en San Fernando, da un paso más en esa apuesta por la innovación, el desarrollo y la investigación. No es el único avance, puesto que pronto podrán mudarse a las naves que acondicionan en el polígono Puente del Hierro, donde también tendrán las oficinas, que ahora mismo tienen en la zona de Camposoto.

"Todos los proyectos van para adelante", comenta Bouzo, contento porque los planes continúen su camino y el trabajo de todo su equipo se vea recompensado. La empresa elabora y construye proyectos de I+D que les encargan otras compañías y eso podrán seguir haciéndolo en una sede propia. Como explicaba este ingeniero hace unos meses los clientes suelen preferir que se trabaje en prototipos a puerta cerrada, que la documentación esté protegida. Además, en ese nuevo espacio que se ha procurado Solcaisur pretende continuar trabajando en su propio proyecto, esa nueva línea de negocio centrada en el cultivo de microalgas, chlorella y espirulina, de consumo humano, que se utiliza como condimento o complemento alimenticio. Ya en su momento, aprovecharon las instalaciones del Cade (Centro de Apoyo al Desarrollo Económico) para montar y probar prototipos de un biorreactor para esa producción. Ahora seguirán haciéndolo, perfeccionando todos los detalles de esta idea en las instalaciones industriales, mientras se van dando los pasos necesarios para poner en marcha la salina.

Una vez ha adquirido la Roqueta y Preciosa, que se sitúan en término municipal de Cádiz, hacia el saco interior de la Bahía, Héctor Bouzo echa la vista atrás para recordar las complejidad de todo el proceso. "Han sido meses y meses viendo salinas, con el listado de las que había en San Fernando y Cádiz", señala. De hecho, la primera intención era encontrar una en el municipio isleño, pero la posibilidad de comprar una cercana a la playa de Camposoto se desvaneció por las pretensiones excesivas de la propiedad. En este punto este emprendedor se detiene en la realidad de las salinas. Son concesiones administrativas, al estar en terreno de dominio público marítimo terrestre, que las empresas suelen tener sin el pago de canon alguno por unos 75 años. "Aun cuando las tengan abandonadas, sin actividad alguna. Como no les cuesta nada, ni hacen ni dejan hacer", advierte.

La suerte jugó a su favor, cuando al reunirse con el director del Parque Natural, Antonio Gómez, éste le puso en la pista de un complejo salinero -salina, molino de mareas, un ventorrillo del siglo XVIII y dos polvorines- cuyos propietarios lo habían puesto en venta. No era el único ente vinculado al entorno ambiental de la zona al que había acudido Héctor: también había consultado con CTAQUA (el centro tecnológico de la acuicultura), lo que puede indicar el grado de empeño de este empresario para hacer realidad un proyecto tan personal. "He ido a los sitios que más conocimientos sobre las salinas atesoran", apunta.

Conseguido el contacto, acudió a Sevilla para tratar con los representantes de la sociedad que se creó en 1974, Construcciones y Promociones de Viviendas Bahía de Cádiz, para edificar "el Cádiz III", y que era propietaria de los terrenos. "Salió publicado que se vendía unas salinas por 10.000 euros, ¿recuerdas", expone Bouzo. Se refiere a la noticia publicada por este periódico en febrero sobre una superficie de 40 hectáreas que sus propietarios ponían a la venta, o mejor dicho los paquetes de acciones en la que estaba dividida la sociedad. En unas semanas se ejecutará el contrato de compra, una vez concluyan los trámites administrativos y publicaciones necesarios.

Solcaisur ya ha presentado su proyecto al consejo rector del Parque Natural, del que forman parte la Junta de Andalucía, Costas, asociaciones ecologistas o los ayuntamientos de los términos municipales que abarca el parque natural. Más allá de algunas cuestiones puntuales no han puesto impedimento, aunque eso ya se verá cuando en la tramitación tenga que recabar los informes oportunos. Porque ahora el proyecto es mucho más ambicioso, y además de contemplar la puesta en funcionamiento de la salina para el cultivo de microalgas, Héctor Bouzo propone usos de ocio y turismo. Para ello rehabilitaría las edificaciones y se encargaría de recuperar el borde litoral, "limpiar el saco interior para que llegaran embarcaciones de vela ligera y la práctica de otros deportes náuticos. Tiene muy en cuenta que de las 40 hectáreas, 30 corresponden a dominio público y sólo10 a la finca privada, en la que además en torno a 6.000-7.000 metros cuadrados forman parte de un área recreativa del Parque Natural. Por ello pretende firmar un convenio para ceder parte de la finca y gestionar el conjunto "como un parque público, con un horario establecido, para que esté cuidado".

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