El Zaporito se queda sin gestión
La concesión del quiosco-bar que se quiere abrir queda desierta Dos años después de su rehabilitación, el molino de mareas sigue sin uso
Al Ayuntamiento se le atasca la puesta de largo del Zaporito. Dos años después de la terminación de las obras de rehabilitación del emblemático molino de mareas -en la que Costas invirtió casi 1,4 millones de euros- el centro de interpretación del histórico inmueble sigue sin poder abrir al público (solo lo ha hecho en ocasiones puntuales) y el quiosco-bar previsto para dinamizar el entorno -la remozada plaza Manuel de la Puente, convertida en un acceso privilegiado al sendero del Carrascón- ha caído en saco roto.
El proceso de licitación emprendido por el equipo de gobierno en junio de 2013 ha quedado desierto al no formalizarse en tiempo y forma el contrato con la empresa que inicialmente resultó adjudicataria. La mercantil no ha presentado la documentación requerida para completar el proceso administrativo, lo que a todos los efectos supone una renuncia a la concesión administrativa para regentar este establecimiento hostelero, un proyecto que se intenta poner en marcha desde finales de 2011. La mesa de contratación declaró definitivamente desierto el concurso el pasado día 14, lo que obliga ahora al Gobierno municipal a replantearse otra vez la gestión del molino de mareas del Zaporito y de su entorno y abre de nuevo el debate en torno a la idoneidad de la fórmula propuesta, la del quiosco-bar.
La idea del negocio hostelero se quiso relacionar en un primer momento con la gestión directa del museo habilitado con fondos de Diputación en el remozado edificio del molino de mareas. Finalmente, al sacar la plica a concurso público, el Ayuntamiento desistió y optó por dar salida en solitario a la concesión del quiosco-bar con el propósito de aprovechar el espacio público resultante de la intervención y dar vida a un entorno que posee un gran potencial dada su cercanía al centro de la ciudad y, al mismo tiempo, al Carrascón y el Parque Natural.
La adjudicación se resolvió en el pasado mes de agosto. La empresa isleña Loggia se hizo inicialmente con la concesión al plantear un canon anual de 4.000 euros a pagar al Ayuntamiento y un paquete de mejoras que se centraba en actividades culturales y medioambientales, desde recreaciones históricas hasta la puesta en marcha de iniciativas vinculadas al turismo activo que aprovecharían el entorno del caño y las marismas.
La adjudicataria tenía que hacerse cargo de la instalación del quiosco-bar y asumir su coste en su totalidad. Según el pliego de condiciones disponía para ello de un año a partir de la firma del contrato, que nunca se llegó a producir porque finalmente la empresa declinó hacerse con la concesión.
La rehabilitación del Zaporito y su entorno era una de las actuaciones pendientes que La Isla lastraba desde hacía años y que, al hilo de la conmemoración del Bicentenario de Las Cortes, se consiguió relanzar con éxito. Para ello, el Ayuntamiento pactó con Costas dar prioridad a esta inversión frente a otras obras pendientes, como el proyecto para la regeneración de la playa de La Casería.
Las obras, finalmente, arrancaron a finales de 2010 para culminar a principios de 2012. El resultado de la intervención fue espectacular ya que consiguió devolver a La Isla el esplendor de un molino de mareas con más de tres siglos de historia, toda una joya del patrimonio local.
Para dotarlo de contenido, a mediados de 2012, el Ayuntamiento consiguió el apoyo de la Diputación Provincial para adecuar un centro de interpretación dedicado a los molinos de mareas y a la historia del Zaporito. Se empleó una subvención de 144.000 euros en su puesta a punto y en la ejecución de algunas actuaciones complementarias que habían quedado pendientes.
Sin embargo, hubo que esperar un año entero para que pudiera conocerse el interior de este nuevo centro de interpretación. Con la intención de dar a conocer la rehabilitación y el pequeño museo habilitado, el Ayuntamiento promovió unas jornadas de puertas abiertas con carácter extraordinario que se llevaron a cabo todos los sábados durante los meses de mayo y junio. El resultado, además, fue bastante positivo ya que atrajo a un destacado número de visitas. Pero con la llegada del verano, el histórico inmueble volvió a quedar cerrado. Hasta ahora.
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