Por una accesibilidad plena en la pasarela de la estación de Bahía Sur

La pasarela de Bahía Sur mejorará con la renovación de Renfe de ascensores y escaleras mecánicas, y con la rampa que se proyecta en el centro comercial

La estación de Bahía Sur arrastra desde el inicio problemas de proyecto y constructivos

Escaleras fijas y mecánicas de acceso a la pasarela y estación de Bahía Sur. / Sonia Ramos

San Fernando/Las quejas y reclamaciones por la falta de accesibilidad de la estación de Bahía Sur han sido constantes durante años. Ascensores estropeados y sin las condiciones adecuadas para el uso de personas con movilidad reducida se sumaban a las escaleras mecánicas que conducían al aparcamiento siempre averiadas. El nuevo contrato que Renfe ha licitado por casi dos millones de euros pretender solventar estos problemas, aunque no son los únicos que arrastra desde su construcción, en algunos casos incidiendo en una falta de accesibilidad plena de estas instalaciones y de la pasarela.

Varias son las carencias de la pasarela que desde la ciudad cruza la autovía y que lleva a la estación de tren de Bahía Sur y al centro comercial. Del lado de San Fernando tres son las alternativas de uso: las escaleras fijas, una rampa y el ascensor. Es este último el que centra, en este caso, las críticas constantes de las asociaciones que trabajan por la accesibilidad de la ciudad y de muchos ciudadanos. El contrato de Renfe contempla su sustitución para contar con un elevador que reúna las características necesarias para su utilización ya sea con una silla de ruedas de grandes dimensiones o con un carrito de bebé doble, por ejemplo, puesto que el nuevo aparato será más amplio, pero además deberá tener el cuadro de botones al alcance de todas las personas (ahora están demasiado altos).

Un informe técnico interno de Renfe, explica la concejala de Desarrollo Urbano, advertía de los importantes problemas de este y otros equipos elevadores de la estación isleña, por eso era necesaria una intervención completa y por eso en las previsiones de la compañía se ha mantenido esta licitación. "Son necesarios nuevos equipos, instalaciones y una actuación en los fosos para evitar las filtraciones no solo de agua de lluvia, sino también provocadas por la humedad", detalla Márquez.

Efectivamente, los problemas de estanqueidad que dañaban los motores son el principal fallo, por ejemplo, de las escaleras mecánicas que conectan la estación con el aparcamiento al otro lado de la autovía. Por eso, también se ha incluido la cubrición del nuevo sistema y la colocación de parapetos que protegerán a los usuarios de las inclemencias meteorológicas. Serán más tendidas que las actuales, demasiado empinadas para ser cómodas para todos los ciudadanos, e incluso llegarán a pie de aparcamiento por lo que se eliminará un obstáculo sorprendente: los escalones fijos que dan continuidad a las escaleras móviles hasta la vía.

El tercer elemento al que se refiere el contrato es el ascensor precisamente de ese lado de la estación, que incumple como el otro las normativas vigentes de accesibilidad. De ahí que también se vaya a cambiar, lo que incluye la adecuación del torreón que alberga la cabina y el sistema del elevador.

Eso deja en el aire qué pasa con el tercer ascensor, el que se ubica en el centro comercial que es responsable de su mantenimiento a través de un convenio que en su momento suscribieron con Renfe y el Ayuntamiento de San Fernando. "Es el que menos problemas da porque la respuesta de Bahía Sur es ágil en cuanto hay una incidencia. Se tendrá que evaluar qué actuación de mejora y mantenimiento necesita", apunta la responsable de Urbanismo.

Para dar continuidad al nexo entre la ciudad y esa zona del término municipal la apuesta se centra en la construcción de una rampa en ese extremo. Este elemento estaba previsto en el proyecto original de la estación y la pasarela pero nunca llegó a ejecutarse. Ante la necesidad de dar solución a la accesibilidad de todo el conjunto ahora se recupera y, de hecho, la gestora de la superficie comercial trabaja en la elaboración de anteproyecto y proyecto, mientras el Consistorio “le da soporte técnico” para que vaya todo en una addenda con la ampliación de la pasarela con esa rampa, que se uniría al ascensor y las escaleras existentes al antiguo convenio.

Estas mejoras redundaría en la importancia de contar con una estructura acorde a los tiempos y las necesidades de la sociedad isleña y de cuantos viajeros usan este medio de transporte. Pero la estación arroja desde su origen otros problemas constructivos. En el plano de la accesibilidad, por ejemplo, las escaleras mecánicas que conectan la zona superior con los andenes son demasiado estrechas porque en su momento se acomodaron a las escasas dimensiones de esos andenes, y no se buscó una solución más imaginativa, señala una fuente que conoce bien las deficiencias de proyecto y constructivas. Pero, además, nadie ha resuelto la comba que tienen los pórticos de la electrificación que llevan a que los hilos de la catenaria tengan más fricción con los pantógrafos y se puedan desgastar antes.

Ahora se intenta solventar, con otro contrato licitado, los problemas de iluminación de la estación, porque cuando las luces se funden no se pueden cambiar por su ubicación sin cortar la corriente eléctrica y con un despliegue importante de medios. En su momento, el Ayuntamiento ya tuvo que hacerse cargo del arreglo de los problemas técnicos –la entrada de agua a la zona donde se ubicaban los sistemas eléctricos– que hacían que la pasarela se quedara a oscuras. Problemas para limpiar los cristales de la estación o las averías repetidas de los indicadores electrónicos de los andenes son otras cuestiones que colean.

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