"Que haya terremotos en la zona es normal y seguirá sucediendo"
Actividad sísmica en Cádiz
Antonio Pazos analiza desde el Observatorio de Marina los últimos movimientos sísmicos que se han registrado en la zona en las últimas semanas
San Fernando/Prado del Rey, Chipiona, Conil... La cadena de seísmos moderados que se ha registrado en lo que va de mes en la provincia han vuelto a poner en evidencia una realidad: Cádiz tiembla.
Pero no se asusten. No hay motivos de alarma o no, al menos, ninguno que sea nuevo. Aunque la sucesión de terremotos de los últimos días y su difusión a través de la prensa y de las redes sociales ha sido especialmente llamativa, no pasa nada que sea anormal en la zona.
Cadiz tiembla, sí. Pero lo hace "como siempre", puntualizan desde el Real Instituto y Observatorio de la Armada, donde se encuentra la Sección de Geofísica más cercana y desde donde se han seguido atentamente los movimientos sísmicos de estos últimos días.
El actual subdirector de estas instalaciones científicas militares, el capitán de navío Antonio Pazos García, ha sido hasta hace escasas fechas el responsable de esa sección, donde se incluye el Servicio de Sismología de la Armada (que se remonta a 1898). Y es tajante al respecto: "Lo que ha pasado es completamente normal", apunta mientras muestra sobre un mapa la sismicidad registrada en el sur de España y el norte de África en los últimos 30 días y los compara con los movimientos de los últimos 10 años.
"Son terremotos relativamente pequeños. Estamos hablando de magnitudes que no han llegado a superar 3,5 grados", explica. Han sido además todos ellos terremotos superficiales –se han producido a menos de 50 kilómetros– y a menudo se ha sentido temblar la tierra, aunque no han tenido mayores consecuencias.
"Esto es normal que suceda de vez en cuando y, de hecho, sucede y seguirá sucediendo", expone Pazos. Lo ocurrido encaja con lo esperado, por más que los terremotos –cualquiera de ellos– sean totalmente impredecibles. Se sabe que van a ocurrir, eso es seguro. "Sobre todo donde ya ha pasado antes", apunta Pazos al recordar, por ejemplo, el famoso terremoto de Lisboa en 1755 que fue seguido de un tsunami. El problema, claro está, es determinar cuándo va a pasar, dónde va a ocurrir y qué magnitud va a tener dicho terremoto.
"No podemos olvidarnos de dónde estamos, hay que ser conscientes de eso. Vivimos en el límite entre dos placas”, señala. Y ambas –España y el norte de África– chocan entre sí. "Hay una compresión en la dirección sur-suroeste y nor-noroeste. Y esas placas se van juntando entre cuatro y seis milímetros al año al tiempo que Eurasia se separa de América y la dorsal atlántica se abre del orden de un centímetro al año".
Lo normal –insiste– es que exista una sismicidad moderada. Es lo habitual y son, de hecho, los movimientos sísmicos que se registran con mayor asiduidad. "Se trata también de una zona muy deformada, lo que quiere decir que va a haber muchas rupturas, muchas fallas, pero relativamente pequeñas".
"No esperamos grandes terremotos –matiza– pero eso no quiere decir que no puedan llegar a darse", matiza el subdirector del Observatorio, que recuerda de nuevo el terremoto de Lisboa. "En 1969 hubo otro justo en el mismo punto", apunta. Por eso anima a contextualizar los terremotos de los últimos días. No hay nada de lo que preocuparse porque lo habitual es que la actividad sísmica en la zona, a pesar de ser constante, sea bastante moderada. No se trata de alarmar, insiste, pero el riesgo existe y siempre ha estado ahí. Por eso –afirma este capitán de navío– es importante "concienciar" a la población.
En el Observatorio se trabaja en sistema de alerta temprana –a través de las ondas P (Primarias)– que pueden aportar segundos vitales para reaccionar ante una emergencia. "Hace poco se ha dado también un gran paso al aprobarse la directiva nacional sobre riesgo de tsunami", advierte.
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