"Ha sido un año de muchos miedos y preocupaciones pero tengo esperanzas en 2021"

20 vivencias del 20

Hacía apenas cinco meses que la productora del bailaor isleño Jesuli Carrillo había echado a rodar cuando llegó la pandemia para dejar escenarios y patios de butacas vacíos. Así ha sido el año del Covid-19 para la gente del espectáculo

Jesuli Carrillo, bailaor y productor
Arturo Rivera Barrera

31 de diciembre 2020 - 07:00

San Fernando/Al bailaor isleño Jesuli Carrillo la pandemia le pilló apenas unos meses después de abrir las puertas de su empresa, cuando todavía el negocio estaba dando sus primeros pasos. "Y nos iba bien", dice. La productora (Producciones Carrillo SL) que había puesto en marcha había empezado con buen pie. El momento era bueno, las consecuencias de la crisis económica -la otra crisis, la anterior- habían empezado a quedarse atrás y parecía una ocasión propicia para lanzarse en esta aventura empresarial. "Estábamos haciendo proyectos muy buenos, creciendo y embarcándonos en historias de mayor envergadura", afirma.

Pero todo cambió a principios de marzo. La situación dio un inesperado vuelvo con el Covid-19, los contratos empezaron a suspenderse, los espectáculos se cancelaron, los escenarios empezaron a quedarse vacíos y los patios de butacas completamente desiertos. Así que las buenas perspectivas que había para 2020 se vinieron abajo como un castillo de naipes. El mundo había cambiado y más para el mundo del espectáculo.

A partir de ahí solo quedó una cosa: resistir. Y en esas sigue Jesuli Carrillo, que sin embargo se muestra esperanzador con respecto al año que ahora comienza. "Soy muy cabezón, no me doy por vencido", afirma. Pero también es optimista. "Tengo esperanzas en 2021, creo que aunque el virus siga por ahí vamos a empezar a levantar cabeza".

Todo se ha paralizado, admite. "Ha sido un año de muchos miedos y de muchas preocupaciones, pero eso también te hace más fuerte", sostiene el bailaor y productor isleño. "Al principio creía que era cosa mía, que era culpa mía, que era yo el que era incapaz de conseguir que se hicieran cosas.. Pero poco a poco te conciencias y te das cuenta de que es algo mundial, de que todo está parado y de que, en realidad, no puedes hacer más de lo que ya has hecho", explica. "A veces es mejor parar y centrarse. Hemos sembrado mucho en estos meses, no he dejado de trabajar, de lanzar propuestas... Se ha sembrado y habrá que empezar a recoger en cuanto se pueda".

El sector de la cultura y del espectáculo es, recuerda, uno de los que más se ha visto afectado por las consecuencias de la pandemia y las obligadas restricciones que se han puesto en marcha en los últimos meses para frenar el avance del virus. Pero además de las limitaciones horarias y de aforo han tenido que luchar a menudo con la incomprensión y las críticas. Ocurrió por ejemplo en el pasado verano, cuando tras la desescalada se empezaron a organizar algunos espectáculos. Todo, por supuesto, cumpliendo estrictamente con todas las medidas que en cada momento se ha requerido.

"La gente no esperaba ni a que se hiciera (el espectáculo) ni a ver cómo se ha hacía", lamenta. El simple hecho de intentar hacer algo -participó en las actividades organizadas con motivo del aniversario de la Feria y del de Camarón- era objeto de críticas. "La gente se te echa encima y la verdad es que nosotros también necesitamos seguir trabajando, necesitamos seguir comiendo, necesitamos seguir pagando nuestras facturas... Así que si nos dan la oportunidad de hacer algo, la aceptamos y lo hacemos lo mejor posible, con todas las medidas y protocolos que hagan falta", subraya.

Aquello, reconoce, también tuvo su parte buena. "Hubo mucha gente que nos apoyó y que nos felicitó por el trabajo porque ahora, cualquier cosa que se haga, supone también trabajar el doble".

Del año que expira asegura que ha sacado cosas en claro. Lo primero, en un momento especialmente crítico, "la unión de los flamencos, de la gente del mundillo, de los artistas y de las empresas". Y en lo personal, Jesuli Carrillo asegura que ha aprendido "a esperar y a no lanzar nada" en un contexto en el que las cosas puedan cambiar "en horas".

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