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Los 6.000 ejemplares históricos que integran la valiosa colección de la Biblioteca Lobo -la gran joya bibliográfica que atesora el Ayuntamiento- llevan más de siete años arrinconados en un sótano sin acondicionar a la espera de una ubicación definitiva que cada día parece más quedar más lejos.
Más de un año antes de que el Ayuntamiento echara el cierre en el verano de 2006 con el propósito de afrontar su rehabilitación integral, la Biblioteca Lobo -emplazada en la parte noble del Palacio Consistorial- fue cerrada para afrontar el traslado de la colección. Fue una de las primeras dependencias en abandonar el histórico edificio de la plaza del Rey. En diciembre de 2004, los volúmenes fueron retirados de los estantes y embalados. Pero su ubicación no estaba del todo claro, como ocurría con el traslado de prácticamente todas las dependencias municipales en aquellos momentos. Primero pasaron por unas dependencias colindantes al Museo Histórico Municipal, aunque finalmente se optó por una solución más pragmática: el sótano de otra biblioteca, la Luis Berenguer, junto a la iglesia del Carmen.
Desde 2006 permanecen allí, en unas condiciones que distan mucho de ser las más adecuadas para una colección de semejante valor. Los volúmenes se distribuyen a lo largo de varios pasillos de estanterías metálicas -incluso pueden ser consultados por investigadores y estudiosos, previa solicitud- pero la falta de espacio que aqueja al centro le obliga a compartir el sótano con otros fondos de la Berenguer que se apilan de la mejor forma que se puede en esta planta.
Aunque los ejemplares históricos de la colección están ordenados, conviven con cajas repletas de libros que se apilan en el suelo, mobiliario en desuso y hasta paraguas olvidados. Tampoco hay ventilación ni un sistema adecuado de climatización, con lo que el paso del tiempo se va notando en esta envidiable colección de libros a la que el olvido va pasándole factura.
Todos lo reconocen. Su situación no es la más adecuada y puede llegar a convertirse en un auténtico desastre si persiste en el tiempo. Lo que era una solución provisional se perpetúa ya desde hace siete años, demasiado. Y lo peor es que el Ayuntamiento está prácticamente igual que cuando fue trasladada la Biblioteca Lobo. Ni siquiera se sabe cuándo podrían empezar las obras de rehabilitación del histórico inmueble, además del tiempo que necesariamente precisa una actuación de esta envergadura.
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