Diez años a la espera de los polvorines
Una década después de la reserva de suelo emprendida por el Ayuntamiento para asumir el control de este medio millón de metros cuadrados, Fadricas sigue sin registrar avances
San fernando/Son los mejores suelos con los que cuenta La Isla. Algo más de medio millón de metros cuadrados que se extienden entre Caño Herrera y el centro comercial de Bahía Sur y la playa de La Casería. Un espacio de grandes oportunidades con vistas a la Bahía en el que hasta ahora se han dibujado idílicos corredores verdes, hoteles, amplios equipamientos deportivos y culturales, zonas exclusivas para el ocio y la hostelería... Y todo en medio de de un paraje natural único que guarda además auténticos tesoros en materia de patrimonio.
Nada de eso, evidentemente, se ha llegado a hacer todavía. No ha pasado nunca de ser meros compromisos políticos. Aunque todos -todas las siglas- son plenamente conscientes del enorme potencial que tienen estos suelos. Tampoco se hará nada a medio plazo. Los polvorines de Fadricas seguirán exactamente como están -como llevan ya una década- por mucho tiempo todavía.
Hace exactamente diez años que el Ayuntamiento -con Manuel de Bernardo (PA) al frente de la Alcaldía- quiso dar un golpe de mano al emprender la tramitación de un proyecto de delimitación de estos terrenos con la intención de forzar unas negociaciones con Defensa que estaban políticamente bloqueadas o, en última instancia, recurrir a la expropiación de los polvorines. Tras cinco años de frustradas tentativas -y todavía en pleno boom inmobiliario- el Ayuntamiento quería asumir el control de esta atractiva bolsa de suelo para afrontar su desarrollo. Sobre todo, como posteriormente reconocería el regidor andalucista, porque desde la Junta se planeaba llevar a cabo una operación similar en la que de entrada se había dejado al margen al Consistorio isleño, lo que precipitó la reacción municipal.
Fue en enero de 2007 cuando el gobierno municipal desveló estos planes, a los que dio forma en las siguientes semanas. El decreto en cuestión fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 29 de ese mismo mes. El resultado, a la postre, fue el convenio que posteriormente, en 2012, suscribiría el Ayuntamiento con todos los propietarios afectados por este proyecto de delimitación, un acuerdo de bases al que se sumaría también el Ministerio de Defensa como propietario mayoritario tras perder la batalla judicial que emprendió contra el Consistorio (la sentencia es de mayo de 2011).
La idea de desarrollar los suelos de los polvorines empezó a plantearse a finales de la década de los 90, cuando además Defensa acometió el desmantelamiento y traslado de estas dependencias militares. No obstante, fue a raíz del protocolo de intenciones que el Ayuntamiento y el Ministerio firmaron en 2002 cuando expresamente se aludió a la desafectación de estos suelos. Sin embargo, las negociaciones que se llevaron durante los años siguientes no consiguieron prosperar. Una tras otra, las propuestas de desarrollo que el Ayuntamiento intentaba negociar con Defensa fueron sistemáticamente rechazadas. El PSOE local denunció entonces el interés del Consistorio en propiciar un 'pelotazo' inmobliario con la construcción de más de 700 viviendas en la zona, razón -explicaba- por la que Defensa, entonces gobernada por los socialistas, se negaba a cerrar el acuerdo.
Al encontrarse con la puerta cerrada -y conocer los planes que la Junta por otro lado trataba de impulsar con respecto a estos suelos- el Ayuntamiento recurrió al golpe de efecto que en su momento fue el proyecto de delimitación y la explícita amenaza de expropiación que esta medida implicaba. Aunque lo cierto es que diez años después su resultado es discutible. El Ayuntamiento asumió el control de los terrenos, pero estos siguen sin desarrollarse. Y tardarán todavía en hacerlo.
La vigencia del convenio suscrito con los propietarios ha expirado hace ya tiempo. Y en todo caso, el acuerdo -según la información que manejan los servicios urbanísticos del Ayuntamiento- sería "inviable en su cumplimiento" ante las prescripciones del Plan del Corredor del Litoral que la Junta aprobó más tarde. Su desarrollo no es imposible, ni mucho menos. Pero debe atenerse a lo que disponen las normativas estatales y autonómicas, desde la Ley de Costas hasta la de Patrimonio Histórico, además del citado Plan del Corredor del Litoral.
Ahora bien, este medio millón de metros cuadrados de suelo se trata de un suelo no sectorizado, por lo que previamente su desarrollo requiere de un plan de sectorización. La propia alcaldesa, Patricia Cavada, lo recuerda. Y antes de meterle mano a los suelos no sectorizados del municipio la propia Ley de Ordenación Urbanística y el PGOU isleño sostienen que es necesario completar el desarrolllo de los suelos sectorizados, que son varios en La Isla.
"Hoy, en San Fernando, como suelos a desarrollar obligatoriamente antes que los polvorines de Fadricas están los de la Huerta de la Compañía, Retamarillo y San Joaquín", precisa la regidora. Todos ellos requieren de un plan parcial en primera instancia. Y solo hasta que lo tengan -aunque ese desarrollo no sea físicamente evidente- se podría iniciar el plan de sectorización de los polvorines.
Existen opciones para adelantar su desarrollo pero repercutirían de manera negativa en su urbanización e impedirían sacar el mayor provecho posible a ese potencial turístico, ambiental y comercial de la zona (aunque evidentemente se habla también de construcción de vivienda). Además, el estancamiento del sector inmobilario hace difícil plantear ahora mismo una inversión de semejante calado.
Para el Ayuntamiento hay otras prioridades "por imperativo legal" como son esos suelos de la Huerta de la Compañía, Retamarillo y San Joaquín, además de lo que desde el punto de vista urbanístico supone el desarrollo de la estrategia EDUSI, que requerirá de sistemas de actuación concretos en el parque metropolitano de La Magdalena, las áres de reforma interior planteadas en gallineras, el parque del Este en la Ronda del Estero...
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