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Los privilegios de la Biblioteca Lobo

Cultura

La UCA organiza unas visitas a las biblioteca ubicada en el Ayuntamiento de San Fernando dentro de la jornada de la Noche de los Investigadores

Los fondos de la Biblioteca Lobo regresan a la Casa Consistorial tras la rehabilitación

Investigadores de la UCA muestran un ejemplar de la Biblioteca Lobo. / Julio González

San Fernando/"Sois unos privilegiados". Así debe sentirse el grupo de personas que se inscribió para hacer la visita a la Biblioteca Lobo de San Fernando por las joyas bibliográficas que se abrieron ante sus ojos, y que no forman parte de los libros que habitualmente se muestran al público. La cita forma parte de las actividades organizadas por la Universidad de Cádiz (UCA) con motivo de la Noche de los Investigadores.

"La Noche de los Investigadores es una jornada europea de divulgación científica. A nivel andaluz lo gestiona la fundación Descubre. En Cádiz es la UCA la que coordina la actividades. Estas visitas -antes del grupo de adultos acudía un grupo de alumnos- son unas de las iniciativas previas a la jornada del día 30", explica el coordinador, Pablo Donato Pablos. A unos metros, curiosos y atentos, los visitantes escuchan y preguntan, hacen observaciones y se admiran de las excelencias de la Biblioteca Lobo.

Diego Moreno, del grupo de la UCA que se encarga de las explicaciones, da detalles de la conservación de los libros. Entre otras cosas, cuenta que las estanterías de pino de la antigua biblioteca se descartaron durante la rehabilitación del Ayuntamiento por su mal estado, incluida la presencia de insectos que habían pasado al papel. O que las vitrinas de cristal porque el lugar se mantiene a 21,5 o 22 grados para mantenerlos. "En estos dos años los libros se han ido adaptando, tras 15 años guardados han ido soltando humedad", apunta.

Una de las estanterías de la Biblioteca Lobo. / Julio González

Lo sabe con conocimiento de causa, Moreno se encarga junto al archivero municipal, José Luis López Garrido, de acondicionar la biblioteca, de su instalación -también de limpiar y pequeños arreglos de los libros-, de la recatalogación porque "solo existen las fichas de papel". "Será una catalogación digital, con un código QR", aclara. En proyecto tienen integrar la Biblioteca Lobo en la Red de Bibliotecas Históricas del Ministerio de Cultura.

La biblioteca es un regalo del marino Miguel Lobo y Malagamba. En su segundo testamento dona a la ciudad la biblioteca y su colección de autógrafos. No hay constancia de cuántos ejemplares de los actuales forman parte de la donación original y cuáles se fueron incorporando posteriormente. Porque la Biblioteca Lobo fue durante mucho tiempo la única biblioteca pública de La Isla, con libros de Medicina, Marina, Filosofía, Teatro y de Viajes, que fue engordando con nuevos ejemplares. Guarda incluso un Diccionario de Maorí, "del que solo tenemos constancia de su conservación en Hawái en facsímil".

Ascensión López Vázquez refiere la historia de la Armada como introducción a los libros extraordinarios que muestra a los presentes. En 1714 se crea una sola Armada Real, frente a las armadas diversas diseminadas por América y el litoral español, y poco después nace el Departamento Marítimo de Cádiz. La Academia de Guardiamarinas se crea para dar una formación integral al marino por la influencia de las ideas ilustradas. Patiño, primer intendente general de la Marina, "quiere el marino perfecto".

Tomos con la información recopilada por Ulloa y Jorge Juan en su expedición para medir las dimensiones de la Tierra. / Julio González

"Estos dos libros muestran que la Marina también estudiaba la ciencia", comenta. A su espalda sobre una mesa grande descansan los tomos que recoge los resultados de la expedición científica que emprenderían Jorge Juan y Antonio de Ulloa para conocer la verdadera forma de la Tierra a partir de la medición del arco del meridiano terrestre en el Ecuador. "Antes los mapas no eran fieles a la realidad", aclara. Entre sus páginas guardan información e imágenes cartográficas de la costa del Pacífico sur, donde se observan el uso de un sistema de triangulación, reproducciones de perfiles de las costas, pero también datos sobre los territorios explorados sobre su folclore, sus costumbres, su comercio o su historia natural.

"Esta biblioteca es única", defiende David Garrido que se centra en dos ordenanzas de la Armada, "la únicas que se conservan hoy". "Los textos legislativos suelen ser los primeros que desaparecen de los archivos", matiza. Las Reales Ordenanzas de la Armada de 1748 recogen un amplio articulado que regula el funcionamiento del Departamento Marítimo.

Además de estas dos joyas bibliográficas los investigadores de la UCA enseñan otras al grupo de visitantes. Jesús Martínez advierte de que son "unos privilegiados" porque ante sus ojos se abre el primer Diccionario de la Lengua Castellana de 1729, una donación a la ciudad del Rey Felipe V. "Tenía una personalidad bipolar y en un periodo de depresión la Reina plantea un viaje a La Isla porque desde aquí se veía la llegada de flota de América. La Isla se convierte entonces en la capital del Reino. Aquí le traían regalos y uno fue este", desvela. Sobre la mesa se encuentra el tomo II, el que Felipe V tuvo en sus manos precisamente.

En un extremo de la mesa se abre la Encyclopédie, de Dideroc, en una primera edición francesa, de la que la Biblioteca Lobo conserva la obra completa, los 35 volúmenes, con sus reproducciones de animales como ejemplo de las imágenes recogidas en la obra.

Los participantes de esta iniciativa de la UCA se llevan de la visita imágenes captadas con su móviles de estos ejemplares y una última curiosidad, la firma de Fernando el Católico en un documento que Diego Moreno decide enseñar.

Un grupo de visitantes, en la Biblioteca Lobo en San Fernando. / Julio González

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