La caída de un muro del cementerio de los ingleses evidencia su ruinoso estado

Los bomberos acordonan los accesos a la zona tras el desplome La conservación del recinto, catalogado como BIC desde 2012, se ve seriamente amenazada dado su alarmante deterioro

Fotografía tomada esta semana tras la caída del muro del cementerio de los ingleses.
Arturo Rivera San Fernando

08 de enero 2016 - 01:00

El ruinoso estado de conservación del cementerio de los ingleses, instalaciones catalogadas desde 2012 como Bien de Interés Cultural (BIC) al considerarse parte del legado de Las Cortes y de la Constitución de 1812, se ha agravado esta semana tras venirse completamente abajo uno de los muros perimetrales del recinto, lo que ha llevado incluso a los bomberos a acordonar el acceso a la zona ante la posibilidad de que se den nuevos desplomes dada la penosa situación de la estructura.

La caída del muro pone de manifiesto la prolongada situación de abandono de estas instalaciones históricas a pesar de su elevado grado de protección, de la importancia que tienen para La Isla como parte de su patrimonio más destacado y de los planes que desde hace más de una década se barajan para su recuperación y que se vinculan también al proyecto de regeneración de la playa de La Casería, olvidado también desde hace tiempo. Lo ocurrido, desde luego, no ha sido ninguna sorpresa tras las reiteradas voces de alarma que se habían dado en los últimos tiempos ante el estado en el que se encontraban estas instalaciones. Izquierda Unida, de hecho, trasladó al pleno este problema en abril de 2014 para reclamar su recuperación.

El cementerio de los ingleses, según Miguel Ángel López Moreno, que lleva años investigando el tema y que prepara la publicación de un concienzudo estudio acerca de su historia, fue construido en 1809 para dar sepultura a soldados franceses fallecidos en el recién habilitado hospital de la población de San Carlos y estuvo en activo hasta 1911.

Se trata de una construcción rectangular dirigida por el ingeniero militar Antonio Prat -de reconocida y prestigiosa trayectoria- y realizada a base de piedra ostionera, que se ha ido desmoronando tras décadas sin uso y sin que se llevara a cabo intervención alguna para frenar su acuciante deterioro. El cementerio ocupa una superficie de 2.760 metros cuadrados y se incluye también en el catálogo de elementos objeto de una singular protección que incluye el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En las actuaciones que en distintos momentos se han barajado para su recuperación se planteaba su transformación en un parque que enlazaría con un paseo marítimo por La Casería, así como la recuperación de su característica portada única y la consolidación de los muros y estructuras conservadas.

La caída de una de las paredes laterales del recinto supone sin duda una seria amenaza para la conservación de este cementerio histórico, cuya degradación ha llegado a un extremo preocupante. El Ayuntamiento, a través de la concejalía de Desarrollo Urbano, ha inspeccionado la zona tras lo ocurrido y la posterior intervención de los bomberos. Prepara un informe que espera tener concluido hoy mismo y que remitirá a Defensa y a la Delegación Territorial de Cultura, al tratarse de un elemento catalogado como BIC y, por tanto, competencia también de la Administración autonómica.

La alcaldesa, Patricia Cavada, en declaraciones realizadas a este periódico, recordó ayer que se trata de suelo militar y de unas instalaciones que todavía hoy siguen en manos de Defensa, por lo que la capacidad del Ayuntamiento para intervenir ante la degradación de este BIC está muy limitada a pesar del evidente problema de seguridad en el que se ha convertido. Con todo, precisó, con el informe de Urbanismo instará a una y otra administración para que tomen cartas en el asunto.

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