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Las dos caras de una joya natural

Tras la imagen de suciedad en La Magdalena, el caño enseña a quienes lo recorren un paisaje que sorprende Isla kayak limpia la Isla del Vicario, donde se acumulan muchos residuos

lugar donde confluyen las corrientes, y luego para transportar los desperdicios. 3. Momento de la recogida de basura en la Isla del Vicario. FOTOS 1 y 2: rioja
Amaya Lanceta San Fernando

22 de octubre 2013 - 01:00

Bolsas y botellas de plástico, restos de vidrio, cartones, maderas o materiales metálicos (como carritos de la compra) forman parte del paisaje del caño de Sancti Petri, su parte más visible. Sin embargo, este espacio cuenta con lugares sorprendentes, que maravillan a los ojos que lo descubren más allá del borde más cercano a la zona urbana. Son las dos caras de una joya natural, de la que no son conscientes los ciudadanos, que deben aprender a cuidarla, entre otras cosas dejando de arrojar en él o sus inmediaciones basura que no hacen sino degradar este patrimonio medioambiental.

"La gente se sorprende, se maravilla, cuando les enseñamos el Parque Natural desde sus aguas", cuanta Andrés Barba, monitor de Isla Kayak, que el sábado pasado organizó una actividad de recogida de residuos en la zona conocida como la Isla del Vicario, un punto en el caño "estratégico" donde confluyen las corrientes lo que arrastra hasta el lugar toda clase de materiales. El sitio, señalan desde la escuela de piragüismo resulta una belleza natural, con los restos de una casa salinera, pero también presenta mal aspecto dejando ver una acumulación llamativa de desperdicios. Este fin de semana consiguieron retirar numerosas bolsas llenas de esta basura. "No sé cuánto sacamos de allí, pero fueron muchas bolsas de botellas de plástico, de vidrio... Dejamos la madera que es biodegradable", comenta Barba.

Aunque estaban invitados los ciudadanos a colaborar en estas tareas, el tiempo no acompañó la jornada y sólo participaron cinco personas. La marea era propicia para actuar cuando se había previsto, y la tarde dio para mucho.

Cuando la marea baja, incluso hasta unos cuatro metros, queda visible el fango y algunos desperdicios pero eso no impide que en la pleamar la navegación resulte una experiencia fantástica para quienes aman la naturaleza. "Muchos se sorprenden del Parque Natural, no se lo esperan. Nos pasa en todas las rutas que hacemos, que se escogen en función de los coeficientes de marea o el tiempo", explica el monitor de Isla kayak.

Ésa es la buena cara de este espacio natural, que tiene una cara amarga: la que muestra en la parte urbana, como puede ser la zona de La Magdalena. "Muchas veces tiran ahí los restos del botellón", las botellas de cristales, vasos o plásticos. "Es una pena que no haya nadie de limpieza que trabaje allí de manera más constante", reconoce. A eso se suma las consecuencias del mercadillo de los jueves, como ya denunció en su momento el colectivo ecologista Los Jartibles de la Bahía que hablaba de las bolsas de plástico, los cartones, las botellas o los restos de envoltorios de comida que quedaban en la zona y terminaban en el caño. Entonces pedían que alguien limpiara mientras durara la actividad comercial. Barba propone además que se coloque una valla cerca del borde litoral para que queden en ella enganchados los restos que el viento arrastra hacia las aguas. Y por supuesto ayudará ser consciente del daño que se hace al tirar cualquier tipo de basura, para no hacerlo más.

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