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Fan Pin Race de San Fernando
San Fernando/La mañana es para los fanpineros. Son los héroes, hombres y mujeres capaces de afrontar el gran reto del fango y de meterse en la piel de un infante de marina por unas horas para arrastrarse por el lodo, reptar por debajo de obstáculos, sortear empalizadas... Y correr, claro. Y echar una mano al de al lado porque nunca se deja a nadie atrás.
Pero no se confundan. No es una cuestión de preparación física. O no del todo, al menos. Hay que saber moverse por el fango, que aquí es el gran enemigo a batir. Y eso no lo sabe hacer todo el mundo. Es una prueba que en el Tercio de la Armada lleva décadas haciéndose para que los infantes de marina aumenten la capacidad de resistencia a la fatiga. Así que pueden hacerse una idea de lo que les espera a los que se atreven con estos infernales ocho kilómetros. Desde luego, es cosa de valientes. Al resto solo le queda aplaudir y animar desde afuera mientras los participantes lo dan todo.
Y desde luego cada año son más los que se atreven. La apertura de la Fan Pin Race a los civiles -este año ha sido la tercera edición que se celebra bajo el nombre de Miguel de Cervantes a modo de homenaje al pasado militar del escritor que batalló en Lepanto- no solo es todo un éxito de participación sino que cuenta además con mayor proyección que cualquier otra prueba deportiva que se celebre en La Isla. La carrera, que además tiene un carácter solidario ya que reparte luego el dinero de las inscripciones entre distintas entidades sociales y de ayuda mutua, tiene un gran futuro por delante.
Este año se aumentó el cupo de corredores hasta 650. Y se cubrió sin dificultades. La carrera extrema llama la atención a los amantes de los retos, para los que acabar la carrera del fango y completar el entrenamiento de un infante de marina es todo un desafío. Porque, en definitiva, se trata de eso: de un reto, de resisitir y llegar hasta la meta en menos de tres horas. Es el gran premio de la Fan Pin. Pero, además, la Fan Pin engancha. La mayoría de los que lo consigue repite al año siguiente incluso con más ganas.
La carrera ha partido a las diez en punto de la mañana y se ha vivido en un ambiente de lo más festivo. El comandante general de Infantería de Marina, el general de división Antonio Planells Palau, y la alcaldesa, Patricia Cavada, se han encargado de hacer los honores en las proximidades de La Clica, la zona que en el TEAR se conoce como 'segundo campamento'. Los 650 fanpineros han calentado durante el primer tramo, que es que recorre las instalaciones militares colindantes, para posteriormente cruzar el Caño 18 y lllegar a la llamada isla del Pino. Ese cruce ha sido su primer contacto con el fango.
Luego, tras bordar el islote, los corredores han regresado a La Clica para sorter distintos obstáculos: hileras de neumáticos, empalizadas... Ahí se han empezado a ver las primeras caras de cansancio entre algunos de los participantes. Pero todavía quedaba lo peor: 1,8 kilómetros de puro fango antes de llegar a la meta y cuando el cuerpo acusa ya el rigor de la carrera extrema.
A gatas, deslizándose o de espaldas. Son las tres técnicas que se emplean para salvar la carrera del fango. Cada uno escoge la que mejor le va. El TEAR colgó incluso un vídeo para explicar las técnicas y así ayudar a los participantes. Pero, claro, una cosa es la teoría y otra la práctica. Y lograr vencer el cansancio, la fatiga. El primero en llegar a la meta lo ha hecho en poco más de 50 minutos.
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